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Antonio Allende: “Nuestro proyecto educativo se basa en formar hombres y mujeres para los demás”

El delegado de Educación de la Compañía de Jesús explica cómo, a través de perspectivas ignacianas, forman alumnos con pensamiento crítico y responsables con su entorno.
Alba BartoloméMartes, 26 de enero de 2021
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Antonio Allende ingresó en la Compañía de Jesús en 1978. © JESUITAS

Antonio Allende, delegado de Educación de la Compañía de Jesús en España, es el encargado de coordinar el funcionamiento de los 70 centros educativos del país, así como de asesorar a las diferentes provincias jesuitas en materia de Educación. La orden religiosa, fundada en 1534 por Ignacio de Loyola, basa su proyecto educativo en la Psicología Ignaciana que enseña al alumno a ser, pensar y aprender. Educar a los alumnos no solo para el mundo laboral, sino también en valores, como el compromiso con la sociedad, es la base del éxito para conseguir «ciudadanos globales».

De forma general, ¿cómo resumiría el proyecto educativo de la Compañía de Jesús?
— Nuestro proyecto educativo es de servicio a la humanidad. Queremos ayudar a los alumnos a que encuentren su lugar en el mundo, su vocación. Para ello tenemos en cuenta lo que llamamos las cuatro C: ser consciente, una persona reflexiva capaz de hacer un buen análisis del mundo; competente, tener las herramientas necesarias para hacerlo; compasivo, hacerse cargo de la realidad; y comprometido, dedicar su vida al servicio de este proyecto para alcanzar la justicia.

¿Cuáles son los aspectos diferenciadores que destacaría del proyecto?
— Respecto a otros proyectos de corte cristiano, destacaría la Pedagogía Ignaciana. Basada en la espiritualidad de Ignacio Loyola, esta pedagogía constituye un aprendizaje en forma de círculo para el alumno. En primer lugar, se estudia el contexto, lo que permite a los alumnos ser conscientes de lo que hay a su alrededor. El siguiente paso es la experiencia que le permite conocer de primera mano lo que está ocurriendo. Después de una etapa de reflexión llega el compromiso, la necesidad de hacer algo, para posteriormente cerrar el círculo con una evaluación de lo vivido.

Una de las premisas es «enseñar a pensar».
—Creo que si nos caracterizamos por algo es por la enseñanza del pensamiento crítico, no solo en cuanto a uno mismo, sino también en cuanto a las posibilidades propias y al mundo.

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Promovemos la excelencia educativa, queremos que cada alumno alcance la mejor versión de sí mismo

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¿Cómo se consigue?
—A través de perspectivas ignacianas como la Ciudadanía Global. Queremos conseguir ciudadanos globales conscientes de su lugar y responsabilidad, local y global. Consideramos que una persona que está comprometida con el mundo conseguirá desarrollar un pensamiento crítico. En un momento en el que parece que lo único que se le pide a la enseñanza es generar gente preparada para incorporarse al mercado laboral, queremos ayudar a que la persona se forme como algo más que como fuerza de trabajo. Los alumnos deben «aprender a ser».

Cada alumno «aprende a ser» de una manera distinta, ¿cómo se favorece la atención individualizada?
—Nuestro modo de proceder se basa en el acompañamiento y la atención personal. Intentamos promover la excelencia educativa, es decir, queremos que el alumno alcance la mejor versión de él mismo. Se trata de encontrar las capacidades para que una persona se desarrolle para ser cada día más excelente. Lo ideal sería que se pudiese atender de forma especializada a cada alumno, algo que, aunque hoy por hoy sea imposible, puede darse de cierta forma buscando la mejor versión de cada uno.

¿Qué proyectos se llevan a cabo para conseguir una escuela más inclusiva?
La implantación en algunos de nuestros centros de Aulas Cooperativas Multitarea tienen como fin conseguir una escuela más inclusiva y convertir las aulas en lugares que permiten agrupamientos flexibles, diferentes ritmos de aprendizaje y la interacción cooperativa del alumnado y el profesorado.

La Covid-19 ha convertido la Educación en un reto sin precedentes, ¿cuál es su evaluación?
— La evaluación de la primera parte de la pandemia, el confinamiento, fue en general muy positiva. Para el personal docente supuso una carga anímica y de trabajo muy grande, de la cual posiblemente todavía no nos hemos recuperado. No podíamos volver en septiembre como si nada hubiese pasado, por ello, creamos el proyecto Vuelta a las Aulas, para que toda la comunidad educativa pudiese empezar el curso sanando todo lo que había vivido durante los últimos meses, gracias a actividades espirituales de reflexión.

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La Educación no puede ser solo la transmisión de contenidos, sino que debe crear objetivos

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¿Qué se le pide a un docente que quiera formar parte del proyecto?
— Que sea samaritano, maestro y testigo, es decir, que ayude a los demás, transmita conocimientos y sea testimonio de lo que está enseñando.

¿Y a las familias?
— Las familias son lo verdaderamente importante. El proyecto educativo lo tienen ellas, nosotros solo ayudamos a conseguirlo. Por lo tanto, es importante que haya participación, diálogo y formación. En nuestro caso, dependiendo del centro tenemos mayor o menor implicación de los núcleos familiares, pero en general la respuesta es buena.

En una frase, ¿cómo resumiría el objetivo del proyecto educativo?
— Formar hombres y mujeres para los demás.

Para conseguirlo, la Educación en valores es imprescindible…
— Creo que es fundamental. La Educación no puede ser solo la transmisión de contenidos, sino que debe crear objetivos en las personas y ayudarles a alcanzarlos, siempre diferenciando lo que está bien de lo que está mal, es decir, transmitir valores cristianos para que un alumno pueda conseguir su proyecto vital. Estos valores están implícitos en nuestra cultura, si dejamos de transmitirlos estaríamos perdiendo una parte muy importante de nosotros.

¿Cómo se adaptan los valores cristianos en un proyecto educativo multicultural?
— La clave está en no ocultar de dónde sale nuestro proyecto educativo y dar a los alumnos libertad, siempre desde el respeto, de acoger o no las actividades que ofrecemos. Tenemos muchos alumnos de otras religiones que se sienten cómodos con lo que transmitimos porque, al fin y al cabo, son valores universales.

Experiencia educativa

  • La Compañía de Jesús tiene una experiencia educativa de más de cuatro siglos y medio y una red mundial de 4.000 centros educativos. Se inspira en la visión cristiana de Ignacio de Loyola, el fundador de la orden, quien buscó generar en los sujetos experiencia e interiorización que les motivara a una acción transformadora del mundo.
  • En España hay un total de 70 centros educativos, todos mixtos y con al menos algunos de sus niveles concertados, extendidos por 31 ciudades y 27 localidades. Abarcan todas las etapas de formación, desde el primer nivel de Infantil hasta Bachillerato.
  • Para la Compañía de Jesús educar es, además de transmitir conocimientos, posibilitar una experiencia personal, creando actitudes que generen acciones. La Compañía ofrece un proyecto educativo basado en la búsqueda de la excelencia y educa en valores para ayudar a cada alumno a encontrar su vocación.
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Comentarios

  1. Nuestro proyecto educativo se basa en formar hombres y mujeres para los demás | San Estanislao de Kostka
    27 de enero de 2021 17:15

    […] […]