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Superprofes… sobrepasados

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Por Javier Peris.

Todo el mundo está de acuerdo en que el desayuno es una comida muy importante en las etapas de crecimiento… Así que ¿por qué no damos de desayunar en el colegio para que los escolares aprendan a alimentarse con criterio? Recibirían, además de la necesaria motivación, unas cuantas nociones de nutrición e información sobre hábitos alimenticios saludables. Sería estupendo, sí, si no fuera porque el único profesional disponible para esta tarea se llama profesor, y a éste se le acumula la faena.

Lo del ‘desayuno en el aula’ (en rigor, en el comedor escolar) no es ninguna invención, y por supuesto sería beneficioso para los chavales, y no digamos para los padres. El problema es que esta idea es sólo una entre las muchas que parten del dudoso punto de partida de que el colegio debe servir para todo: desde educar en valores (medioambiente, igualdad de género, solidaridad, educación vial…) hasta enseñar a manejar los cubiertos. En su justa medida, la escuela ya contribuye de hecho a la instrucción y educación de los niños en estas y otras muchas facetas de la vida, pero últimamente parece que está creciendo la exigencia por parte de padres y autoridades públicas.

¿Están los profesores sobrepasados? Experto en internet y redes sociales; gestor de emociones; improvisado ensayista y conferenciante de temas como la igualdad de género, el reciclaje y el respeto a la naturaleza; mediador familiar; coach; conocedor de los recursos de autoayuda; mentor creativo; nociones de auxiliar de enfermería; conocimientos de fontanería y electricidad; experiencia en carga y descarga; dominio de los protocolos de seguridad… Si unimos lo que cuentan los profesores de su día a día en el colegio a lo que los expertos y la propia sociedad exigen de ellos, seguramente faltan algunas competencias más para completar el perfil del maestro perfecto. De hecho, habíamos olvidado una no menos importante: saber enseñar.

Para Mercedes Barrado, presidenta de CISI-Educación de Extremadura, es evidente que estamos hablando de un “profesional multifunción que debe hacer de madre y de padre, de auxiliar de enfermería y hasta de encargado de mantenimiento”. Las tareas no directamente docentes ocupan, en efecto, un buen tramo de la jornada del enseñante. A los trabajos más materiales hay que añadir otros objetivos educativos que “no están escritos en ninguna parte pero que se trabajan por la vocación y la motivación del docente”.

«El profesor es un profesional multifunción que debe hacer de madre y de padre, de auxiliar de enfermería y hasta de encargado de mantenimiento”

Por vocación

Damos por supuesto que en la escuela se fomentan valores trasversales como la convivencia, la pluralidad o el respeto del medio ambiente, u otros más definidos como los hábitos de vida saludables. “Así es -señala Barrado-, siempre encontramos la forma de encajar estos contenidos en la enseñanza, pero por la motivación de los profesores y no porque se nos facilite de una manera sistematizada. Es gracias a profesores concretos, o al Departamento de Orientación, que se realizan talleres o se imparten sesiones sobre diversidad, acoso, redes sociales, igualdad, etc. La administración siempre va por detrás”.

Mercedes Barrado destaca la importancia de contar con la participación y la ayuda de las familias, una relación que muchas veces más allá del rendimiento académico del alumno: “Con frecuencia resulta inevitable implicarse en cuestiones de índole social porque hay situaciones que afectan mucho al rendimiento de los alumnos. En otras ocasiones, nos vemos obligados a realizar encuestas con preguntas muy delicadas para analizar las causas del absentismo escolar”. Pero hay más. Los profesores se implican, por ejemplo, en cuestiones de seguridad: “En colaboración con las fuerzas del orden, estamos pendientes de que en el instituto no circule la droga”.

«Es gracias a profesores concretos, o al Departamento de Orientación, que se realizan talleres o se imparten sesiones sobre diversidad, acoso, redes sociales o igualdad. La administración siempre va por detrás»

La alimentación saludable es otra de las exigencias de la sociedad y de los padres. A la tradicional labor de vigilancia en el comedor hay que añadir ahora contenidos sobre nutrición y una prevención constante ante los hábitos juveniles que incluyen la comida basura. Más delicado es el tema de la asistencia médica. Las urgencias ponen a los profesores en situaciones muy delicadas, pero el elevado coste de proporcionar un enfermero a los centros ha evitado hasta ahora una solución satisfactoria.

Directivos para todo

Pero el docente más sobrecargado es, sin duda, el que además forma parte del equipo directivo. “Son auténticos ejecutivos -explica Barrado- que deben gestionar el personal, sus horarios, aplicar las indicaciones de Educación, gestionar las becas, el reparto de libros, vigilar el presupuesto y un sinfín de tareas burocráticas para las que cuentan con muy poca ayuda”.

Se echa en falta, en opinión de Barrado, más apoyo en forma de administrativos y ordenanzas para las tareas no docentes, y también psicólogos y profesorado especializado para atender los objetivos que van más allá de la instrucción. “Los recortes -opina Barrado- han impedido que se desarrollaran muchas actividades y talleres que son tan necesarios como las clases, porque algo aparentemente tan pequeño como tener dos horas lectivas más a la semana nos supone mucho más tiempo de preparación”.

Enfermeros y vigilantes

Algunas autonomías mantienen vigente la responsabilidad de los docentes ante una urgencia médica de un alumno, situación que ha suscitado las protestas de los colegios de enfermeros. Todavía a día de hoy no hay una normativa común que regule, por ejemplo, que un maestro deba inyectar a un niño diabético. Y ocurre todos los días. Pero la solución no es sencilla porque reservar solo a los profesionales (médicos y enfermeros) la posibilidad de medicar o inyectar saldría muy caro a las administraciones. Los profesores se sienten, por otro lado, muy presionados ante los riesgos de seguridad para la integridad física de los alumnos.

Los consentimientos paternos ante una excursión no evitan las situaciones incómodas y los expedientes, pero también en el propio centro se producen situaciones violentas en las que, como es lógico, sólo pueden pedirse responsabilidades a los adultos. “Cada vez es más difícil -señala Mercedes Barrado- encontrar profesores dispuestos a acompañar a los alumnos las visitas a museos o a excursiones”. La dirigente de CSIF recuerda que una de sus reivindicaciones es que Educación pague un seguro de responsabilidad civil personalizado. Para este sindicato, “son habituales las peleas, insultos, vejaciones entre compañeros y compañeras, y amenazas al profesorado por parte del alumnado y familias”.

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