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Siria, diez años de guerra sin esperanzas de fin inminente

El sufrimiento, el duelo, la pobreza y la miseria se han convertido en parte de la vida diaria de una población sin perspectivas de futuro.
RedacciónViernes, 26 de marzo de 2021
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Un total de 13,4 millones de personas, el doble que en 2011, necesita ayuda humanitaria en Siria. © ACCIÓN CONTRA EL HAMBRE

El pasado 15 de marzo se cumplían diez años del inicio de la guerra en Siria. Un conflicto que se ha cobrado la vida de más de 400.000 personas, ha obligado a que seis millones de sirios hayan tenido que huir para refugiarse en países vecinos o en Europa y otros países occidentales, y a que otros ocho millones hayan tenido que dejar atrás sus hogares, a los que nunca han podido volver, para vivir como desplazados internos.

«Llevamos en guerra diez años; sí, diez años, más que las dos guerras mundiales del siglo pasado juntas. Y el sufrimiento, el duelo, la pobreza y la miseria se han convertido en parte de nuestra vida diaria; una vida que es una pesadilla«, cuenta Nabil Antaki, médico sirio-canadiense y miembro de la directiva de los Maristas Azules, ONG que acompaña a la población más vulnerable de Alepo.

Nabil Antaki "

A nuestros hijos les han robado la infancia, los sueños de nuestros adolescentes han desaparecido

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En la actualidad, el 91% de los 438.000 refugiados y refugiadas de Palestina que se calcula que permanecen en Siria viven en la pobreza absoluta. Con sus mecanismos de supervivencia prácticamente agotados, el 95% depende de la ayuda humanitaria que proporcionan diferentes ONG como Manos Unidas, Acción contra el Hambre o Unrwa.

Generación perdida

La guerra ha terminado con los sueños de millones de personas. Se habla de toda una generación perdida, sin Educación y sin perspectivas.

“A nuestros hijos les han robado la infancia, los sueños de nuestros adolescentes han desaparecido y el futuro de nuestros jóvenes ya no existe”, declara Antaki. Las vidas de los sirios continúan marcadas por la penuria, el sufrimiento, las sanciones impuestas por los Estados Unidos y una crisis sin precedentes marcada por la recesión en el vecino Líbano y por la pandemia de la Covid-19.

“En un país con la moneda constantemente devaluada y con una inflación desenfrenada, se produce un aumento del coste de la vida vertiginoso. El 70% de las familias viven por debajo del umbral de pobreza y la mayoría necesita de la ayuda de las ONG para conseguir alimentos, productos de higiene y ayuda médica».

Covid-19

«La gente cada vez es más pobre y no puede llegar a fin de mes”, denuncia Antaki. En 2020 las condiciones de vida se deterioraron aún mas como resultado de la pandemia, a la que el país se enfrenta con un sistema de salud pública ya gravemente afectado por el conflicto y las infraestructuras destruidas.

70%

de las familias en Siria viven por debajo del umbral de la pobreza.

«Mucha gente ha reducido a dos el número de comidas al día, compra alimentos a crédito o ha vendido su ganado y enseres para conseguir dinero para alimentarse. Es un fenómeno masivo en el país, especialmente en Idlib y Alepo, en el noroeste, que ilustra los estrechos vínculos entre la guerra y el hambre”, explica desde Damasco Nasr Muflahi, director país de Acción contra el Hambre en Siria, que hace hincapié en el aumento del  «matrimonio infantil y del número de niños y niñas que dejan la escuela para ponerse a trabajar».

Proyectos solidarios

Con el fin de mitigar los efectos de la guerra en una población desesperada, los Maristas Azules, con el apoyo de Manos Unidas, crean proyectos y ofrecen servicios que van variando según las necesidades más urgentes.

Proyectos que abarcan todos los ámbitos «desde la ayuda humanitaria hasta la creación de microempresas básicas, pasando por la Educación no formal para los niños que no pueden acudir al colegio, el reparto de comida caliente a ancianos que viven solos, clases de costura y producción de ropa o de teatro como terapia», cuenta África Marcitllach, coordinadora de Proyectos de Manos Unidas en Oriente Medio.

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