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Tener discapacidad y estudiar en Madrid: "Los apoyos son mínimos"

Con el regreso a las aulas este mes de septiembre, la ausencia de algunos recursos se convierte, una vez más, en la queja de las familias cuyos hijos presentan alguna discapacidad y en la principal motivación para dejar de ir a las clases, especialmente para quienes desean continuar con la educación no obligatoria y universitaria.
Karla Vanessa LópezLunes, 26 de septiembre de 2022
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El sistema educativo de la Comunidad de Madrid tiene algunas deficiencias para ser plenamente inclusivo, como es la ausencia de asistencia personal en algunas instituciones, sobreprotección y transportes que no se adaptan a las personas con movilidad reducida, entre otros. Estos son algunos de los recursos técnicos y humanos fundamentales para ayudar a los más de 5.600 estudiantes con discapacidad que hay en la región.

Clara Perucha es un ejemplo ya que padece Encefalomielitis Aguda Diseminada (EAD), una lesión medular que le impide levantar los brazos. Con 22 años está recién graduada en Filosofía política y Economía por la Universidad Autónoma de Madrid, pero estuvo a punto de abandonarla por falta de asistencia adecuada. “En el segundo año me operaron del hombro. Estaba en una situación crítica porque los apoyos que me daba la Universidad eran mínimos y por eso me veía obligada a retirarme, porque no podía tomar apuntes, no podía cargar con el peso del material para ir a clases, ni ir al baño sola”, cuenta a Efe.

Cuando al fin la Universidad le ayudó a encontrar una asistente personal, luego de mucha insistencia, este servicio fue parcial y con una ayudante que no sabía escribir. “Tuve que pasar un largo trámite burocrático para que la Universidad me concediera una asistente que no sabía escribir fluidamente”, explica. La solución llegó de la mano de su madre, que tuvo que pedir una excedencia de seis meses en su trabajo para ir con ella a diario a las clases, sentarse a su lado y tomar los apuntes.

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Según la Comunidad de Madrid en el curso 2021-22 hubo 1.941 estudiantes universitarios con discapacidad en la región

Según la Comunidad de Madrid en el curso 2021-22 hubo 1.941 estudiantes universitarios con discapacidad en la región y solo el 18% del total de personas con discapacidad en la región, de entre 6 y 44 años de edad, tienen estudios universitarios.

El caso de Clara es uno de los cientos por los que la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de la Comunidad de Madrid (Famma Cocemfe Madrid) viene reclamando desde hace años más atención a este sector vulnerable de la población, para limpiar las barreras que les impiden acceder a la educación. La falta de apoyo se reflejó incluso cuando la joven accedió a una beca Erasmus para irse un año a Praga, en la República Checa. Asegura que entonces pidió ayuda para poder encontrar una asistente y la respuesta de la Universidad fue que renunciara a la beca o que la pospusiera aunque “por supuesto, no lo hice».

El presidente de Famma, Javier Font, menciona a Efe que han pedido a la Comunidad de Madrid mayores recursos humanos y técnicos para las personas con discapacidad, más allá de la enseñanza obligatoria, como el apoyo asistencial para acciones básicas como ir al baño, refuerzo de profesionales y el acceso al transporte adaptado. Según Font, “al no haber estos recursos, se les está condenando a que abandonen el sistema educativo; llevamos años con esta lucha y tenemos derechos y soportes suficientes para que esto se lleve a cabo”, asegura.

La falta de recursos no solo se refleja en la educación no obligatoria, también en el resto de niveles del sistema educativo

Pero la falta de recursos no solo se refleja en la educación no obligatoria, también en el resto de niveles del sistema educativo. Así lo cuenta Mónica Suárez, madre de Bruno de 14 años, quien cursa el tercer año de secundaria y padece de ataxia congénita que le impide tener equilibrio y estabilidad para caminar y hablar y le obliga a ir a clases en silla de ruedas. “En la Comunidad de Madrid se dice que todos los padres tenemos libertad de elección del centro educativo para nuestros niños, pero no es así, porque quienes tenemos hijos con discapacidad sólo podemos elegir entre centros determinados y hay pocos en Madrid”, detalla.

Para Mónica, además, los servicios que da la Comunidad son un tanto contraproducentes, porque tienden a segregar a los alumnos con discapacidad y cita el transporte porque asegura que el servicio de ruta escolar limita a los niños con discapacidad a relacionarse sólo entre ellos. “Mi hijo nunca sale por la puerta principal del colegio, por donde salen sus compañeros, porque el bus escolar adaptado para movilidad reducida, sale por otra puerta y en diferente horario”, explica esta madre.

Pero las limitaciones en el sistema educativo no solo son para quienes tienen discapacidad física. Oscar Fernández, padre de una menor de 6 años de edad, que tiene comprometida la motricidad y se le complica escribir, también destaca que hace falta la capacidad del sistema educativo para adaptarse a las necesidades individuales de cada alumno. “Los casos como el de mi hija necesitan una adaptación metodológica más eficaz y para eso hace falta recursos específicos humanos, porque no basta solo con una tutora de apoyo poco tiempo en la semana”, menciona.

No obstante, la Comunidad de Madrid señala que “la escolarización de los alumnos con discapacidad es siempre objeto de atención individualizada con la intención de ofrecer a la familia la plaza escolar más adecuada a las necesidades de cada alumno» y en el caso de los que padecen alguna discapacidad motora hay centros preferentes, según el gobierno regional, en los que se han suprimido barreras arquitectónicas y hay personal de apoyo a este alumnado.

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