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22 consejos para ayudar a estudiar a los hijos

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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El curso comienza y hay que volver a retomar los hábitos de estudio. En ello, los padres podemos ayudarles, y no solo con explicaciones sino también con la organización del estudio.

Por Javier Peris

  1. CLARO QUE HAY QUE AYUDAR A ESTUDIAR A LOS HIJOS, PERO ESO NO ES LO MISMO QUE ESTUDIAR CON ELLOS, NI HACERLES LAS TAREAS, ni llevarles la agenda de los trabajos, el calendario de exámenes… Hay que ejercer cierta presión sobre las rutinas de estudio y los resultados académicos.
  2. EVIDENTEMENTE NO ES LO MISMO MOTIVAR Y AYUDAR A UN CHAVAL DE 8 AÑOS QUE A UN ADOLESCENTE DE 15. En los más pequeños las calificaciones son menos importantes, incluso nada importantes. En las primeras etapas hay que evaluar el esfuerzo, las primeras destrezas en organización y previsión, las diferentes competencias, los gustos por las diferentes materias o contenidos.
  3. SEGÚN AVANZAN LOS CURSOS DE PRIMARIA EMPEZAMOS A INQUIETARNOS POR LA CAPACIDAD DE NUESTRO HIJO: ¿ES LISTO, LENTO, TORPE, UN TALENTO MEDIO…?, Y hacemos bien, porque no todos los niños son de sobresaliente y es necesario adecuar los objetivos y exigencias al potencial de cada alumno. Para este diagnóstico resulta imprescindible el concurso de los tutores, cuyo juicio siempre es más objetivo y complejo que el de los padres.
  4. LOS NIÑOS DEBEN ASIMILAR CUANTO ANTES QUE LOS ESTUDIOS SON SU TRABAJO, SU RESPONSABILIDAD, de la misma forma que los padres tienen sus empleos y sus responsabilidades; y que, como estos, no pueden delegar sus tareas. Por eso no constituye una imposición establecer con claridad las prioridades: primero estudiar, después jugar, salir, comunicarse…
  5. LOS PADRES DESEARÍAMOS QUE NO FUERA NECESARIO IMPLICARNOS EN LOS ESTUDIOS DE LOS HIJOS, PERO RARA VEZ ES POSIBLE. Ni siquiera es conveniente. Para facilitar el conocimiento del entorno escolar del niño o niña es muy recomendable asistir a las reuniones del proyecto educativo, consultar con frecuencia la web y los correos del centro, comentar con otros padres las incidencias de la escuela y conocer -sin atosigar- a los profesores.
  6. A LOS PADRES Y MADRES NO SE LES PIDE SER EXPERTOS EN TÉCNICAS DE ESTUDIO. Es más, pese a todo lo que ha avanzado la pedagogía no se ha inventado nada nuevo en este campo: memorizar y repetir, dibujar diagramas y esquemas, y hacer autoevaluaciones (revista Science, 2011). A partir de aquí cada estudiante desarrolla sus propias formas de memorizar, subrayar, resumir, etc. y los padres, por extrañas que les parezcan, no deben cuestionarlas. Lo importante es que funcionen.
  7. IGUAL DE BÁSICAS Y CONOCIDAS SON LAS RECOMENDACIONES DE TIPO PRÁCTICO: asiento no demasiado cómodo; espacio e iluminación suficientes; el mayor silencio posible; ausencia de móviles, tablets, televisiones; un horario fijo de trabajo, con tareas y sin ellas, que incluya breves descansos; evitarles interrupciones… .
  8. ATENDER EN CLASE ES HABER RECORRIDO LA MITAD DEL CAMINO. Por eso es conveniente testar de vez en cuando si los hijos aprovechan el tiempo que pasan en el aula; preguntando, por ejemplo, qué tema de Historia, o de Sociales, han tratado ese día. También son convenientes los consejos para los exámenes: leer bien los enunciados, empezar por lo fácil.
  9. HAY ASIGNATURAS QUE OBJETIVAMENTE RESULTAN MÁS DIFÍCILES PARA EL ALUMNO. A unos les cuestan más las matemáticas, a otros los idiomas… Si se tarda en actuar la materia se convierte en un motivo de ansiedad que afecta, además, al rendimiento general. A veces es suficiente la ayuda de un compañero, pero si es necesario hay que hablar con el profesor, e incluso acudir a clases de refuerzo..
  10. LOS RECURSOS -ASÍ LLAMADOS- DIGITALES HAN AMPLIADO ENORMEMENTE LAS POSIBILIDADES PEDAGÓGICAS; pero, además, responden a la psicología y a los hábitos de unos niños y jóvenes que prácticamente han nacido con una pantalla bajo el brazo. Las nuevas tecnologías no son, por eso, un problema sino todo lo contrario. Lo que hace peligrosas las pantallas son principalmente el mal uso.
  11. YA NO SE PUEDE ESTUDIAR, EN FIN, SIN INTERNET. Los docentes introducen cada vez más pronto el acceso a la red como fuente de información complementaria, ejercicios, documentación para trabajos… Sin embargo, un navegador sin restricciones hace muy difícil que el estudiante no se distraiga (igual que nos ocurre a los adultos). Para ponerlo un poco más difícil se puede prescindir del móvil y acostumbrarse a hacer las consultas académicas en un PC.
