Gio Zararri: "No sirve de nada pensar que como somos adultos sabemos cómo funciona la vida, el niño tiene que vivirla"

Sergio González de Zárate Pérez, conocido como Gio Zararri, estudió Ingeniería Informática. Desde muy pequeño era un apasionado de la lectura y le gustaba escribir, así que decidió escribir su primer libro El fin de la ansiedad para ayudar a todas aquellas personas que estaban pasando por aquello que él mismo había experimentado en su vida. A partir del momento de su publicación, el libro comenzó a gustar y sus redes sociales comenzaron a crecer, así que la divulgación empezó a ser una parte muy importante de su trabajo. Recientemente, ha lanzado El fin de la ansiedad en niños y adolescentes, enfocado en el trastorno de ansiedad en esas edades. Además es coach y, como él mismo explica, su objetivo es ayudar a las personas a entender en qué consiste la ansiedad para poder trabajar desde ahí y encontrar una salida a ese sufrimiento.

El autor atiende todo tipo de dudas y está dispuesto a ayudar a cualquier persona que lo necesite a través de su perfil en redes sociales y su página web.

¿Tenías claro cuando lanzaste El fin de la ansiedad que harías otro libro enfocado a la ansiedad de los niños y los adolescentes? ¿Cómo surge esta idea?
— No había pensado más allá cuando lancé el libro. No sabía si realmente iba a gustar. Pero el libro comenzó a ir bien, las personas me comentaban que el libro les había ayudado en sus situaciones de ansiedad y creamos una comunidad. A partir de ahí, fui creando otros libros viendo las necesidades de las personas de la comunidad y estudiando cómo se encontraba el mundo. Muchos padres me hablaban y me preguntaban sobre este problema, sobre todo a raíz de la pandemia y del confinamiento, que ha provocado un aumento en el trastorno de ansiedad en niños. Así que, finalmente, me decidí a estudiar en profundidad cómo funciona la ansiedad en los niños y adolescentes para ayudar a los padres a identificar las señales y a comprender los motivos de ansiedad y estrés en niños y adolescentes gracias a entender cómo funciona su cerebro.

¿A quién está dirigido?
— Está dirigido sobre todo a padres y tutores. En tutores pueden entrar profesores, abuelos, adultos… cualquier ser querido que quiera ayudar a estas personas a solucionar este tipo de problemas. También está dirigido a los adolescentes, que ya racionalmente pueden entender muchas cosas y tienen esa necesidad de superar sus propios problemas.

¿A qué se debe el aumento de los casos de ansiedad en niños y adolescentes tras la pandemia?
— Se debe a cómo nos ha cambiado la vida a todos, ha sido algo nuevo y bastante complicado para las personas. Los niños y los adolescentes son más vulnerables, comparten el espacio con los mayores y se comen mucho de su estrés y de sus problemas.

Si ya es un problema para los adultos, por ejemplo, para muchas familias que hayan podido perder el trabajo o la estabilidad económica… Imaginemos entonces los niños que tienen todo eso y más, porque están en una etapa de desarrollo en la que necesitan comunicarse con gente, salir a la calle, jugar, interactuar… El confinamiento lo bloqueó. Esto sumado al aumento del uso de las redes sociales y la entrada de la vida virtual, ha hecho que incrementaran este tipo de problemas.

Según lo que comentas, las redes sociales son un elemento que aumenta los trastornos de ansiedad en niños y adolescentes, ¿qué otros elementos causan este efecto?
— Hay muchos y dependen, sobre todo, de la edad del niño o el adolescente. Ese es un tema que trato en profundidad en el libro: entender que hay etapas en el desarrollo del niño y en el desarrollo cerebral. Por ejemplo, en los niños, la familia es una gran fuente de estrés (los problemas que puedan tener los familiares afectan mucho más a un niño porque es totalmente dependiente), está también el factor escolar (uno de los tipos de ansiedad más común en los niños es la ansiedad por separación, que pasa cuando los niños tienen que ir a la guardería o el colegio y tienen que separarse de sus padres). En los adolescentes es mucho más importante la interacción social porque están en el momento del paso de niño a adulto, y en ese momento de paso, ellos tienen que hacerse su hueco en la sociedad, tienen que sentirse útiles, saber hacia dónde quieren dirigirse y para ellos es necesario comunicarse con iguales.

¿Es fácil reconocer que un niño está sufriendo estrés o ansiedad?
— El estrés lo sufrimos todos muchas veces. Mientras no sea un estrés demasiado negativo y demasiado continuado en el tiempo, no tiene por qué ser malo. Cuando se desarrolla un trastorno de ansiedad es cuando el niño sufre este tipo de problemas de una manera continuada y excesiva. Se nota porque la persona no puede llevar una vida normal, sino que se vuelve una vida limitada y condicionada por esta situación. Por ejemplo, si el niño sufre el tipo de ansiedad llamada mutismo selectivo es fácil de identificar, notas que tu hijo se queda mudo y no habla en ciertas situaciones.

