fbpx

Tu oportunidad en TV

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
0

Un 8% de los niños que ven demasiada televisión tienen riesgo de sufrir una depresión a partir de los 20 años, según una investigación de las Universidades de Pittsburgh y Harvard. ¿Alguien puede ayudar a los padres a prevenir ese peligro?

La respuesta es que sí. Y uno de los instrumentos más idóneos consiste en aplicar determinadas normas a la programación para menores de edad. Claro que tal vez usted, padre o madre de hijos pequeños, ignore que en España ya existen esas normas. Están en el llamado Código de Autorregulación, recibido el día de su entrada en vigor (diciembre, 2005) con esta solemne proclama por la vicepresidenta De la Vega: “Los padres pueden estar tranquilos, ya que en los horarios en que los niños puedan estar solos, las cadenas se comprometen a emitir programas adecuados para ellos”. ¿Adecuados? Aquello es sólo un recuerdo.

Y es que las cadenas –hoy todas las nacionales y la mayoría de las autonómicas– que lo redactaron y firmaron no efectuaron las campañas de difusión prometidas, el control de su cumplimiento está burocratizado y las quejas son muy pocas porque tropiezan con excesivas barreras. Resultado real: las vulneraciones a ese Código fueron una media de 7,5 veces al día, en noviembre pasado (VIII Informe ATR).

Las cadenas prometieron vigilar la programación para menores de 13 años en diez capítulos: violencia, discriminación, intolerancia, lenguaje inadecuado, sexo, incitación al consumo de drogas, alcohol y tabaco, secuencias crudas y brutales, promoción de programas calificados para mayores de edad, señalización de programas y temática conflictiva. Debería aplicarse de 06’00 a 22’00 horas, sobre todo de 17’00 a 20’00 horas y durante las mañanas de los fines de semana.

Se calcula en un millón el número de niños que llegan del colegio a su casa cuando todavía no hay ningún adulto. Entonces, el encendido de la televisión es un acto reflejo. Si los padres tuvieran confianza en que cualquier cadena emite en ese momento contenidos adecuados a un menor de edad, el servicio sería impagable. Hoy, en algunas televisiones, lo peor de la sociedad está en sus pantallas entre las cinco y las ocho de la tarde, el prime time infantil.

Consejo audiovisual

Urge dar un nuevo impulso a tan valioso instrumento. ¿Cómo? Con una movilización de voluntades, de padres y usuarios. Primero, llevando su voz a las cadenas. No sólo para protestar cuando violen sus propias normas éticas, sino también para animarles, pues la televisión no es un enemigo. Hoy la página www.tvinfancia.es , de TVE, es un canal insuficiente y complejo de usar. Mi propuesta es una web en cada cadena a la que enviar quejas y sugerencias.

En segundo lugar, exigir una campaña informativa de las propias televisiones sobre la existencia del citado Código, porque desconocer su contenido equivale a su muerte.

Tercero, los padres tienen ahora su gran oportunidad. La televisión se puede cambiar, pues el Gobierno prepara un Consejo Estatal de Medios Audiovisuales y es necesario influir para que:

1 Incorpore los diez capítulos de protección al menor.

2 Integre a las asociaciones de padres, muy afectados por los contenidos de la programación televisiva.

3 Sea independiente de cualquier poder y cuente con los padres, asociaciones de consumidores, instituciones educativas, Defensor del Menor, empresarios y periodistas, entre otros.

4 Dotarse de capacidad sancionadora contra quienes incumplan el Código de Autorregulación en defensa de los menores.

5 Tener solvencia y prestigio moral para que sus dictámenes sean aceptadas por los agentes del sector audiovisual.

Derecho a intervenir
• Se aceptan normas éticas –por ejemplo, la veracidad– en el periodismo informativo. En cambio, se rechazan de plano los códigos éticos en los contenidos televisivos de entretenimiento y ficción. Cuando en 2002 el Consejo Superior Audiovisual francés estudió prohibir la pornografía en todas las televisiones, su presidente, Domique Baudis, argumentó con un informe de expertos que tales programas podían “causar perturbaciones psíquicas y disfunciones en el comportamiento [de los niños], similares a los provocados por un abuso sexual”.

• La protección del niño frente a la violencia y el sexo goza de consenso en los países democráticos. Está basada en el respeto a la dignidad humana y en la indefensión del niño para elegir lo que le conviene. Si los gobiernos regulan el funcionamiento del mercado, ¿por qué tanta resistencia a regular programaciones agresivas del menor? Prohibir la contaminación del agua beneficia la salud. Impedir, a determinadas horas, programas con sexo, violencia y zafiedad beneficia la educación de los niños. La intervención en este mercado es un derecho de los padres, no una injerencia. Lo avaló el Parlamento Europeo en 2000, el Código ético español de 2005 y debe figurar en el futuro Consejo Audiovisual.

0
Comentarios