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Dossier Espacio para el análisis y la reflexión

El acosador invisible: el ciberbullying

El uso prematuro de internet, redes sociales y dispositivos tecnológicos ha supuesto un factor de peligrosidad que agrava las secuelas derivadas del acoso escolar.
María Nieto y Diego VergaraMiércoles, 21 de septiembre de 2022
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© RICK

El acoso escolar, más conocido en inglés como bullying, se trata de uno de los peligros más antiguos vinculados a la educación. Es una problemática que ha sido subestimada en muchos casos bajo la etiqueta de “es cosa de niños”, pero, lejos de tratarse de una dificultad menor, presenta unas características que evidencian la crueldad de los actos que la acompañan:

  • No se trata de una conducta puntual aislada, sino que se agrupa un conjunto de conductas que se producen usualmente.
  • Agresor y víctima son menores de edad, sin embargo, se observa una desigualdad de poder entre ambos, presentando la última claros problemas para defenderse de los agresores, que carecen de total empatía y presentan un carácter persuasivo.
  • Las secuelas resultantes de esta problemática son francamente preocupantes, pues no solo afectan gravemente a la víctima, que puede presentar problemas psicológicos, conductuales e incluso neurológicos durante su vida adulta, sino que también podría haber consecuencias a nivel social.
  • En la actualidad este hostigamiento se puede extender más allá del entorno educativo hacia otros escenarios, donde agresor y víctima no tienen por qué coincidir en el espacio tiempo, como es el caso de las redes sociales y las nuevas tecnologías.

Centrando el foco de interés en esta última característica, alarma la precocidad de uso de las TIC en la infancia y el desconocimiento sobre los peligros existentes por el uso de estas. En esta misma línea, preocupa aún más la existencia de características y/o condiciones que acompañan a muchos estudiantes, y que, según las estadísticas, podrían favorecer que estos sean posibles víctimas potenciales de acoso escolar, como es el caso del alumnado perteneciente a las minorías étnicas, al colectivo LGBTIQ+, y los que presentan problemas de peso o Necesidades Educativas Especiales (NEE).

En este sentido, el uso prematuro por parte de los menores de internet, redes sociales y dispositivos tecnológicos ha supuesto un factor de peligrosidad que agrava las secuelas derivadas del acoso escolar e incrementa la crueldad de estos actos, ya que, además de facilitar la accesibilidad de las agresiones, estas permanecer grabadas de manera permanente en la red. Esto supone un riesgo aún mayor en el caso de los alumnos que, por su condición, pueden ser víctimas potenciales de acoso escolar.

El acoso escolar a través de las TIC

El ciberbullying, más conocido como el acoso escolar a través de las TIC, se trata de una de las formas de acoso que más ha aumentado en los últimos años. En este sentido, según el periódico El País, en el año 2022 se ha producido un incremento del 22% de los casos de acoso que se producen a través de aplicaciones como WhatsApp, Tik Tok o Instagram, debido al uso descontrolado de este tipo de redes sociales entre los menores de edad. De hecho, derivado de esta tipología de acoso, surgen nuevos conceptos:

  • Sharenting: publicación de fotos de menores de edad en la web, por parte de sus familias. Haciéndoles ser potenciales objeto de burla en la web, incluso en la escuela.
  • Sexting: se trata de una de las formas de acoso más típicas entre los menores de edad. Consiste en el envío de fotografías o vídeos de alto contenido sexual a través de la web.
  • Sextorsión: muy parecida a la forma de acoso anterior, ya que los pasos a seguir son los mismos, con la variante de que la víctima se ve extorsionada por su agresor o agresores con el fin de aprovecharse de su víctima.
  • Grooming: es la forma de acoso más cruel y peligrosa de todas las mencionadas. Se produce cuando un adulto crea un perfil falso en la red, con el fin de aprovecharse de los menores de edad.

A estos subtipos de acoso se le unen otros peligros nuevos, como por ejemplo los juegos en línea que facilitan el acceso a las víctimas, o los retos virales que promueven la violencia entre los menores de edad, como el caso del reto de la “ballena azul”, el “rompe-cráneos”.

Conclusiones

El uso de internet en la sociedad ha traído aparejadas innumerables ventajas, sin embargo, muchas personas se aprovechan de esa accesibilidad para realizar un uso negligente de internet, generándose así delitos tecnológicos, como es el caso del ciberacoso o ciberbullying.

En esta línea, es preocupante el uso descontrolado de las redes sociales por parte de los menores de edad, los cuales cuentan con libre acceso a internet sin la vigilancia de un adulto. A este hecho se le añade el concepto de huella digital, que hace referencia a aquello que se publica sobre uno mismo en las redes sociales o lo que se busca en el navegador. Todas estas publicaciones podrían afectar a las personas al permanecer para siempre en la red, lo que hace necesario cuidar qué es lo que se sube a internet y las redes sociales.

De este modo, es clara la necesidad de aumentar la formación sobre los peligros existentes en la red tanto a los alumnos y personal docente como a las familias, con el fin de evitar peligros y conductas intimidatorias como las descritas con anterioridad.

Para ello, se recuerda que no se debe dar información personal ni quedar con desconocidos. Es necesario confiar en las familias y docentes, y decir si eres testigo o estás sufriendo acoso escolar, con el fin de detectar y combatir lo antes posible esta problemática.

María Nieto y Diego Vergara son profesores de la Universidad de Ávila

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