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Cómo contar a un niño la versión adulta de los Reyes Magos

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Cuando hay niños en casa para celebrar la Navidad, la magia y la fantasía están aseguradas. Sin embargo, aunque descubran la realidad adulta de los Reyes Magos, la ilusión y la alegría no tienen por qué desaparecer.

Por Eva R. Soler

“Mamá, papá, hoy un niño me ha dicho que los Reyes sois los padres, ¿es verdad?”. Tarde o temprano llega la temida pregunta y muchos padres no saben cómo reaccionar. ¿Se lo digo ya? ¿No se lo digo? ¡Qué pena! ¡Se va a acabar la magia de la Navidad! ¿Está preparado? ¿No lo está? Y yo, ¿estoy preparado para contarle la verdad? Las dudas al respecto hacen acto de presencia y no sabemos si es el momento de desvelar de donde salen, en realidad, los regalos navideños. En este sentido, es importante entender cómo funciona el cerebro de un niño según su edad y comprobar qué grado de madurez tiene nuestro hijo. Si seguimos las recomendaciones que dan los psicólogos para afrontar ese momento se puede salir, no sólo airoso de la situación, sino también fortalecido. Y los valores que fomentan esta tradición, como el afecto, la generosidad, la alegría y la ilusión, no tienen por qué desaparecer si lo hacemos bien.

La psicóloga y orientadora educativa Adriana Morón explica cómo funciona la mente de un niño en los primeros años de vida: “El pensamiento mágico es una etapa que va desde los dos a los siete años. En este periodo, la mente de los niños no es capaz de distinguir bien entre la realidad y la ficción. En su mundo no existen imposibles: poder volar, los dragones, el Ratoncito Pérez o los Reyes Magos. Los límites entre realidad y ficción están desdibujados”. Es una etapa de pensamiento muy creativa, asombrosa y necesaria, añade Morón y opina que mantener la creencia en tradiciones mágicas como los Reyes la refuerza de una forma muy positiva.

Sin embargo, cuando los niños van creciendo empiezan a cuestionarse el mundo, buscan respuestas y aparece la pregunta: “A veces se enteran a través de compañeros, pillan a los adultos en alguna conversación que los delata, lo descubren en medios tecnológicos y otras, simplemente, por criterio propio. Es porque su pensamiento está madurando y se cuestionan el mundo y sus incoherencias. Las explicaciones dadas hasta el momento no les convencen”, explica Morón. Pero la psicóloga considera que “es importante tener claro que más que una mentira es un secreto que por motivos culturales, religiosos o personales mantenemos para permitir emociones como el afecto o la ilusión” y así debemos explicárselo.

“Es importante tener claro que más que una mentira es un secreto que por motivos culturales, religiosos o personales mantenemos para permitir emociones como el afecto o la ilusión”

Aunque por regla general es entre los siete y los once años cuando los niños se cuestionan la existencia de los Reyes Magos (y de otros personajes ficticios como el Ratoncito Pérez, etc.) hay que tener en cuenta cuál es el grado de madurez emocional qué tiene nuestro hijo y actuar en consecuencia: “No existe un momento concreto para contarles la verdad. Por lo general, entre los seis y los ocho años es cuando el pensamiento mágico va desapareciendo. El razonamiento abstracto se va formando desde los ocho hasta los once años. Este último intervalo es la etapa más propicia para comunicarles a nuestros hijos la realidad sobre los Reyes Magos”.

No es una tarea fácil

“Los expertos coinciden en que no hay que marcar una fecha en el calendario sino mantener la tradición con su magia y su fantasía y estar atento a las señales que va dando el niño respecto a sus dudas. Si aparece la pregunta y por su madurez emocional crees que ha llegado el momento de decirle la verdad las siguientes recomendaciones que proporciona Adriana Morón al respecto pueden ser muy útiles:

-No mentir si aparece la pregunta. Es un momento delicado y hay que ser cuidadosos porque se está rompiendo su mundo imaginario. Es bueno ofrecer una respuesta coherente y no volver a mentir. Es importante diferenciar que ha sido un secreto y no una mentira, para no romper la confianza.

-No contarlo en Navidad.Y mucho menos en el momento de entrega de los regalos. Es una información que hay que cuidar y contar en otro momento para no romper de forma brusca esas buenas sensaciones.

-El mejor momento, cuando plantee sus dudas de forma natural. Podéis pensar una respuesta con anterioridad para evitar nervios si, de pronto, aparece la pregunta.

“No existe un momento concreto para contarles la verdad. Por lo general, entre los seis y los ocho años es cuando el pensamiento mágico va desapareciendo. El razonamiento abstracto se va formando desde los ocho hasta los once años. Este último intervalo es la etapa más propicia para comunicarles a nuestros hijos la realidad sobre los Reyes Magos”

-Una buena respuesta. En la respuesta que se dé tiene que quedar claro los valores que explican porque se ha hecho. Es una tradición llena de amor, gratitud, ilusión y afecto. A pesar de que son sentimientos que están presentes todo el año, esta tradición ayuda a expresarlos al máximo.

-Ellos son ahora responsables de guardar el secreto. Como es una etapa de descubrimiento, deberemos explicarles que ahora que ellos lo saben, deben ayudar a mantener el secreto delante de otros niños. Entender que ahora ellos también juegan y mantienen la ilusión, pero de otra forma. Hay que ser cuidadosos y permitir que los niños descubran la realidad por ellos mismos

-Si sienten un poco de enfado o decepción es normal.En este caso, hay que mostrarles nuestra comprensión, transmitirles que les entendemos porque es una ilusión estupenda. La tradición no va a cambiar porque la hayan descubierto y los valores de ilusión y afecto seguirán estando presentes.

Nuestra propia carta de los Reyes Magos

El psicólogo Iván Pico recomienda decirles a los niños la verdad sobre los Reyes Magos con nuestras propias palabras, no utilizar un lenguaje técnico, ni términos extraños. En definitiva, ser directo y sencillo: “Los niños son más listos de lo que creemos y seguro que si usamos nuestras propias palabras en el momento adecuado lo entenderán todo sin problema.”.

Este psicólogo propone una alternativa muy ingeniosa, escribirles una carta para decírselo: “Se trata de escribir un texto a mano o en ordenador, que también puede enviarse por correo, como si procediese de los Reyes Magos. Para escribirla puedes guiarte por el texto de ejemplo que propone este psicólogo en su blog, aunque también circulan versiones por la red.

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