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“Descodificar el comportamiento no verbal del adolescente ayuda a mejorar la relación paternofilial”

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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 Susana Fuster publica Hijos que callan, gestos que hablan, un manual para aprender a comunicarse con los adolescentes gracias a la comprensión de su lenguaje no verbal.

 

Periodista y Analista y Máster en Comunicación no Verbal, Susana Fuster dirige desde 2016 el Máster en Comportamiento no Verbal Científico y Detección de la Mentira de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA). Fruto de su conocimiento acaba de publicar Hijos que callan, gestos que hablan (Espasa), una guía para que padres y docentes aprendan a comunicarse con los adolescentes gracias a la comprensión de su lenguaje no verbal.

 

Por Adrián Cordellat

 

La falta de comunicación es un problema común entre padres e hijos cuando éstos llegan a la adolescencia. A falta de palabras, ¿tendríamos que prestar más atención a lo que dicen sus cuerpos y sus gestos?

Los expertos en comportamiento no verbal partimos siempre de una premisa: el cuerpo dice lo que la palabra calla. Es cierto que en estas edades muchos jóvenes se vuelven más reservados y a veces la comunicación con los padres resulta complicada. Sin embargo, por mucho que economicen su discurso, sus emociones, sentimientos y estados de ánimo siempre acaban filtrándose, en este caso corporalmente. Por eso es fundamental que como padres prestemos atención a todas esas señales no verbales que incluyen gestos, expresiones faciales, posturas, miradas, incluso tono de voz a través de las cuales los adolescentes nos están diciendo cómo se encuentran. No es que los jóvenes no se comuniquen, es que en estas edades lo hacen sobre todo y en muchas ocasiones mediante su lenguaje corporal.

 

Como suelen decir los expertos en adolescencia, muchas veces parece que los hijos adolescentes quieren a sus padres lejos, que no quieren hablar con ellos, pero que en el fondo les quieren cerca. ¿Puede ayudar el interpretar el comportamiento no verbal a romper esa barrera física, esa dicotomía en la que se mueven los adolescentes?

Una de las principales ventajas de descodificar de manera acertada el comportamiento no verbal del adolescente es que ayuda a mejorar la relación paternofilial, a veces tan complicada durante este periodo. Los adolescentes están experimentando un periodo de cambios importantes a todos los niveles: físicos, emocionales, hormonales y además están buscando su propia identidad, su parcela de intimidad y autonomía, que debemos aprender a respetar, pero eso no significa que de la noche a la mañana dejemos de ser un referente para ellos. Al llegar a estas edades siguen necesitando de nuestro apoyo. Tenemos que ser pacientes y, sobre todo, aprender a descubrir cuándo es el mejor momento para brindárselo.

 

Los adolescentes están experimentando un periodo de cambios importantes a todos los niveles.

 

Hijos que callan 3D-2Interpretar el lenguaje no verbal nos obliga a los padres a ser más observadores. En este mundo de locos en el que vivimos, siempre con prisa, ¿no falta paciencia para observar a nuestros hijos?

Más que paciencia yo creo que lo que nos hace falta es desarrollar esa capacidad de observación que mencionas. Estamos tan metidos en nuestra rutina diaria y vamos a veces con tantas prisas que no vemos todas esas señales corporales que nos están enviando nuestros hijos y nos informan de su estado anímico. Nuestro cerebro está programado genéticamente para captar todos esos detalles no verbales que son tan reveladores, pero en la mayoría de las ocasiones nos pasan desapercibidos precisamente porque no prestamos la suficiente atención.

 

En el libro recomiendas prestar atención a ocho canales expresivos (facial, gestos, postura corporal, uso del espacio, contacto físico, apariencia, voz y mirada). ¿Hay alguno de estos canales que nos pueda dar más pistas o que sea más fácil de descifrar desde la óptica paterna?

A la hora de interpretar el lenguaje no verbal de nuestros hijos lo más importante es primero que nada tener en cuenta su comportamiento habitual, lo que los expertos denominamos el base line. Cualquier alteración en su forma usual de comportarse responde a una variación emocional y en este sentido indica que algo le está afectando. Un gesto, una determinada microexpresión facial, un cambio de postura o de mirada puede proporcionar pistas, pero hemos de tener en cuenta que al igual que las palabras no podemos interpretar estas conductas de manera aislada. Los gestos son polisémicos y no tienen un único significado. Además, hay que fijarse en el contexto en el que se producen y lo más importante, observar si hay coherencia entre lo que dice y cómo lo dice. Si el lenguaje corporal y facial del adolescente contradice lo que está expresando verbalmente por supuesto que atenderemos a su conducta no verbal.

 

Un gesto, una determinada microexpresión facial, un cambio de postura o de mirada puede proporcionar pistas, pero hemos de tener en cuenta que al igual que las palabras no podemos interpretar estas conductas de manera aislada.

 

Y una vez comprendido ese lenguaje no verbal de nuestros hijos adolescentes, ¿cómo podemos utilizar esa información no verbal que ellos, sin saberlo, nos han trasladado?

Siempre desde el respeto, no siendo invasivos y evitando que se sientan juzgados por nosotros. Conocer cómo se encuentran, aunque a veces no quieran hablar con nosotros, debe ayudarnos a empatizar con ellos y a conectar con sus inquietudes, preocupaciones y necesidades. Lo importante es dejar al margen los juicios y buscar el momento adecuado para hablar con ellos (si es que consideramos que hemos de hacerlo) y, en este caso, siempre de una manera asertiva.

 

Estamos hablando mucho de la comunicación no verbal de los niños, pero para terminar me gustaría preguntarte por la nuestra, la de los padres. ¿También puede influir en nuestra relación con ellos?

Por supuesto. La comunicación es bidireccional y en este sentido los adolescentes también están muy pendientes de nuestro lenguaje corporal. Nuestros hijos son especialmente sensibles a nuestras reacciones no verbales y su inconsciente actúa como un radar que capta de manera automática nuestro interés, desgana, alegría, enfado o beneplácito. Al igual que el de los chavales, nuestro cuerpo también habla y por eso es fundamental que aprendamos a comunicarnos con él de manera efectiva, con coherencia entre lo que decimos y hacemos y teniendo en cuenta además que las emociones que filtra nuestro cuerpo son altamente contagiosas. Por eso es importante que nos preguntemos si el comportamiento no verbal que proyectamos cuando estamos con ellos nos ayuda o está dificultando, en ocasiones, la relación.

 

 

 

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