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Maite Aymerich: “El enfoque competencial ha estado ausente en el Bachillerato”

A la espera de los decretos del Ministerio, Cataluña trabaja ya en el marco para desplegar un nuevo Bachillerato.
Saray MarquésMartes, 16 de febrero de 2021
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Aymerich y su equipo están reformulando el Bachillerato en Cataluña. © DEPARTAMENT D'EDUCACIÓ

La Lomloe dará paso a un Bachillerato más competencial, abierto, flexible y personalizado desde el curso 2022-23. En Cataluña ven con ilusión esta oportunidad de cambio.

¿Es urgente la reforma del Bachillerato?
–El distanciamiento entre los contenidos que se imparten en el Bachillerato y la realidad en que viven los estudiantes de Bachillerato es extremo. A menudo no se identifica ningún sentido en aquello que se debe aprender, o solo se identifica uno, el examen de acceso a la universidad. El enfoque competencial que implica un uso eficaz de los aprendizajes en situaciones problemáticas, en la resolución de retos, en el estudio de casos o en la participación en debates o polémicas sobre situaciones sociales, económicas, ambientales, etc. ha estado ausente en el Bachillerato. Por tanto, sí, es una necesidad imperiosa y la Lomloe debería ser el marco para la implementación de este Bachillerato riguroso de enfoque competencial.

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A menudo no se identifica ningún sentido en aquello que se debe aprender, o solo se identifica uno, el examen de acceso a la universidad

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¿Qué debe ser esta etapa?
–Debe tener sentido en sí misma. Hacer que los jóvenes desarrollen criterio sobre el mundo que les toca vivir y se incorporen al mundo adulto y la vida social con los conocimientos e instrumentos para seguir aprendiendo. Encontrar el equilibrio entre la Educación de la ciudadanía en su etapa de desarrollo, proporcionar una cultura integral sólida y aportar gusto por el trabajo intelectual riguroso que prepare para el itinerario académico-profesional posterior.

¿Más competencias o más contenidos?
–Es esencial que en el Bachillerato se desarrolle el pensamiento analítico, crítico, creativo, la gestión de la información y la comunicación, el trabajo en equipo y la gestión autónoma del aprendizaje. Todo esto requiere de contenidos, sin ellos es imposible desarrollar ninguna competencia. Pero la correspondencia es en las dos direcciones, los contenidos que nos darán acceso a la comprensión del funcionamiento del mundo también tienen sentido porque nos van a ayudar a desarrollar todas estas estructuras de conocimiento.

¿Cómo es un Bachillerato competencial?
—Desde cada materia hay que definir los aprendizajes esenciales para la continuidad formativa y situarlos en los contextos para su desarrollo competencial. Se deben hacer presentes las problemáticas locales que entroncan con problemáticas globales, que únicamente podemos entender y sobre las que únicamente podemos actuar si disponemos de un buen bagaje de conocimientos. Aquí están las materias que promueven aprendizajes profundos y duraderos, no efímeros y sin sentido enfocados a superar un examen.

Pero no solo eso. Tenemos la oportunidad de diseñar un Bachillerato abierto, donde se reconozcan actividades formativas diversas, de lenguas extranjeras, de carácter profesional o de servicio a la comunidad que se desarrollan al margen del centro educativo. Un Bachillerato flexible que multiplique los itinerarios y conceda una mayor capacidad de diseñar una trayectoria educativa personalizada y que pueda servir de orientación a aquellos jóvenes que todavía no han definido claramente cuál va a ser su camino académico o profesional.

El trabajo realizado hasta ahora por la Direcció General de Currículum i Personalització del Departament d’Educació se ha centrado en generar los marcos donde se puedan desplegar estas ideas, acorde con el articulado de la Lomloe y a la espera de los decretos correspondientes que debe publicar el Ministerio.

¿Los exámenes también serán distintos?
—Si el currículo fomenta el planteamiento de situaciones contextualizadas donde se debe interpretar, aplicar el aprendizaje para resolver un problema, gestionar información para construir argumentaciones (que no es lo mismo que repetir una argumentación presente en el libro de texto), razonar críticamente para valorar una intervención…, si somos capaces de promover este tipo de intervención en el aula, más que contenidos memorísticos los exámenes evaluarían aprendizajes competenciales. Si en el decreto de currículo básico del Bachillerato (y también de la Educación Obligatoria) caemos en la trampa de incluir largas listas de contenidos, habremos perdido la oportunidad de transformar algo. Creo que estamos a tiempo.

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Si en el decreto de currículo básico caemos en la trampa de incluir largas listas de contenidos, habremos perdido la oportunidad de transformar algo

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¿Puede cambiar el Bachillerato si no cambia la PAU?
–La Lomloe es muy clara a este respecto. En el artículo 39, apartado cuarto dice: «Las Administraciones educativas y las universidades organizarán la prueba de acceso y garantizarán la adecuación de la misma a las competencias vinculadas al currículo del Bachillerato».

Si cambia el Bachillerato, la PAU debe cambiar, debe ajustarse a las competencias vinculadas al currículo, es inevitable. Y también deseable. Consideramos que debe cambiar tanto la estructura de las pruebas como el contenido de los exámenes.

En primer lugar, para medir la madurez de un alumno o alumna, no es necesario que realice hasta ocho exámenes en Cataluña. En segundo lugar, deberíamos ser capaces de plasmar el enfoque competencial en el desarrollo del currículo de cada materia del Bachillerato.

¿Se están inspirando en algún país del entorno? 
–Hemos analizado distintos modelos. Es interesante la flexibilidad del Bachillerato en Nueva Zelanda, o la opcionalidad en el Quebec. Todo aquello que nos ha parecido interesante se ha intentado encajar en nuestro propio modelo, que, como es lógico, debe también conectar con los últimos cursos de la Educación Secundaria Obligatoria, donde ya disponemos de un enfoque competencial más arraigado.

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