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El primer mes de septiembre de David

Se abren de nuevo las aulas. Los niños entran, las familias se van. Fátima y su hijo David nos cuentan cómo se sienten ante uno de los acontecimientos del año: el inicio del curso escolar.
Alba TardónMiércoles, 22 de septiembre de 2021
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David (centro) jugando en casa con su primo, Miguel, y su madre, Fátima, después de salir del colegio. ATV

En Castilla y León, el número de escolares de Segundo Ciclo de Infantil se ha visto incrementado en un 2,5 % en este arranque de curso. En total, 52.006 niños y niñas de 3 a 5 años acudieron a las aulas de los 859 centros docentes en la Comunidad, el pasado 10 de septiembre, para comenzar un nuevo curso escolar. Cautelosos algunos, exultantes, otros; y nerviosos y con los ojos todavía pegados por el sueño casi todos, se ponen en la fila de su “grupo burbuja”. Entre ellos está David Espinilla Román, de 4 años, alumno de 2º curso de Infantil en el CEIP “Ignacio Martín Baró” de Valladolid. Es su primer septiembre de babi y madrugones. Y es que, la incertidumbre respecto a la evolución de los contagios del Covid-19 al inicio del curso pasado y la situación de salud delicada de uno de sus familiares, llevaron a los padres de David a tomar la decisión de matricularlo en enero de 2021, tres meses después de que se iniciara el curso.

Fátima Román Iglesias, madre de David "

Pensamos que el foco iban a ser los colegios y después resultó ser todo lo contrario

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“Pensamos que el foco iban a ser los colegios y después resultó ser todo lo contrario”, comenta su madre, Fátima Román Iglesias, corroborando así, sin saberlo, un dato publicado recientemente en un estudio de la OCDE: España es uno de los países que mejor han gestionado la Educación durante la crisis de la Covid, en particular con su política de evitar, tras la primera ola, el cierre de escuelas. Aun así, a día de hoy Fátima recuerda algunas medidas “incluso exageradas” que se llevaron a cabo con el alumnado de Infantil en el curso 2020-21, como la eliminación de los rincones de juegos en las aulas. “Cada uno tenía su cestita para jugar”, asegura, pero los espacios donde más contacto tenían los niños entre sí se eliminaron, aunque sí estuvieran todos juntos durante los recreos.

“Este año se han mantenido medidas como que sean los grupos burbuja o que se tengan que echar gel al entrar, pero ya no tienen que llevar mascarilla en la mochila y se han recuperado los rincones”, subraya la madre de David. “Y eso me parece muy importante porque, al final, en Infantil de lo que se trata es de que desarrollen esa curiosidad, esas ganas de aprender a través de algo más dinámico y no de estar sentados cada uno en su mesa”, añade. Y David lo corrobora. Una vez vencida la timidez de volver a ver de nuevo a sus compañeros, el aula se convierte en un lugar para el juego y el aprendizaje.

Fátima Román Iglesias, madre de David "

Me gustaría que los colegios aplicaran la teoría de las inteligencias múltiples y se centraran en lo que más despunta el niño

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“Mis rincones favoritos son el de las letras y el de la cocinita”, explica alto y claro. Y no es de extrañar. A David le encanta leer cuentos y en su mochila “nunca falta la comida”, apostilla su madre, divertida. En esta vuelta al cole vuelven los almuerzos saludables entre los escolares, una serie de pautas que, desde la Junta de Castilla y León, ofrecen a las familias para que en las bolsas de sus hijos no aparezcan productos que contengan azúcares procesados o grasas saturadas.

Pero en casa de David, el cuidado por la alimentación se lleva a rajatabla desde el principio para todos: David, Pablo (su hermano de casi dos años), Fátima y Diego, su padre. Fruta, bocadillos integrales, chocolate negro (el preferido de David), galletas y bizcocho caseros… este es el tipo de comida real que David lleva al colegio y que a Fátima le gustaría que se sirviese en el comedor escolar, una “asignatura pendiente” en los colegios. “Me gustaría que, de verdad, fuera comida saludable porque creo que no son conscientes del todo lo que significa esto”, insiste.

Inteligencias múltiples

“El primer día le desperté y le dije: David, tenemos que ir al cole. Y se puso muy contento”, asegura Fátima. La madre de David cuenta que tanto en el inicio de curso inusual, en enero de 2021, como en este año escolar que comienza ahora, su hijo mayor se ha adaptado muy bien a las rutinas del colegio. Y es que a veces lo pasan peor las madres y padres que los niños.

“El primer día de cole siempre vas con el corazón encogido”, confiesa.  “Siempre tienes miedos y te preguntas: ¿le gustará?, ¿se adaptará?, ¿será feliz?”, apostilla. Menos mal que en casa de David siempre se trabajan las emociones y cada día preguntan a los niños cómo están. Una dinámica, la de escuchar y dialogar con ellos para entender qué les pasa, en vez de aplicar castigos, que Fátima espera que apliquen también dentro del aula. De momento, está contenta con el “Martín Baró”. “Una de las cosas que más me gusta de este cole es la familiaridad y que se centran en las capacidades que el niño va teniendo en cada momento”. La teoría de las inteligencias múltiples, de centrarse en aquello en lo que el alumno despunta y no tanto en los resultados académicos, siempre que se cumpla el currículo educativo, es a lo que aspiran corrientes pedagógicas como Waldorf o Montessori. “La educación pública debería aprender de ellas”, propone Fátima.

Queda todo un curso por delante para que David, juegue, descubra, interiorice y aprenda “que lo importante es ser buena persona”. Palabra de madre.

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