Problemas de lenguaje y consecuencias emocionales

El lenguaje es la cualidad que nos diferencia del resto de especies. Es el principal medio de comunicación, del cual surgen las primeras interacciones con el entorno y nos permite adquirir e impulsar nuestro aprendizaje.

Existen dos periodos clave en el desarrollo del lenguaje: en el primero, desde nacimiento a los 3 años de edad, se empiezan a adquirir las habilidades del habla y del lenguaje. En el segundo, de los 3 años hasta los 7, el lenguaje se desarrolla de manera potencial.

En los seis primeros años de vida se establecen las bases del lenguaje oral. Por ello, es muy importante estar atento al desarrollo del lenguaje de los alumnos, ya que la detección temprana de problemas en la adquisición del lenguaje facilitará el tratamiento y mejorará el pronóstico.

Los signos de alerta que pueden hacernos sospechar de un problema en la adquisición del lenguaje en la etapa infantil son los siguientes:

• Uso ineficaz del lenguaje oral para comunicarse con otros niños o adultos.
• Rechazo o evitación hacia situaciones de comunicación.
• Retraso en la aparición de primeras palabras/frases o desaparición del lenguaje.
• Problemas en conciencia fonológica.
• Bloqueos en el discurso oral de manera muy marcada.
• Dificultades de acceso al léxico, vocabulario limitado.
• Dificultad para seguir una conversación.
• Evitación del mantenimiento de la mirada al relacionarse con el interlocutor.
• No realizar preguntas referidas al que o al dónde.
• Construcción de oraciones de pocos elementos para su edad o en un orden inadecuado.
• Presencia de constantes otitis de repetición.
• Confusión del significado de las palabras.
• Omisión de sílabas en las palabras de manera llamativa.
• Dificultad al narrar hechos o eventos.
• Problemas para seguir las dinámicas de los juegos y seguir instrucciones sencillas.
• Ausencia de iniciativa para comunicarse.

La dificultad para comunicarse con las demás personas genera problemas emocionales en los niños, ya que el ser humano es un ser social por naturaleza.

La adquisición del lenguaje y el desarrollo social y emocional se influyen de forma mutua.

La capacidad lingüística cumple una función social y de autorregulación conductual y cognitiva. El lenguaje facilita el conocimiento de las emociones y su comprensión en función de la situación. Determina también el ajuste del estado emocional al poner nombre a nuestros sentimientos y palabras a nuestros pensamientos.

Al carecer de la herramienta del lenguaje para poder expresar sus sentimientos o emociones, son frecuentes los llantos o conductas disruptivas, para intentar ser comprendido.

Suelen generar estrategias para compensar sus dificultades en el lenguaje, así manejan la ansiedad, tensión o aburrimiento que les provocan los problemas para relacionarse con su entorno. Algunas conductas pueden se timidez excesiva, intolerancia a la frustración, rabietas, desviación de la atención o mutismo selectivo (mantener el silencio en situaciones o con personas que el niño decide).

Es muy importante prestar atención a este tipo de conductas y a los signos que alarmas que pueden indicar problemas en el desarrollo del lenguaje. Se debe realizar una evaluación por parte de profesionales que determinará las dificultades del niño en su lenguaje y sus problemas emocionales y conductuales derivados de estas, contando con la implicación de las familias y del colegio.

• Marina Martín, logopeda de Proyecto 3 Psicólogos