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Una escuela de fantasía

Jesús Asensi
Profesor de Religión
5 de septiembre de 2022
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Durante el último trimestre del curso estuvieron preparando las tres pruebas deportivas previstas en el triatlón escolar: bicicleta, natación y running. Y ahí que fueron a participar en esa jornada deportiva municipal junto a todos los demás colegios de la población.

Al final de la mañana le preguntaron al maestro de Educación Física, encargado de preparar y coordinar el triatlón escolar, cómo habían quedado y si habían ganado alguna medalla. Su respuesta fue del todo adecuada a las nuevas corrientes pedagógicas progresistas: no se trataba de una competición, sino de un evento deportivo, y no hay ni ganadores ni vencidos, pues lo único importante es participar.

“Entonces –le dijeron al maestro responsable del triatlón– ¿qué pasará el día de mañana cuando estos niños se presenten a una oposición o a una entrevista de trabajo? Cuando no consigan el puesto, ¿también les diremos que lo único importante era participar en ese proceso de selección?”. Tras la pregunta, un incómodo silencio, pues no se sostiene ese afán de evitar a los niños cualquier tipo de evaluación cuantitativa o cualitativa, cualquier tipo de frustración, y de mirar para otro lado mientras lo que reina en la sociedad actual, lo que les espera en un futuro próximo, es una ardua competitividad en todos los ámbitos donde se desenvuelven las personas: educativo, laboral, cultural, económico, familiar y hasta en el sentimental.

Quizá haya llegado el momento de recordar a más de uno que lo importante no es participar, que también, sino el saber perder y el saber ganar con dignidad, aprendiendo de los fracasos para crecer en humildad y reconociendo la labor y la ayuda recibida de los demás cuando lleguen los éxitos.

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