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Corregir sin pegar y respetando

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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El «respeto a la integridad física y psicológica» del reformado artículo
154 dificultará a la jurisprudencia justificar las bofetadas, los
pellizcos o los azotes propinados por los padres a sus hijos.

Autor: PABLO FLORES

El pasado jueves 20 de diciembre el Consejo de Ministros modificó el artículo 154 del Código Civil que hasta ahora amparaba la “corrección razonable y moderada” a los hijos.
La nueva redacción sustituye dicha actuación de los padres en pro del bien de sus hijos por el texto que dice que “los tutores ejercerán su cargo de acuerdo con la personalidad de sus pupilos respetando su integridad física y psicológica”.
El profesor de Psicología de la Universidad San Pablo-CEU Joaquín de Paúl Ochotorena, especialista en malos tratos, considera que esto constituye más “una medida populista” y “de pura cosmética política” que una regulación efectiva de los métodos de corrección que los padres utilizan con sus hijos.
Desde la Convención de los Derechos del Niño junto a la ONG Save the Children, el Consejo de Europa, el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y otras organizaciones de defensa de los derechos del niño, se ha promovido esta reforma que, por encima de las sanciones o multas en las que en principio se pueda pensar, consideran impulsora de un cambio cultural y de mentalidad que establezca límites a la violencia en favor de la protección del menor. Apuestan por el respeto al menor frente al castigo físico, que consideran una vulneración del derecho del niño a su integridad física.
Ciertamente las pautas correctoras de la amplia mayoría de padres no cambiarán automáticamente. Nadie en su sano juicio considera que un azote a tiempo le convierta en un maltratador. Pero la nueva postura sí que va a dificultar aún más que padres y tutores recuperen la disciplina en los hogares.

CORDURA MÁS QUE LEY

También de la Universidad San Pablo-CEU, Pedro Robles Latorre, profesor de Derecho Civil, entiende que, “interpretado correctamente” el Código Civil, “el sentido entre la antigua y la nueva redacción no difieren tanto”. Con ambas, a los padres se les reconoce la capacidad para corregir dentro de los límites del respeto a la integridad física y psicológica, lo que impide el castigo que supere una determinada intensidad. Llegado a este punto, “es el Código Penal el que regula los delitos y las penas que serían administradas a los padres maltratadores, con la consiguiente pérdida de la patria potestad”, explica el profesor Robles.
Por tanto, con esta modificación del Código Civil, el legislador seguramente ha incurrido en una interpretación desmesurada de los términos. Pues ya la antigua redacción del artículo 154 no respaldaba la violencia.

LAS ALTERNATIVAS

La ONG Save the Children, a través de su campaña Corregir no es pegar, lanza a los padres, profesionales de la educación, instituciones y medios de comunicación una serie de alternativas al castigo físico a los niños:
1 –  Imponerles normas y límites coherentes que tengan que respetar.
2 –  Educarle en derechos y responsabilidades, fomentando su autonomía.
3 –  Dedicar tiempo suficiente y de calidad para compartirlo con ellos.
4 – Demostrarles el cariño (abrazándoles, besándoles y diciéndoles que se les quiere), independientemente de que a veces hagan cosas mal y se equivoquen.
5 – No chantajearles afectivamente; tampoco dejarnos chantajear por ellos.
6 – Premiarles no sólo con cosas sino con tiempo compartido y con nuestro reconocimiento.
7 – Enseñarles a pedir perdón pidiéndoselo nosotros también cuando nos equivocamos.
Además ofrecen ideas para resolver conflictos: son inevitables y afrontarlos fortalece la relación; pueden ser una forma de relacionarnos, llamamos la atención, y a menudo discutimos con quienes más queremos; la violencia es un límite que nunca se puede traspasar; el punto de partida para resolver un conflicto es la comunicación y el perdón; antes de imponer un castigo hay que escuchar; comunicarse no es sólo cuestión de contenido, sino también de forma.

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