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Educación medioambiental desde la infancia

Abigail Kay
Head of Infants, The English Montessori School
24 de junio de 2022
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Las consecuencias del cambio climático son cada vez más evidentes a todos los niveles. Sin duda, realmente, ya vamos tarde para poner en marcha medidas que nos ayuden a frenar este impacto negativo. Por ello, es esencial, y cada vez más prioritario, que demos un giro a nuestra forma de vida para avanzar hacia modos de vida más sostenibles.

En este sentido, sin duda, uno de los pilares fundamentales para el cambio reside en la Educación, tanto en los colegios como en los hogares. Pues, necesitamos que las nuevas generaciones crezcan con valores medioambientales aprendidos y mucho más desarrollados que los que se impartían hace tan solo unos años o, incluso, en la actualidad.

Es cierto que, desde los centros educativos se lleva formando a los alumnos en temas relacionados con el medio ambiente desde hace muchos años. Por ejemplo, sobre la gestión de los residuos, las conocidas 3R (reducir, reutilizar y reciclar) o la importancia de ahorrar agua y energía. Sin embargo, en este aspecto, aparentemente, ya deberíamos estar bastante avanzados. Por ello, nos toca progresar con otros conceptos y proyectos, desde una perspectiva mucho más profunda y, lo que es más importante, también desde la práctica.

Un cambio de enfoque

La educación medioambiental ha estado tradicionalmente enfocada a la responsabilidad individual. Sin embargo, es necesario que ampliemos esa perspectiva y enseñemos a los niños a desarrollar el pensamiento crítico para que sean capaces de analizar las causas de la crisis climática y los problemas que trae consigo. Sobre todo, para que sean conscientes de las posibles soluciones y se conviertan en agentes reales del cambio.

Además, es imprescindible que les enseñemos, no solo el impacto de estos cambios sobre el planeta, sino también a nivel social, como las migraciones climáticas, las enfermedades que pueden ser consecuencia de la contaminación o el aumento de desigualdades, entre muchas otras.

En este contexto, por supuesto, es necesario que, además de educar en la biodiversidad y el cuidado del medio, realicemos proyectos de intervención, transformemos los entornos en la medida de lo posible para que sean más naturales y, además, integremos a los niños en dichos entornos.

Medidas de intervención desde los centros educativos

Desde los centros educativos es necesario que pongamos en marcha proyectos centrados en Educación ambiental. Esto no solo implica fomentar las salidas a la naturaleza y formar a los niños en el cuidado del medio ambiente, sino transformar los propios entornos. Así mismo, también es necesario emprender proyectos educativos, como aumentar el número de clases al aire libre e implicar a las familias en ciertas actividades, de modo que se estimule el refuerzo de estos aprendizajes desde los hogares.

Algunos proyectos educativos que se pueden implementar desde los centros de enseñanza pueden ser, por ejemplo, la implementación de huertos o invernaderos en los que los alumnos aprendan nociones de agricultura ecológica o la realización de talleres impartidos por expertos en Educación medioambiental, entre otras.

Así mismo, para que los propios centros se conviertan en espacios más sostenibles, es necesario desarrollar otras medidas en los espacios y las instalaciones. Un ejemplo de esto es el desarrollado en The English Montessori School, TEMS, en el que se han instalado siete placas solares en el edificio de infantil, Discovery House, para el abastecimiento de agua caliente sanitaria. Estas placas, del tipo F3-1, cubren más del 60% de la demanda actual de agua caliente de todo el edificio, con un consumo estimado de unos 730 litros diarios, lo que implica cuatro litros por persona.

Para que los alumnos sean conscientes de lo que una medida como esta implica, se les hacen formaciones específicas en las que aprenden acerca del funcionamiento de este sistema, su eficacia y el por qué es tan importante. Además, este aprendizaje viene acompañado de un conocimiento a largo plazo sobre la importancia de transformar para que sean sostenibles.

Este tipo de prácticas nos permiten avanzar hacia una educación medioambiental del alumnado mucho más desarrollada. Implementando programas cuyo conocimiento va aumentando el grado de complejidad en la función que van avanzando los cursos, conseguimos educar desde el ejemplo y la práctica, con recursos atractivos para los estudiantes. De este modo, formamos agentes del cambio capaces de analizar y actuar frente a la emergencia climática.

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