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Salud digital, la clave para abordar la digitalización

El Gobierno de La Rioja aplica con éxito un proyecto de innovación educativa con el que forma a centros escolares y al profesorado en salud digital, un concepto que se preocupa por la relación de los alumnos con las nuevas tecnologías y del que Guillermo Cánovas es pionero.
RedacciónMartes, 17 de noviembre de 2020
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La salud digital se interesa, entre otras cuestiones, por la empatía digital o la gestión de las emociones virtuales de los alumnos. © LINCOLN

En 2015 Guillermo Cánovas publica Cariño: he conectado a los niños, la primera guía de salud digital para padres, alumnos y profesores que se edita en España. Desde entonces, el concepto de salud digital ha ocupado la labor investigadora de este profesor y experto en temática adolescente, que ahora lleva a la práctica en colegios de La Rioja a través del proyecto de innovación educativa (PIE) El uso saludable, seguro y responsable de la tecnología en la mejora de la convivencia.

El proyecto, implantado por la Consejería de Educación de La Rioja y en el que ya han participado 25 centros, va por su segunda edición y se enmarca dentro del Programa de Cooperación Territorial de Orientación y Refuerzo para el Avance y Apoyo en la Educación, del Ministerio de Educación y Formación Profesional, con la cofinanciación del Fondo Social Europeo. Su objetivo es proporcionar a centros y profesores de la región estrategias y conocimientos que van desde el uso saludable de la tecnología hasta la adquisición de nociones sobre legislación aplicada a internet, pasando por la detección de situaciones de riesgo del alumnado, como el ciberacoso.

Son cuestiones que se enmarcan dentro del concepto de salud digital, que para Cánovas descansa sobre cinco pilares: el impacto técnico en los alumnos (desde el punto de vista físico y psíquico), la conectividad móvil, las redes sociales, la seguridad digital y la comunicación online. Algunas de las incógnitas que se plantean en esta línea son: ¿a qué edad es recomendable que los niños tengan su primer móvil? ¿Cómo se va configurando la identidad digital de un adolescente? ¿Cómo podemos anticiparnos ante un posible caso de tecnoadicción? ¿Qué hacer ante una situación de ciberacoso? 

Responsabilidad

Cánovas, que actualmente también dirige el Observatorio para la Promoción del Uso Saludable de la Tecnología EducaLIKE, recuerda que los alumnos no solo demandan información sobre seguridad. Propone, por ello, agregar los conceptos de salud y responsabilidad: “La salud digital implica desde el trabajo sobre su reputación digital y el establecimiento de formas de relación saludables en internet, hasta los problemas derivados del exceso de información: cómo encontrar lo que necesito en Google y cómo verificarlo. Desde la utilización correcta de WhatsApp hasta cómo manejar la obsesión por los ‘me gusta’ en Instagram”.

Cánovas advierte que “la mayoría de centros no es consciente de la importancia de las redes y está lejos de tener la sensibilidad y los medios para afrontar ese reto”. En este sentido, señala que “es muy importante que entiendan que todo lo que suceda entre sus alumnos en el entorno digital va a tener una relación con el entorno físico del colegio”. También alerta de un problema muy generalizado en los centros y del que pocas veces son conscientes: la usurpación de identidad: “Suelen ser exalumnos que han creado un perfil del colegio; estas situaciones se dan porque no hay personal que se encargue de que el centro tenga presencia en las redes sociales, por tanto, no controlan lo que en ellas se publica”.

Guillermo Cánovas, director de EducaLIKE: "

La salud digital va desde el trabajo sobre la reputación digital del alumno hasta su obsesión por los ‘me gusta’ en Instagram

"

Todas estas cuestiones se vuelcan en el proyecto desarrollado por Cánovas, para el que la Consejería de Educación selecciona cinco centros sostenidos con fondos públicos. Una vez seleccionados, el equipo directivo debe informar al Claustro de la solicitud de participación en el mismo y se solicita la inscripción de, mínimo, dos docentes que impartan enseñanzas en los cursos comprendidos entre 5º de Primaria y 2º de ESO. Uno de los profesores del equipo de trabajo asume las funciones de coordinador y debe enviar los cuestionarios iniciales de convivencia al alumnado implicado. Posteriormente, debe remitir los resultados al responsable, junto con el plan de convivencia del centro.

El proyecto se materializa en cuatro ámbitos de actuación. El primero se centra en analizar el clima escolar del centro, a través de un cuestionario anónimo que es cumplimentado por los alumnos y profesores de los niveles implicados en el PIE. Una vez obtenidos los resultados, el ponente del proyecto realiza un análisis DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades), que concluye en un informe individualizado.

Asesoramiento

El segundo ámbito contempla un curso de formación semipresencial de 25 horas para el profesorado, en el que se abordan contenidos como el acceso a la información en internet, la privacidad y la reputación digital. Además, se tratan cuestiones como la gestión de las emociones virtuales, los procesos cognitivos detrás de las TIC o la empatía digital, y dedica todo un apartado a las tecnoadicciones y el ciberacoso. 

Un tercer ámbito forma al equipo de trabajo del centro para analizar su propio plan de convivencia y proponer así las mejoras necesarias. Para ello, cada centro cuenta con asesoramiento externo e individualizado. En esta fase, también se hace entrega del material didáctico para trabajar posteriormente con los estudiantes de los niveles implicados.

El proyecto concluye con una última parte de desarrollo de actividades con los alumnos. Los docentes tienen que diseñar, al menos, dos unidades didácticas del material anteriormente proporcionado y cumplimentar finalmente una ficha de documentación con la valoración de las actividades de su aula.

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