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La Xunta de Galicia considera que la nueva EBAU diluye asignaturas y genera desigualdades

La Xunta de Galicia ha mostrado este lunes su "sorpresa" y "preocupación" ante la propuesta del Gobierno central del nuevo modelo de examen de acceso a la universidad, ya que la Consellería de Educación considera que incentiva "la cultura del mínimo esfuerzo" al "diluir asignaturas" y generar "todavía más desigualdades" entre los alumnos.
Redacción-comunidadesMartes, 27 de septiembre de 2022
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El nuevo modelo del sistema de acceso a la universidad que plantea el Gobierno ha sido remitido a las comunidades autónomas para que estas planteen sus alegaciones y aportaciones, que, en el caso del Gobierno gallego, el conselleiro de Universidad, Román Rodríguez, ha presentado esta mañana en una conferencia de prensa.

Rodríguez, acompañado del secretario General de Universidades de la Xunta, José Alberto Díez de Castro y la directora general autonómica de Educación Planificación e Innovación, Judith Fernández, ha señalado que recibe como «una buena noticia» la intención del Ministerio de Educación de modificar el sistema de la EBAU (la antigua selectividad), debido a las desigualdades que existen entre alumnos al no haber una única prueba a nivel estatal.

Sin embargo, el conselleiro ha lamentado que no se contemplen modificaciones en este sentido y ha señalado que la nueva EBAU planteada por el Gobierno central emerge «nuevas problemáticas» y «más desigualdades», no solo entre alumnos de diferentes comunidades autónomas sino también entre los de una misma comunidad, además de generar «una gran incertidumbre».

La propuesta de nueva prueba plantea menos exámenes, al pasar de cuatro a dos, uno de los cuales es una prueba de madurez académica que acabará teniendo un peso del 75% del total

La propuesta de nueva prueba plantea menos exámenes, al pasar de cuatro a dos, uno de los cuales es una prueba de madurez académica que acabará teniendo un peso del 75% del total, aunque los cambios serán progresivos durante tres años a partir del curso 2023-24. La Xunta considera que este nuevo modelo no plantea «cambios metodológicos ni formación previa adaptada a los nuevos criterios» ni para el profesorado ni para el alumnado del primer curso de Bachillerato.

Según Rodríguez, el hecho de que esta prueba de madurez tenga «un peso tan sustancial» en la calificación definitiva requiere fijar unos «criterios de homogenización» para establecer un «marco común» en competencias para el alumnado. Además, la Xunta considera que la propuesta «diluye» aquellas asignaturas de carácter «humanístico» como lenguas, historia y filosofía, y que es perjudicial, además de dificultar la posterior evaluación por parte del profesorado. El Gobierno gallego teme que aumente de esta manera el grado de subjetividad y que tengan que ser varios los profesores que finalmente evalúen al alumnos, al tratarse de una prueba heterogénea con contenido tématico de distintas asignaturas.

En cuanto a la forma, la Xunta ve "precipitado" el calendario propuesto sin margen para evaluar el funcionamiento y resultados de las pruebas piloto, que prevén ser en abril

En cuanto a la forma, la Xunta ve «precipitado» el calendario propuesto sin margen para evaluar el funcionamiento y resultados de las pruebas piloto, que prevén ser en abril. Eso a pesar de que dos meses después, en junio, se examinará con el modelo actual de los últimos años, puesto que la idea del Gobierno es que a partir del curso 2023-24 arranque un modelo de transición, con cuatro ejercicios (una prueba de Historia de España, una prueba de Filosofía, una prueba de la materia a escoger por el alumno de la modalidad obligatoria y la prueba de madurez), todas con un peso del 25% cada una. Ya a partir de 2026 se implantaría el modelo final con la prueba de madurez (con un peso del 75%) y otro examen de las materia obligatoria de la modalidad escogida por el alumno (que tendrá un peso del 25%).

La Xunta insisten en la necesidad de «una prueba homogénea», única para todo el Estado, que asegure niveles de exigencia similares y «unidad de criterio de corrección». Rodríguez ha instado al Ministerio a actuar con «flexibilidad» y «altura de miras» y a no tratar de imponer un modelo que «no sólo no corrige los previos, si no que, además, al no plantear estándares homogéneos, puede generar mucha inseguridad en el profesorado, el alumnado y los centros».

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