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Rosario Ruiz: “La Educación artística debería ser un currículum fundamental desde los 3 años”

La semana pasada culminó esta temporada de ‘La Abadía cruza la calle’ con la representación de cuatro piezas escénicas en el Teatro de la Abadía de Madrid. Una iniciativa que nació en 2018 y en la cual participan niños, jóvenes y adultos con perfiles de diversidad cultural, sexual o funcional.
Beatriz López IgualMartes, 17 de mayo de 2022
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Rosario Ruiz, responsable de formación de La Abadía y coordinadora de la muestra. ©RAÚL ARIAS PÉREZ

Tal y como contó Rosario Ruiz, responsable de formación de La Abadía y coordinadora de la muestra, La Abadía cruza la calle se inició hace cuatro años, en 2018, con la intención de ayudar o colaborar en la Educación de personas que tienen carencias por abandono o conflictos familiares graves.

Cada temporada, los niños que vienen de residencias o del propio barrio, parten de un tema que deciden ellos mismos (tras un arduo trabajo previo), relacionado en mayor parte con las inquietudes que comparten en ese momento.

“Creemos que no solo tienen que ser los protagonistas a la hora de representar, sino que tienen que ser los protagonistas porque son los que tienen necesidad de contar algo”, explicó Ruiz. “El año pasado con la pandemia hablamos mucho de la soledad y estar encerrados. Sobre todo ellos en residencias que se confinaron solos sin sus familias y sin internet en muchos casos”, continuó.

Los más pequeños quieren crear desde sus intereses temáticos, pero también piden fabular a través de personajes ya hechos, por lo cual las profesoras intentan mezclar la realidad de ellos y la ficción

Una de las obras de esta temporada fue Pijamada Animal, protagonizada por jóvenes de 13 a 17 años de la Residencia “Chamberí y Vallehermoso” y demás artistas veteranos del barrio. Cada uno caracterizado de un animal distinto realizaron todo un asalto a La Abadía para celebrar una pijamada y expresar, con sus mejores herramientas artísticas, sus preocupaciones.

Tras la representación tuvo lugar un coloquio en el que los pequeños actores aseguraron que “ha sido un experiencia muy bonita, me he sentido muy bien en el escenario”. “Lo que visteis hoy, Pijamada animal, viene de que ellos no tienen una vida normal en la que se puedan quedar en la cama hasta ciertas horas”, indicó Ruiz.

“La solidaridad, la escucha de la diversidad, colocarse en la piel del otro y que al representarlo y enseñarlo a la gente que viene a verlos intenten detectar una realidad muy compleja de estos niños que crecen con un apoyo, más o menos bueno de las instituciones, pero con unas carencias realmente de lo que es convencionalmente la familia, de cualquier tipo de familia”, aseguró Rosario sobre los valores que trata de promover el taller.

Gestión de las emociones, pilar fundamental

Ruiz contó que “cuando empezamos hace cuatro años nos centramos mucho en la gestión de las emociones, porque tienen un alto nivel de violencia a veces que ellos mismos no comprenden. Si me pasa a mí cuando discuto con mi compañero, y se me sube todo a la cabeza, imagina personas de cinco o seis años, o adolescentes que no saben qué les pasa en el cuerpo, y no entienden por qué la vida les puso donde les ha puesto”.

“Pero nos encontramos con la sorpresa de que no son solo los niños de la residencia, también los niños de fuera que entran a participar en el grupo, también vienen con dolores y con brechas. Por ello, a nivel personal, lo primero que intentamos es que gestionen las emociones, que aprendan a expresarlas, a gritar lo que les duele. El segundo año nos centramos mucho también en aprender un lenguaje que fuera muy positivo, que les sacara del taco continuo y la grosería”.

El taller no ha tenido demasiada acogida entre los niños del barrio, probablemente por la cantidad de exámenes, actividades extra escolares y demás compromisos que los pequeños tienen al salir del colegio. “Entiendo que es difícil para las familias organizarse por la tarde para traer a su hijo a clase”, expresó Ruiz.

Rosario Ruiz, responsable de formación de La Abadía y coordinadora de la muestra "

Creo que la Educación artística debería ser un currículum fundamental desde los 3 años

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Rosario considera que se debería implementar la oferta de este tipo de talleres o actividades en los colegios e institutos. “Creo que la Educación artística debería ser un currículum fundamental desde los 3 años. Pero no teatro como tal, pensemos que las artes como la pintura, la música…. Hace que las personas seamos un poquito mejores, que gestionemos mejor nuestras vidas, que aprendamos a comunicarnos, aprender a escuchar y a no humillar al otro. Aprender a leer la información que ahora es tan confusa siempre.

Desde las artes creo que hay una labor fundamental, y creo que esto también ayudaría a que mucha gente que estudia Artes Escénicas y se queda sin trabajo se dedicara a la pedagogía teatral. Y eso es un deber enorme que tenemos aquí en España”.

Aunque el equipo reconoce que los avances que ven en sus alumnos quizás no parecen enormes, ellos sí notan una gran mejoría con el paso de los años. “Una cosa que ha sido muy buena es que el año pasado venían para no quedarse en el patio, para que no les castigaran, o porque no querían quedarse solos. Y este año hemos conseguido que vengan realmente porque quieren”, expresó Ruiz.

Rosario Ruiz, responsable de formación de La Abadía y coordinadora de la muestra "

Estamos intentando encontrar colaboraciones a través de proyectos de otras fundaciones, y tenemos un proyecto que se llama 'Vivo en una residencia de acogida, tengo 17 años, ¿y ahora qué?'

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Pero queda un tema pendiente. Muchos de los niños, al cumplir los 17, si no han conseguido que una familia les adopte o que les contraten en algún trabajo, prácticamente no tienen futuro por delante. “Estamos intentando encontrar colaboraciones a través de proyectos de otras fundaciones, y tenemos un proyecto que se llama Vivo en una residencia de acogida, tengo 17 años, ¿y ahora qué? Por eso el proyecto siguiente lo centraremos en qué pasa cuando estos niños cumplen 17 años”, explicó Ruiz.

Termina esta temporada de La Abadía cruza la calle, pero sin duda, proyectos como este en los que sus directores se dejan el alma, solo suponen un nuevo comienzo para unos jóvenes que tienen toda la vida por delante y las capacidades necesarias para conseguir lo que se propongan.

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