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Prematuros: Los padres reclaman una matriculación según su grado de madurez

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Si los médicos utilizan la edad corregida (la fecha en la que hubieran nacido de llegar el embarazo a término) para valorar el desarrollo en todas sus dimensiones de los niños que han nacido antes de tiempo, ¿por qué tienen que empezar el colegio según su edad cronológica?

Por Eva R. Soler

En la actualidad, la normativa de la mayor parte de las comunidades no permite escolarizar a los niños de acuerdo con su edad corregida, sino que se obliga a escolarizarlos de acuerdo con su edad cronológica. Sin embargo, si a los niños prematuros se les permitiera escolarizarse en el año en el que estaba previsto que nacieran se podrían prevenir consecuencias futuras: no necesitarían apoyo educativo extra, no tendrían riesgo de repetición de curso, ni sufrirían daños en su desarrollo afectivo, cognitivo y madurativo. Sin embargo, esta opción sólo es posible en algunas Comunidades Autónomas como Castilla y León, Ceuta o Melilla, Aragón, Baleares o Canarias.

En otras, como en la Comunidad de Madrid se está tramitando una proposición no de ley en la Asamblea para reivindicar este derecho. “Esta iniciativa da esperanzas a miles de familias de nuestra comunidad y de otras comunidades autónomas de toda España que están luchando para que las consejerías de Educación permitan a sus hijos escolarizarse junto a sus iguales”, afirma Concha Gómez Esteban, presidenta de la Asociación de Padres de Niños Prematuros.

En España el número de niños prematuros (nacidos antes de la semana 37 de gestación) supera los 27.000 nacimientos anuales. La prematuridad es la condición neonatal que lleva consigo el riesgo más elevado de mortalidad, morbilidad y diversidad funcional y, sobre todo, los grandes prematuros (nacidos antes de la semana 32) pueden presentar problemas respiratorios, gastrointestinales y trastornos del neurodesarrollo y un desfase madurativo en la primera infancia que puede incidir en su rendimiento escolar.

“No comprendemos por qué no puede implantarse esta medida que, además, sólo se implementaría en el caso de los grandes prematuros que lo necesiten. Es decir, cuyo informe neonatológico atestigüe que tienen un desfase madurativo”, explica Gómez Esteban y añade, además, que su aplicación tiene un coste cero e incluso, permite ahorrar costes en un futuro.

En muchos de estos casos, los niños requieren de apoyos educativos que no necesitarían si se les permitiera escolarizarse junto a sus iguales, si hablamos en términos de maduración. Por otra parte, al matricularse según su edad cronológica, aumentan los riesgos de repetición de curso en el futuro y se pueden producir daños en su desarrollo afectivo, cognitivo y madurativo. El argumento de la proposición no de Ley explica que forzar a los niños nacidos muy prematuramente a escolarizarse un año antes de su edad corregida les supone un enorme esfuerzo de integración social y de aprendizaje, al coincidir con compañeros con un desarrollo físico, social y madurativo mayor. Esto puede provocar que sufran bloqueos emocionales y de aprendizaje.

La presidenta de la Asociación de Padres de Niños Prematuros fue madre de dos niños prematuros hace casi veinte años. “Mi hijo nació con 500 gramos y mi hija con 890 gramos. Cuando ellos nacieron fundamos la Asociación”, cuenta Concha. “Los matriculé en una Escuela Infantil de la Comunidad de Madrid y mi hijo, por ejemplo, contaba con una profesora de apoyo permanente en el centro y todas las semanas el equipo de atención temprana se desplazaba al centro para realizarle un test y ver sus progresos. Creo que fue muy beneficioso”, recuerda. Sin embargo, apunta que no todos los centros conocen bien las peculiaridades de la prematurización extrema, ni están dotados con los profesionales necesarios”.

Desde la Asociación están haciendo todo lo posible para que la proposición de ley salga adelante (“si es así estos recursos de apoyo no serán necesarios”, insiste) y sus reivindicaciones puedan aplicarse en el próximo curso. De no ser así y hasta que se apruebe, la presidenta recomienda a los padres que trabajen junto a los equipos de atención temprana para buscar la mejor escolarización para sus hijos. “Pero lo lógico es que las normas se adecuen a los niños y no, los niños a la norma”.

 

Con experiencia previa

La pedagoga y directora del Centro de Educación Infantil La Escuelita del Encinar, Rebeca Olazábal Janson, opina que la ley es muy necesaria para cuidar las necesidades de los niños prematuros. Hasta que se apruebe, Olazábal Janson aconseja que, si los padres tienen la posibilidad, elijan un centro con experiencia previa con niños prematuros, instalaciones amplias, un proyecto educativo especializado en Estimulación Temprana (psicomotricidad, integración sensorial y metodología activa) y posibilidad de tener apoyos externos en el horario escolar (logopedia, fisioterapia).

