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“Los padres no se dan cuenta de la importancia que tienen como grupo”

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Víctor Pérez-Díaz es catedrático de Sociología en la UCM y director-fundador de Analistas Socio-Políticos (ASP), gabinete de estudios que lleva publicando desde hace años diversos estudios sobre educación. Los dos últimos son una encuesta a profesores y otra a padres, de la que ya les dimos cuenta en el último número. Hoy nos cuenta algo más de este estudio.

P. Esta encuesta se aleja mucho de los patrones habituales.
R. ¿En qué sentido?

P. Pregunta cosas que otras no miden, y le da mucha importancia a lo que la gente hace, y no a lo que la gente es y no puede cambiar.
R. Sí, esa es la orientación general. Los padres tienen un compromiso tremendo con la educación de los hijos. Siempre se habla de que son los responsables, pero eso es un lugar común del que no se sacan consecuencias. Lo que hemos hecho es preguntar por cómo ejercitan esa responsabilidad, y en qué medida eso es relevante. Queda bastante claro que hay cosas que son previas, como la carga genética o el nivel de estudios, que son relevantes. Pero los padres hacen muchas cosas: para empezar, se preocupan de llevar a sus hijos a la escuela antes o después, que es un tema que abre debates que no están claros. Por ejemplo, no es tan seguro que haya que escolarizarlos a los dos años.

P. En eso coincide con los datos de la OCDE…
R. Esto es importante, es una llamada de atención contra lo políticamente correcto. Cuidado. Yo me tomo eso en serio: me interesa mucho la cultura moral que los padres pueden transmitir. Si no la tienen, a lo mejor hay que escolarizarlos cuanto antes, pero si la tienen, será mejor que estén con ellos.

P. Parece razonable.
R. Segundo, la idea de que le dan vueltas para decidir a qué colegio lo llevan. A pesar de que este sistema no favorece mucho la elección, es muy frecuente que los padres se informen de varios, y eso es un dato que correlaciona favorablemente con los resultados de los hijos. Se ve que es un indicador interesante de preocupación por los estudios.

P. Sí es interesante.
R. Los padres también expresan interés por un tema tabú: el cheque escolar. Tabú porque la profesión no quiere discutirlo, porque la clase política –dominada por gentes “hiperprudentes”, por no llamarlas pusilánimes– tampoco, y porque hay unas organizaciones profesionales a las que se les han cruzado los cables, y en lugar de tener una lectura abierta y razonada, la tienen tosca y sin elaborar.
Cuando se les pregunta a los padres, hay un incremento por el interés por el cheque escolar a lo largo de los años, y eso en un país en el que los partidos políticos, las asociaciones profesionales y los medios de comunicación se han puesto de acuerdo para no hablar del tema. Pero la verdad es que estos cheques existen. Y hay dos tercios de los padres interesados en ellos.

P. Parecen muchos.
R. Un problema interesante es que “los padres” son un agregado desagregado y disperso que, como se decía antes, no tienen “conciencia de sí”, no tienen el mecanismo de reflexividad que les haga darse cuenta de la importancia que tienen y de cómo piensan ellos mismos.

P. Hablábamos de cómo se implican en la educación de sus hijos.
R. Cuando llega el momento de ocuparse de su educación, la evidencia es desbordante: se implican todo lo que pueden. Y la encuesta indica que el que se impliquen es bueno para los resultados escolares de sus hijos. Hay una implicación real: la buena noticia es que los padres están por la labor y que eso funciona. Luego viene otra noticia más compleja: ¿participan mucho en el funcionamiento de los colegios? No mucho. ¿Están enterados de cómo funcionan los centros? No mucho. ¿Los colegios hacen algo para facilitarlo? Casi nada. Por lo tanto, aquí hay un desencuentro, un problema, que unos y otros deberían plantearse.

P. Los profesores siempre se quejan de que los padres sólo quieren que sus hijos aprueben, pero muchos quieren que el colegio exija.
R. Ahí entramos en un terreno más complejo, que es lo que los padres tienen en la cabeza con respecto a lo que quieren para la educación de sus hijos, porque no lo tienen claro. Tienen un nivel de exigencia modesto (más en España que en otros países), fácilmente dicen algo así como “quiero que mis hijos estén a gusto allí, se adapten y aprendan a vivir juntos”. Eso sugiere una ambición corta y unos padres sin mucho criterio ni ambición. Si los padres quieren ser así, que lo sean, pero que sepan que en otros países son más exigentes, y que ellos mismos podrían revisar su planteamiento.
Además, no estamos muy seguros de que tengan una percepción del sistema educativo que tienen y a dónde les conduce. Por ejemplo, se imaginan que sus hijos irán a la universidad en una proporción mucho mayor de lo que luego ocurre en realidad, tienen una visión poco realista. Los padres tienen una buena impresión, grosso modo, de la educación que reciben sus hijos, mejor que la de los profesores, que son más autoexigentes en este punto. Siendo padres no muy educados, tienen un nivel de exigencia bajo con el sistema educativo, eso es como es. Por eso también una clase política poco educada tiene un nivel de exigencia poco alto, lo que lleva a una deriva del país en su conjunto. Y eso hay que decirlo.

P. ¿Nuestro país puede permitirse un 30% de fracaso escolar?
R. El país ha vivido con esto durante mucho tiempo, y ser un país medio no es una tragedia. El problema está en con qué nivel de exigencia se mida. Si quieres un nivel que tenga lo que ahora estos políticos que tenemos por aquí llaman el cambio del modelo de crecimiento, pues olvídalo. Para eso necesitas un sistema educativo muy exigente. Pero si tu sistema económico es de poco valor añadido, de bienes y servicios de calidad modesta, de mucha importación, etc., bueno, se puede vivir con eso. Vale para países medianos. Si quieres otra cosa, pues no.

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