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Una total normalidad que se intenta desvirtuar

17 de noviembre de 2020
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Justo estamos asistiendo a la tramitación final en el Congreso del proyecto de la Lomloe y, como cada vez que se debate una nueva ley, vuelve a aparecer la controversia con la asignatura de Religión. Las propuestas van desde sacarla del horario lectivo (Unidas Podemos o Más País) a hacerla evaluable y computable (Vox). Pero más allá de las posturas clásicas, es importante tener en cuenta la experiencia de los propios protagonistas: alumnos, padres y profesores. Lo primero que hay que tener en cuenta es el porcentaje de alumnos que cursa esta asignatura, y que se sitúa en el 64,5% en todo el país, según datos del Ministerio. Y lo segundo, y más importante, es que la clase de Religión no es considerada un problema por parte de sus protagonistas. Tanto los alumnos como sus padres la consideran una materia útil; y los profesores son valorados y respetados por los compañeros del Claustro. Una completa normalidad que se intenta desvirtuar por cuestiones políticas.

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