Lo importante es conocer los tipos de ansiedad más comunes en niños y adolescentes y darse cuenta de si ese tipo de malestar es continuo: si el niño llora mucho, está muy sensible, irritable o se preocupa demasiado del futuro… Cuando esto es continuo es cuando el problema puede ser mayor y puede ser un trastorno de ansiedad.

¿Cuál es el primer paso que deben hacer los padres cuando detectan que su hijo/a tiene ansiedad?
— Lo primero que yo creo que hay que hacer es informarse bien, así se evita esa parte de miedo al no saber qué está sucediendo. Si los padres se informan bien, entienden qué está sucediendo, entienden las etapas del niño y cómo puede estar afectándole el día a día. Entienden también que una parte del estrés la podemos estar generando nosotros los padres y entienden qué tipo de ansiedad pueden estar sufriendo para así comprender cómo es tratar con el niño.

Después de eso, lo más importante, tanto si tienen ansiedad como si no, es saber comunicarse con los hijos. Hay que entender, eso lo detallo en el libro, que el cerebro del niños y del adolescente no es igual que el de un adulto. El cerebro humano hasta el primer año de vida se guía por el instinto. Desde el primer año hasta el cuarto funciona el instinto unido a las emociones. Como padres, si sabemos eso, podemos saber que la manera de comunicarnos con nuestro hijo en esa etapa es a través de darle lo que necesita porque su instinto de supervivencia se lo pide. También entender que cuando empiezan a sentir emociones es importante empatizar con el niño y ofrecerle amor y cariño. Sin embargo, si le damos estrés esto puede afectarle tanto en la niñez como luego de adulto. Es a partir de los tres o cuatro años cuando empieza a desarrollarse la razón. No sirve de nada pensar que como somos adultos sabemos cómo funciona la vida, el niño tiene que vivirla. Entonces, como adultos, en vez de pensar que el niño tiene que entendernos a nosotros, tenemos que ser nosotros quienes tenemos que entenderle a él. Por eso es interesante saber cómo funciona el cerebro de un niño.

Luego hay que saber que sobre protegerlos no ayuda nada en este tipo de situaciones. Al final, las fobias o cualquier tipo de ansiedad se tratan exponiéndose a ellas, disponiendo de las herramientas necesarias para hacerlo de manera correcta.

Por último, si se ve que no podemos ayudar al niño, hay problemas de ansiedad que pueden ser muy complicados de tratar, buscar siempre ayuda de un profesional.

¿Se puede evitar la ansiedad en los menores?
— Yo creo que no se puede evitar, porque depende mucho de la vida que llevas o de la genética. Nadie está libre de poder sufrir un trastorno de ansiedad, al igual que cualquier otro tipo de trastorno de salud mental, a todos nos puede pasar. Otra cosa es que si entendemos bien cómo funciona, puede ser mucho más sencillo superarlo. Está estudiado que el cerebro del niño es mucho más elástico, mucho más moldeable y tiene mucha más capacidad de cambio. Entonces, si a un niño se le educa bien emocionalmente y se le ayuda a superar este tipo de problemas, puede solucionarlo mucho antes que un adulto y puede entender que está aprendiendo y adquiriendo herramientas que le facilitarán mucho la vida cuando sea adulto.

En el libro hablas de que hay que actuar desde la positividad, ¿por qué es importante mantenerse positivo?
— Cuando somos adultos la vida nos demuestra que está hecha de cosas buenas, pero también de cosas malas, y al final lo que hace la diferencia es la mentalidad que tengamos. Si nos obsesionamos con el problema y con la dificultad, no salimos de ahí. En cambio, si empezamos a apreciar la parte positiva de pasar por cualquier experiencia o cualquier dificultad, no solo conseguimos superarla, sino que también adquirimos herramientas para saber afrontar ese tipo de situaciones en un futuro. Es fundamental que los niños desde pequeños entiendan también esta posibilidad, esta realidad de que intentando ser más positivos, ver la parte menos fea de los problemas, podemos atacarlos o solucionarlos de una manera más sencilla.

¿Qué papel juegan la escuela y los profesores en el tema de la ansiedad en los menores?
— Es fundamental que se formen en las dificultades que están viviendo los jóvenes hoy en día, que son muchísimos (el bullying o el suicidio entre menores, que están en aumento en los últimos años debido a la vida que tenemos). Yo creo que es necesario que existan psicólogos o gente profesional que puedan ayudar a los chavales a tratar ese tipo de problemas para que no se hagan más grandes. También creo que es fundamental que se formen, aunque sea ligeramente, en las causas de estrés o ansiedad para que no deriven en algo más grave. Dependiendo de la edad, la figura del padre es la primordial, la que más afecta en el desarrollo del niño. Pero en otras edades, la figura del tutor o del profesor es tan importante como la de los padres.