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Fortalecer la autoestima en la infancia para una mejor salud mental en el futuro

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Sabemos que una mayor autoestima nos permite afrontar mejor la vida y los retos que nos va poniendo. A continuación varias psicólogas explican de qué depende dicha autoestima y qué podemos hacer desde casa para fortalecerla.

Por Diana Oliver

Una autoestima saludable es fundamental para el desarrollo infantil a todos los niveles (físico, emocional y social), siendo además un factor de protección imprescindible para una mejor salud mental tanto en el presente como a futuro, ya en la vida adulta. Las familias tienen por delante el reto de acompañar la construcción de esa autoestima, un reto que no está exento de dudas y dificultades pero para el que tenemos más información y recursos que nunca. ¿Qué es exactamente la autoestima? ¿De qué depende? ¿Qué podemos hacer desde casa para fortalecerla?

Eli Soler y María Jesús Campos, psicólogas y fundadoras del proyecto Psicoeducamos definen la autoestima como la percepción que las personas tienen de sí mismos, a raíz de sus pensamientos, emociones y experiencias. Es según esa definición que para las  psicólogas es clave tenerla en cuenta desde la infancia, ya que “determinará la toma de decisiones, su motivación, la iniciativa y la actitud a la hora de realizar actuaciones a lo largo de su desarrollo. Además, favorecerá su seguridad y confianza a la hora de desarrollar actividades en contextos diversos”.

Para Mamen Bueno, psicóloga y psicoterapeuta del Centro terapéutico Gaztambide17, y colaboradora de la plataforma Criar con Sentido Común, también es importante construir una buena autoestima desde la infancia porque una buena autoestima nos hace menos vulnerables a los abusos. “La gente abusa de quién cree vulnerable. Las personas con una buena autoestima se perciben como más seguras. Incluso, aunque se sea víctima de abuso de poder, se es más capaz de pedir ayuda antes. No se sienten débiles por cometer errores o pedir ayuda”, explica. Empezar a fomentar una buena autoestima pronto, según la psicóloga, supone poner los cimientos para la edad adulta”, sostiene.

¿De qué depende nuestra autoestima? Según Mamen Bueno nuestra autoestima depende de diversos factores como el temperamento, el contexto socioeconómico y cultural, la educación, la crianza, el estilo de apego o los traumas. “Son tantos los factores que influyen que  equilibrar no siempre es fácil”, cuenta; y añade que cierta dosis de frustración y autocontrol también son necesarios, así como la visión del efecto de nuestras conductas en los demás, porque “nos protege de un narcisismo exacerbado”. Las psicólogas Eli Soler y María Jesús Campos consideran también importante la experiencia. Es decir, los resultados que vayamos obteniendo en diferentes contextos y situaciones: “Todas las experiencias irán ejerciendo su efecto en la autoestima de las personas, ya que la percepción que tengan de ellas mismas, sus resultados y la manera de actuar irá determinando esa visión personal”.

Autoestima y salud mental

En las últimas décadas diversos estudios han encontrado una relación estrecha entre la autoestima y la salud mental. En 2009, un estudio argentino de los factores protectores de la salud mental encontraba que una elevada autoestima se relacionaría con una población con mejor salud mental, mientras que niveles bajos de autoestima se asociarían con una población con trastornos mentales. Según Mamen Bueno, “una persona con autoestima negativa, verá como  signo de debilidad mostrar vulnerabilidad, no pedirá ayuda cuando lo necesite, y eso contribuirá a sentirse más insegura, entrando en un bucle de inseguridad. Irá adquiriendo una posición existencial de que las otras personas son mejores”. Con el tiempo la situación puede empeorar: “Puede llegar a caer en la desesperanza, a tener pensamientos del tipo “total para qué intentarlo, si soy un desastre”. O por el contrario, entrar en una hiperactividad intentando demostrar a los demás que si es bueno en algo. Son solo algunos ejemplos”.

Comparten esa misma idea las psicólogas de Psicoeducamos. Para ellas, cómo nos veamos y nos sintamos capaces de actuar y tomar decisiones determinará cómo nos encontremos emocionalmente, así como en la percepción de nuestras capacidades. “Tener una autoestima fuerte es un apoyo para las personas a la hora de actuar, pero también de asumir errores o consecuencias, porque valorarán lo acontecido y no se sentirán mal e infravalorarán por ello. Lo que buscarán será la manera de mejorar la situación o las acciones desarrolladas”, cuentan.

Entre las principales patologías que pueden derivar de una mala autoestima, Eli Soler y María Jesús Campos señalan la depresión y la ansiedad. “La ansiedad puede aparecer en el momento de afrontar situaciones o actividades concretas porque la persona no se siente capaz de realizarlo, o anticipa que la realización va a ser mala. El estado depresivo puede surgir por esos sentimientos de inferioridad e incapacidad, viéndose más limitada la persona y por tanto sin intereses y motivaciones para mejorar”.

¿Cómo podemos fomentar una autoestima saludable en casa?

El hogar es el primer contexto educativo en la infancia. Para Elisa Soler y MªJesús Campos, es por ello que desde el hogar las madres y los padres tienen un papel clave en el fomento de la autoestima de los hijos e hijas en diferentes momentos, acciones y decisiones. Nos dan algunas recomendaciones para fomentarla:

  • La autonomía es clave. Si ofrecemos actividades en las que los hijos puedan realizar por sí solos una tarea ya estamos incidiendo en su autonomía, ya que se sentirán capaces de ello. En estas acciones hablamos de cosas tan cotidianas o sencillas como dejarles ayudar a cocinar, poner la mesa cuando son pequeños, recoger su habitación o dejarles ir a comprar el pan.
  • Otra de las recomendaciones está encaminada al refuerzo de sus actuaciones. Valorar sus esfuerzos, sus conductas adecuadas, su responsabilidad en la realización y asunción de tareas, es importante para su motivación, pero también para ver sus capacidades.
  • Por último, y relacionado con lo anterior, es importante la gestión del error, haciendo ver que forma parte del aprendizaje, que el error nos permite mejorar y tomar nuevas decisiones.
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