A lo largo de los 19 años de actividad de La Escuelita se han matriculado varios niños nacidos antes de tiempo. Al inicio del curso valoran el desarrollo global de estos alumnos en sus diferentes dimensiones madurativas para elegir el grupo más acorde a su maduración. “Nuestra escuela abarca de 0 a 3 años. Organizamos los grupos de nuestra escuela según la fecha de nacimiento del niño, debido a que en este tramo de edad hay muchas diferencias madurativas entre un niño nacido en el mes de enero o en diciembre del mismo año. Como tenemos cuatro grupos por cada nivel, nuestros niños comparten sus primeros años en nuestra escuela con niños cuyas características madurativas son muy homogéneas. Nuestra experiencia es que su adaptación, su bienestar y su aprendizaje se ve claramente favorecido. Esto nos brinda la posibilidad de situar al niño o niña prematuro en el grupo que vemos más adaptado para él/ella”, cuenta Rebeca.

 

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Candela y la experiencia de ir un curso por delante

Candela tiene diez años y cursa quinto de Primaria. Es una niña feliz, inquieta, con grandes dotes de artista y delicada, pero sana. Sin embargo, llegar hasta aquí no ha sido fácil, como nos cuenta su madre, Yolanda Andrés.

Candela nació en la semana 29 de embarazo y pesó 1,429 gramos. Estuvo ocho meses ingresada luchando por sobrevivir. No cabe duda que esta experiencia dotó a Yolanda y a su hija de una fuerza extraordinaria. Durante esos meses de hospital, Yolanda, que ahora es artista y bordadora y antes fue creativa publicitaria, plasmó sus sentimientos en un diario.

prematuros y coleEse diario ha tomado forma de libro y bajo el nombre de “Nacimiento” lo acaba de publicar la editorial Caniche. Narra los primeros años de la vida de Candela que, tras recibir el alta en el Hospital, tuvo que estar durante dos años en casa con oxígeno. Cuando llegó la hora de empezar el colegio, Candela, que nació en el mes de octubre, no tenía todavía los tres años cumplidos. “Al principio, las primeras semanas, no queríamos decir que era prematura, para que no le colocaran el sanbenito. Sin embargo, luego nos dimos cuenta de que es mucho mejor contarlo. Presentamos en el centro el informe de neonatología que explica que por ser prematura tiene un desarrollo madurativo un año por debajo de su edad”. Desde entonces, al principio de curso, los padres de Candela explican la situación y aseguran que los profesores lo tienen en cuenta y son conscientes de que en clase hay que situarla cerca de ellos y explicarle las cosas dos o tres veces o de manera distinta”. Por ejemplo, mientras los demás niños aprendían las letras con lápiz y papel, la profesora de Infantil se las enseñó a Candela con plastelina.

En segundo de Primaria, Candela cambió de un colegio concertado a un colegio público. Yolanda sostiene que no pesa tanto si el centro es público, privado o concertado, sino que lo más importante es que el profesor o la profesora entienda las características que son propias de estos alumnos. También es importante el número total de alumnos que haya en clase y que el aprendizaje se haga de un modo más individualizado. “En el colegio de ahora, hay pocos alumnos en cada aula, el trato con la dirección del colegio y los profesores es muy cercano y esto ha sido muy beneficioso para Candela”, asegura Yolanda. En cuanto a las calificaciones académicas, las dificultades empiezan sobre todo a ser más evidentes a partir de Tercero y Cuarto de Primaria. “Siempre ha tenido que esforzarse mucho para alcanzar los objetivos de cada curso. Pero a partir de Tercero, como es necesaria la comprensión de conceptos matemáticos empezó a costarle todavía más”, explica la madre de Candela. Y el curso pasado le dijeron que, seguramente, tendría que repetir. “Fue una angustia.

Ella no quería separarse de sus amigas. Así que desde casa, trabajamos mucho con ella. En el colegio, también contó y cuenta con clases extras de apoyo. Y para alegría de todos, pasó el curso y este año nos han dicho que va muy bien”, afirma Yolanda orgullosa.

En cualquier caso, opina que es muy necesario que se apruebe la nueva ley que permita escolarizar a los niños prematuros según su edad corregida porque así se evitarían todas estas dificultades “que no son porque estos niños sean menos listos sino porque son menos maduros”.

A Candela también le explicaron su condición de niña prematura y que, por esta razón, tendría que esforzarse más que otros niños. “Pero cuidado, porque también se pueden acomodar. Muchas veces nos dice: ¡Claro, yo no sé eso porque como soy más pequeña…! Y a veces está bien, pero otras le decimos: ya pero eso ya lo saben los niños que tienen tu “verdadera” edad… Hay que estar atentos y es importante que no se acomoden, añade Yolanda, la madre de Candela.

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