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El valor de educar en la generosidad

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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eva rodríguez
La generosidad, el respeto, la empatía son valores que están muy presentes en esta obra. Pero, además, es este un libro que no termina cuando acabas de leerlo. La historia, protagonizada por una niña etíope que viene a vivir aquí, da pie a trabajar otros temas como la inmigración, las diferentes culturas, el reciclaje e invita a realizar otras actividades relacionadas con estas temáticas tanto en el aula como en casa.
Reconoce que de pequeña no tenía mucho afán por la lectura ni disponía de muchos cuentos en casa, pero cuando empezó a cursar Magisterio y se especializó en Educación Infantil descubrió la importancia que pueden llegar a tener los cuentos en el día a día de un niño y el sinfín de posibilidades que se pueden trabajar a raíz de estos. Es ahora una apasionada coleccionista de cuentos y fue un regalo de las pasadas Navidades el que despertó en ella la vocación de escritora: “Me regalaron Lágrimas bajo la cama y después de leerlo hizo un click en mi cabeza: ¿Por qué no escribo yo también un cuento? La autora lo había editado de forma autodidacta, sin editorial y decidí lanzarme yo también a la aventura”, confiesa Laso. En cuanto a la elección del tema consideró que el acto de compartir es un hecho al que todos los niños se enfrentan en algún momento de su vida: “Antes o después atraviesan una fase en la que no les gusta nada compartir, es ley de vida”. Comprobó que era éste un tema que no estaba demasiado tratado en la literatura infantil y así nació ¿Me lo prestas?
Afirma convencida que los libros infantiles no tienen edad y que dependiendo de la fase de crecimiento en la que se encuentre cada niño se pueden abordar de una manera o de otra. Así, ¿Me lo prestas? puede ser un libro apropiado para niños desde los dos años y medio hasta aquellos que ya están en el primer ciclo de Primaria. “Un niño de dos años no se quedará con la historia, pero le llamarán la atención las ilustraciones, los colores y pueden aprender emociones a través de los gestos de los personajes”, explica Laso. “Con niños de cinco o seis años, que a lo mejor ya tienen asimilado el valor de compartir, se pueden trabajar otros temas como la inmigración, la cultura o la gastronomía africana, geografía…”, añade la autora.
El libro narra la historia de Maraki, una niña etíope que viene a vivir a la ciudad y que no duda en compartir todo lo que tiene. En contraposición, Lucas, un niño de aquí que siempre está aburrido porque no comparte sus cosas y nadie quiere jugar con él. A través de este relato los niños aprenden y desarrollan varios valores como, por ejemplo, la empatía: “Lucas pasa por diferentes momentos y los niños pueden reconocer las emociones que él siente: cuando está triste porque no quieren jugar con él o cuando está contento porque participa del juego con sus compañeros. ¿Cómo nos sentimos cuando nos invitan a formar parte de un grupo y cómo estamos cuando nos afrentan por no dejar un juguete?”.
Otro valor muy importante que se puede aprender es el respeto: “Hay que enseñarles desde pequeños a pedir las cosas, porque no es lo mismo pedir permiso antes de coger algo y que la otra persona decida si lo quiere dejar o no, a quitar los objetos a la fuerza, porque entonces el niño puede mostrar su frustración porque le han arrebatado algo. Por eso, el cuento finaliza con una pregunta: ¿Me lo prestas? para recalcar la importancia de pedir permiso”. La solidaridad y la generosidad también se fomentan gracias a una de las protagonistas, Maraki, que proviene de Etiopía, un lugar donde no abundan las cosas materiales pero donde están acostumbrados a compartir lo poco que tienen. “Y, por supuesto, la amistad, porque entre los dos protagonistas, Lucas y Maraki, se crea un vínculo muy especial”, añade Laso.
Los lectores de ¿Me lo prestas? también tienen la oportunidad de descubrir que hay realidades diferentes a la nuestra, donde las necesidades básicas (comer, vestirnos, ir al colegio…) que aquí tenemos cubiertas no son tan fáciles en otros países como, por ejemplo, Etiopía. Un niño de tres años tal vez no pueda llegar a entender qué significa que haya niños que no pueden comer, pero el cuento le facilita el entender que existen otros lugares diferentes como en el que ha nacido la protagonista. Laso hace hincapié en que hay que explotar la curiosidad innata que hay en los niños. Además, la diversidad que existe hoy en día en las aulas hay que aprovecharla para que la familia o incluso los propios niños que vienen de diferentes países nos hablen de su cultura. Los medios de comunicación y las nuevas tecnologías también hacen más fácil que los niños descubran los diferentes modos de vida que hay en el mundo, opina la autora.
Como experta en Educación Infantil Sara Laso explica que hay que saber discernir cuando es el mejor momento para enseñar a compartir, pues cada niño tiene su proceso. Igual que no todos coinciden en el desarrollo psicomotriz ó lingüístico, a la hora de aprender a compartir ocurre lo mismo. Para saber si el niño está preparado, recomienda observarle y estar atento a sus necesidades: cuando pide estar con otros niños es que ha llegado el momento de enseñarle a compartir, asegura. Es entonces cuando hay que enseñarle unas pautas o valores que fomenten su generosidad. Pero, ¡ojo! ¡No tiene que compartirlo necesariamente todo! “Los adultos debemos saber si hay alguno objeto o juguete favorito para ellos que no les guste compartir porque tiene un valor especial. Entonces, no hay que obligarles a que lo compartan”.
Actividades en casa
Es este un cuento que no termina cuando acabas de leerlo, sino que va mucho más allá y puede ser el origen de otras actividades relacionadas con los temas que aparecen en sus páginas. Sara Laso propone diferentes actividades que se pueden trabajar tanto en el aula como en casa. Todo depende de la edad del niño, del tiempo que se tenga y de la creatividad e imaginación de los profesores y de los padres. Los niños de tres años, por ejemplo, pueden centrarse en el valor de compartir.

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