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Arranca el curso escolar en Galicia sin mascarillas y con nueva ley educativa

Arranca el curso escolar en Galicia para más de 300.000 alumnos de Infantil, Primaria, Educación Especial, ESO y Bachillerato en 1.591 centros, un inicio lectivo que este año está marcado por la vuelta a la normalidad tras la pandemia, la caída de matriculaciones debido al descenso de la natalidad y la aplicación de la nueva ley educativa, la Lomloe, en los cursos impares.
José Carlos RodríguezLunes, 12 de septiembre de 2022
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El presidente de la Xunta y el conselleiro de Educación en el inicio de curso escolar.

Ya sin mascarilla obligatoria y con un protocolo de medidas higiénico sanitarias que tan solo recomienda la ventilación de aulas y la higiene de manos –el uso de la mascarilla continúa siendo obligatorio en el transporte escolar–, colegios e institutos recuperan una rutina que padres y madres agradecen y que además alivia de trabajo a los profesores.

Bien temprano comenzaban a llegar los niños y niñas, con sus mochilas y acompañados de sus padres y madres, al colegio público Ramón Cabanillas, en Santiago de Compostela. Natalia, madre de Lucía, acude a este centro por primera vez con su hija. «Está nerviosa, pero yo contenta de que empiece. Lleva mucho tiempo en casa», afirma a Efe esta madre, que ve con buenos ojos que los niños y niñas ya puedan «hacer vida normal».

José, otro de los padres, asegura que era necesario que los alumnos pudieran comunicarse mejor entre ellos, «verse las caras, las sonrisas». Parece que el covid ya no es la máxima preocupación en este curso, pero sí que lo es el coste en libros de texto, que como todo, ha subido de precio debido a la inflación. «Lo voy a notar muchísimo en el bolsillo. Ha subido todo demasiado y vamos a ver cómo llegamos a final de mes. La cuesta de septiembre se va a hacer más dura», afirma Natalia.

A su vez, José se queja de tener que realizar ese desembolso de dinero «por culpa de los continuos cambios de ley». Y es que otra de las principales características de este nuevo curso escolar es la implantación en los cursos impares de la reforma educativa, la Lomloe, que modifica los currículos y los sistemas de evaluación, entre otros aspectos, y promueve una atención más personalizada y más apoyos a los estudiantes con necesidades educativas especiales.

El presidente de la Confederación de las ANPA gallegas, Fernando Lacaci, afirma que el gasto en libros es, además de "sangrante", "inútil", porque los contenidos van a cambiar mínimamente

El presidente de la Confederación de las ANPA gallegas, Fernando Lacaci, afirma a Efe que el gasto en libros es, además de «sangrante», «inútil», porque los contenidos van a cambiar mínimamente, a pesar de que va a ser «inevitable en los cursos impares». Lacaci señala que es necesario volver al sistema de préstamo universal y gratuito, eliminado por Feijóo cuando entró como presidente de la Xunta: «Queremos que establezca un sistema para que las familias no gasten y que los niños reciban un ejemplo de primera mano de lo que es trabajar con un material reciclado, reutilizado, que tiene que cuidar para ceder a otro», ha señalado.

Sin planes de estudios aprobados

Además de afectar a los libros de texto, uno de los principales problemas que están teniendo los centros para adaptarse a la Lomloe son los nuevos currículos, que el Gobierno ya publicó, progresivamente, de febrero a mayo, en las distintas etapas educativas. Sin embargo, la Xunta aún no ha aprobado los currículos definitivos y distintos profesores hablan de «desorganización» y «caos», ya que tienen que preparar las programaciones didácticas a partir de un borrador y subir una plataforma informática, el sistema PROENS, que es «nueva» y para la cual solo ha sido formada una parte de la plantilla.

El director de IES do Sar en Santiago de Compostela, Aníbal García, señala a Efe que la Consellería les ha dado instrucciones para subir las programaciones a esta plataforma y que han flexibilizado los plazos debido a esta situación «fuera de lo común». «Hay que meter la programación en una aplicación y como aún no estamos formados en esa herramienta, pues sí que van a dar un plazo más, quizá hasta noviembre, para subir todas las programaciones», afirma García, que añade que está todo «muy indefinido» y que el profesorado «tiene muchos problemas para asentarse».

Alejandro Costoya, profesor de Economía del IES "Eusebio da Guarda", en A Coruña, afirma que "cada profesor se las está arreglando como puede"

Tamara Paredes, profesora de Lengua y Literatura en ese instituto, señala que «se abrieron unos cursos para formar a los profesores y profesoras», pero que «no todos» han tenido acceso. Sin embargo, confiesa que lo peor es que muchos profesores no están haciendo nada porque «no tienen acceso a la nueva reforma y al currículo educativo».

Alejandro Costoya, profesor de Economía del IES «Eusebio da Guarda», en A Coruña, afirma que «cada profesor se las está arreglando como puede»: «Unos se basan en los borradores, otros hacen una mezcla entre la ley anterior y la nueva, otros se mantienen a la espera de que se aprueben definitivamente los currículos. Es algo completamente fuera de lo normal», declara. Añade que es «importante» no estar modificando todo el tiempo los contenidos y reformando la ley educativa, porque eso genera «una gran carga burocrática» para los profesores.

Ramón Blanco, profesor del IES «As Insuas» en Muros (A Coruña), opina que los profesores están «muy crispados» y perdidos con las programaciones, pero que lo peor es que cada año «las condiciones laborales empeoran» por tanta burocracia. «La Administración quiere justificar que nos paga. Te hacen entregar memorias, proyectos, programación, etc», comenta. De ahí que una de las demandas del profesorado sea, además de disminuir el número de alumnos por aula, reducir el horario lectivo, para así dedicarse a tareas organizativas y una atención y apoyo más individualizado del alumno.

«Cada vez la ratio de alumnos por aula es más grande y si queremos una enseñanza de calidad, lo que necesitamos es contratar más personal, para que el número de alumnos por profesor se reduzca», afirma Alejandro Costoya. A su petición de suma Tamara: «Este año en la ESO tenemos mucho alumnado con necesidades educativas y la verdad tememos un poco porque no sabemos cómo vamos a gestionar toda esa disparidad y diversidad en las aulas. Sí que es un problema, en la ESO estamos prácticamente a treinta alumnos por aula».

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