  12. “¿HAS EMPEZADO YA LAS TAREAS? ¿YA ESTÁS OTRA VEZ DESCANSANDO? ¿NO TENÍAS QUE HACER UN TRABAJO DE GEOGRAFÍA?”. El padre-vigilante no es una opción recomendable. En primer lugar porque el hijo se acostumbra a estudiar sólo cuando se siente vigilado; y en segundo lugar, porque puede resultar muy trabajoso -y hacerse muy largo- para los padres. Un cierto control es necesario, pero mejor a posteriori.
  13. HAY QUE INSISTIR EN ESTA IDEA. Los padres más mayores suelen repetir que a ellos nunca les ayudaron, pero es posible que hoy vivamos en el otro extremo. El gran reto es lograr que esa mayor implicación de los primeros años sea compatible con hacer crecer la responsabilidad y la iniciativa según van madurando. Hay que asumir que es bueno que el cordón umbilical de los estudios se rompa cuanto antes.
  14. ESTE SEGUIMIENTO BLANDO PERO CONSTANTE CONSISTE BÁSICAMENTE EN QUE LOS HIJOS SIENTAN LA PRESENCIA Y EL INTERÉS PATERNOS. PRESENCIA E INTERÉS. Existen muchos posibles temas de conversación que no tienen que ver con el siempre exigente día a día. Desde la impresión que ha causado el nuevo profe de Lengua hasta cómo han cambiado las matemáticas, pasando por los cotilleos y noticias del centro y de los compañeros.
  15. LOS PADRES PUEDEN ACORDAR CON SUS HIJOS UNA FÓRMULA POCO INVASIVA PARA ECHARLES UNA MANO: tomarles la lección de una asignatura como máximo, y como mucho una vez a la semana… Así, además de ayudarles en la autoevaluación se demuestra compromiso con su esfuerzo. Y sea cual fuere la relación de los padres con los estudios de los hijos, no hay que dejar de manifestar interés, nunca preocupación.
  16. EL MEJOR INCENTIVO ES UNA FELICITACIÓN SINCERA… O MOSTRAR UNA DECEPCIÓN IGUAL DE SINCERA. Pero el estudiante puede ser sensible a otras compensaciones y, si son adecuadas, no hay que desdeñarlas. El primer móvil, que siempre consiguen antes de lo que querríamos, puede ser uno de esos premios. En todo caso, el mejor incentivo es el que propone y negocia el propio estudiante.
  17. A PARTIR DE LOS QUINCE AÑOS LA COSA SE PONE SERIA: ¿CIENCIAS, LETRAS, CICLOS FORMATIVOS? Y si la opción de futuro es la Universidad, en Bachillerato no se puede fallar. Estas importantes decisiones coinciden, además, con la etapa de la adolescencia, y es posible que los hijos no se dejen ayudar. Los padres deben movilizar todos los recursos disponibles: hablar y hablar (aunque parezca que no sirve para nada), comprometer a tutores y profesores y, si es necesario, a orientadores. ..
  18. DURANTE LA ADOLESCENCIA LOS HÁBITOS DE ESTUDIO SUELEN SUFRIR CAMBIOS DRÁSTICOS. De repente prefieren estudiar en grupo, o con música, o en cualquier sitio que no sea el propio hogar. La música rara vez ayuda, mientras juntarse con compañeros estudiosos puede ser muy productivo; y el recurso de las salas de estudio de las bibliotecas también es una excelente opción para concentrase más y mejor.
  19. CUANDO NOS ENCONTRAMOS ANTE UNA PERSISTENTE FALTA DE MOTIVACIÓN O AC ALIFICACIONES INUSUALMENTE BAJAS, LOS PSICÓLOGOS Y ORIENTADORES PUEDEN SER DECISIVOS. Los que trabajan en los centros tienen limitaciones de tiempo y de relación con los alumnos; por eso, no hay que dudar en acudir a otros profesionales. Nunca como prevención, sólo si las circunstancias lo aconsejan.
  20. LOS CASTIGOS POCAS VECES SIRVEN PARA ALGO. Cosa distinta es que el estudiante tome por un castigo la prohibición de salir de casa en época de exámenes, o que se le quite el móvil durante las horas de estudio. Se trata de acciones prácticas encaminadas a lograr el objetivo de estudiar más y mejor, igual que en cualquier trabajo se dan circunstancias que aconsejan variar los horarios y el ritmo de actividad.
  21. LA INQUIETUD POR LA LECTURA ES COMPATIBLE CON EL DESINTERÉS POR EL COLEGIO Y LOS ESTUDIOS. Y al contrario: un estudiante que no lee libros puede tener un expediente excelente. Sin embargo, el hábito de leer siempre beneficia el rendimiento académico porque favorece las competencias de comprensión y de expresión. Hay que animar a leer a los jóvenes.
  22. LAS ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES SON, EN GENERAL, MUY RECOMENDABLES, siempre que no recorten el tiempo que necesita el alumno para hacer bien las tareas o preparar los exámenes. Estas actividades sirven, además, para ordenar el tiempo y el estudiante suele aprovechar mejor las horas de estudio. Son más habituales durante la etapa de Primaria, pero también es muy aconsejable para los adolescentes, que así pueden desarrollar de forma ordenada sus gustos y aficiones.
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