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La orientación profesional es la clave

José Mª de Moya
Director de Magisterio
26 de enero de 2021
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Mucho se ha escrito y más que se tendrá que escribir sobre la importancia de impulsar y prestigiar la Formación Profesional. Esta es, sin duda, una de las prioridades que nos hemos marcado como país porque conecta con la necesidad de reequilibrar nuestro sistema formativo, que es lo mismo que reequilibrar nuestro mercado laboral y, en último término, nuestro sistema productivo.

Ya sabemos de esa deformidad tan nuestra, tan hispana, con un exceso de población por abajo, con nula o escasa cualificación, y otro exceso de población por arriba con excedente de titulados universitarios y posgrados. Hagamos memoria. Mientras en Europa nos avergonzaban con nuestras insoportables cifras de fracaso escolar, nuestros políticos –acomplejados– se dedicaban a crear universidades en cada capital de provincia, porque había que democratizar el acceso a la universidad para que no siga siendo un coto de las élites, etc., etc. En este ambiente, poco espacio había para hablar de la Formación Profesional y casi mejor porque cuando se hacía era con condescendencia.

Ya sabemos de esa deformidad tan nuestra, tan hispana, con un exceso de población por abajo, con nula o escasa cualificación, y otro exceso de población por arriba con excedente de titulados universitarios y posgrados

Afortunadamente, mucho ha cambiado la imagen, pero sobre todo, la realidad de la FP en nuestro país. Es el momento de rendir homenaje a las numerosas iniciativas puestas en marcha fundamentalmente desde el tercer sector y desde la Administración. Fundación Bertelsmann, Fundación Bankia, la Asociación FP Empresa y muchas otras. Toca valorar el gesto que tuvo el actual Gobierno al denominar a la cartera de Educación, por primera vez en la historia, como Ministerio de Educación y Formación Profesional y que no quede en un simple gesto sino que se esté plasmando en acciones de gobierno y, sobre todo, en recursos económicos.

En todo caso, todo esto será lamentablemente insuficiente si no vamos a la raíz del desequilibrio que no es otra que apostar por una buena orientación profesional en la Secundaria. Podremos tener los mejores profesores de FP, los centros mejor dotados, el mejor catálogo de cualificaciones profesionales, la mejor conexión con las empresas… pero como no consigamos que la Formación Profesional sea valorada por los usuarios –nuestros estudiantes– habremos malgastado esfuerzos. Por eso, me ha alegrado que en las Jornadas virtuales de Orientación Profesional que se celebrarán los próximos 25 y 26 de febrero y a las que ya se han registrado más de diez mil estudiantes de 4º de ESO y Bachillerato, vaya a estar presente también la Formación Profesional. Aún en perfil bajo, pero es un primer paso.

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