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Piercings: cuando la moda trae consecuencias

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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El piercing es una costumbre tan antigua como el hombre,
aunque en los países desarrollados se ha convertido en la
estrella del body art. No obstante, las perforaciones pueden
dar lugar a infecciones y otros efectos nocivos para la salud
por lo que, de estar decididos a hacerlo, hay que acudir a
un centro especializado.

Autor: ALEJANDRA RODRÍGUEZ

Aunque nos pueda parecer una moda reciente, lo cierto es que el piercing es una costumbre casi tan antigua como el hombre. De hecho, todavía hoy existen tribus primitivas que se perforan y laceran diversas partes de su cuerpo para simbolizar el paso a la edad adulta, como distintivo de un determinado estatus, para aumentar el atractivo sexual o por simple coquetería. En los países desarrollados el piercing se ha convertido en la auténtica estrella del body art; un término que engloba un número creciente de técnicas basadas en la decoración del cuerpo.
Esta moda tiene adeptos cada vez más jóvenes, pero antes de dar un paso tan importante es conveniente tener en cuenta que el piercing puede acarrear consecuencias no tan atractivas. Así, se debe poner empeño en buscar un sitio cualificado, aunque ello suponga un mayor desembolso económico. Hay que examinar el lugar en el que se va a hacer la perforación y verificar que se trabaja en él casi como en un quirófano. El anillador debe llevar guantes, mascarilla, desechar convenientemente el material de un solo uso en contenedores especiales, y esterilizar el reutilizable en autoclaves sanitarias. Debe explicar con detalle qué adorno es el más adecuado para cada zona, de qué material está hecho y qué cuidados deben aplicarse después de practicar la perforación.

 OREJAS

Perforar el cartílago, en lugar del lóbulo, eleva notablemente el riesgo de infección. Además, los tratamientos (antisépticos y antibióticos) no surten un efecto óptimo ya que esta zona está muy poco vascularizada y, en consecuencia, el tejido se regenera peor y los principios farmacológicos llegan con dificultad. Estas infecciones rebeldes pueden deformar el pabellón auditivo, cuya reconstrucción es dolorosa y cara. Conviene no colgar en las orejas abalorios demasiado aparatosos para evitar enganchones y desgarros.

 NARIZ

Aparte de desgarros y heridas, el piercing nasal puede acarrear infecciones por pseudomonas y estafilococos, ya que se trata de una zona permanentemente húmeda. Es necesario extremar la higiene de esta zona, tanto en el interior como en el exterior. Aún así conviene saber que con el tiempo el orificio practicado tiende a dilatarse, lo que puede facilitar la salida de la mucosidad.

 LENGUA

Anillarse la lengua puede acarrear infecciones severas, aunque es un tejido que cicatriza deprisa. Otro de los riesgos son los desgarros y los microtraumatismos dentales que pueden astillar los dientes e, incluso, provocar su caída. Si no se hace justo en el centro de la lengua, es normal que aparezcan dificultades para vocalizar. Es imprescindible mantener una estricta higiene bucal y optar por los abalorios de goma y silicona, mucho más blandos y ligeros que los metálicos. Hay que vigilar periódicamente el cierre del adorno para que este no se desprenda accidentalmente y se produzcan atragantamientos. Nunca se debe anillar la campanilla (úvula).

 LABIOS

Un piercing en esta zona (al igual que el anterior) hace que aumente la salivación, de manera que el líquido puede salir por el orificio, creando un efecto muy poco estético. Además, la humedad constante hace que la piel se macere alrededor del adorno, lo que eleva el riesgo de colonización bacteriana e infección. Asimismo, estos adornos pueden provocar erosión en las encías que pueden derivar en gingivitis y caída de piezas dentales. Si se lleva un piercing en cualquier parte de la boca es conveniente no fumar.

 GENITALES

Tanto en el varón como en la mujer los genitales son una zona de gran irrigación sanguínea, de manera que las hemorragias son el principal riesgo del piercing en el pene, el glande o el clítoris. Por su parte, el anillado del pezón puede acarrear desgarros, infecciones y deformidad en los conductos encargados de transportar la leche materna.

 OMBLIGO

Su forma profunda, su cantidad de pliegues, la dificultad para limpiarlo correctamente y la propensión a acumular humedad y sudor hacen del ombligo el candidato ideal a una infección postpiercing. Los usuarios que lo tengan demasiado prominente o los demasiado jóvenes deben abstenerse de llevar un anillo en esta zona.

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