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La Universidad como vivero de solidaridad

Ana Benavides
Directora general de Fundación Lealtad
20 de septiembre de 2023
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El sistema educativo cada vez tiene más en cuenta el desarrollo competencial de los alumnos en todas las etapas de aprendizaje. Las aulas se conciben como un espacio de interacción, de comunicación, de descubrimiento personal y desarrollo de capacidades diversas que van mucho más allá de los conocimientos de los libros de texto. Y en ese proceso de aprendizaje “para la vida”, es también esencial ejercitar el músculo de la solidaridad.

Ellos son las nuevas generaciones que deberán asumir el reto de construir un mundo mejor, y tendrán acceso a todo tipo de tecnologías e innovaciones para conseguirlo. Pero la mejor sociedad es aquella capaz de poner a las personas en el centro, la que lucha por el bienestar de todos, la que defiende la integración, la diversidad, la igualdad de oportunidades… Ayudar a los jóvenes a desarrollar su lado más humano contribuirá a que se conviertan en motores del cambio, en adultos socialmente responsables que se preocupan por el bien común. Y animarles a colaborar con iniciativas de carácter social no es solo una cuestión de generosidad, sino que es también una excelente oportunidad de aprendizaje personal y competencial.

La época universitaria, cuando esos jóvenes son ya mayores de edad y pueden asumir compromisos personales de mayor alcance, es perfecta para que puedan introducirse en este contexto y tomar perspectiva de la realidad social del mundo en el que viven. La Universidad es cada vez más consciente de esta necesidad, y por ello, muchas de ellas cuentan ya con su propio Departamento de Voluntariado, desde el que coordinan proyectos internos y la colaboración con ONG de acción social y cooperación al desarrollo. De ese modo, los alumnos pueden conocer diferentes propuestas solidarias y participar en aquellas que, por sus propios intereses y disponibilidad, mejor les encajen. Incluso, con estas actividades pueden conseguir créditos ECTS que computan para obtener su titulación académica.

Aprendizaje-Servicio, unas prácticas solidarias muy reales

También desde la Universidad se impulsan los programas denominados Aprendizaje-Servicio (ApS), cuyo objetivo es ofrecer a los alumnos la posibilidad de prestar un servicio a la comunidad poniendo en práctica los conocimientos teóricos adquiridos en las aulas, mientras desarrollan competencias profesionales y personales. Estos programas, promovidos desde la red CRUE de Universidades Españolas desde 2015, son una increíble oportunidad de aprendizaje para estos jóvenes, y al mismo tiempo les permiten entrar en contacto con otras realidades y tomar conciencia de lo mucho que pueden conseguir poniendo su talento al servicio del bien común.

Dentro de esta modalidad podemos encontrar distintas aplicaciones. Por ejemplo, las denominadas clínicas jurídicas, o laboratorios legales, nacen de las universidades con titulaciones del ámbito del Derecho y permiten a los estudiantes participar en procesos jurídicos reales relacionados con casos de interés social, o asesorando a ONG. O en el ámbito de la Administración y Dirección de Empresas, algunas instituciones universitarias ofrecen a sus alumnos la posibilidad de hacer prácticas de gestión en organizaciones del Tercer Sector.

Hay un tipo de iniciativas que se sitúan justo en la intersección entre la vida universitaria y la vida personal, que también impulsan diferentes universidades, y que consisten en fomentar la convivencia intergeneracional entre jóvenes y personas mayores. Están pensadas para universitarios que salen de la casa familiar para estudiar su grado o posgrado, y pueden encontrar alojamiento gratuito en viviendas de personas mayores a cambio de compañía. De estos programas surgen increíbles experiencias de aprendizaje mutuo y enriquecimiento personal.

Y por supuesto, la Universidad puede servir para formarse como gestor especializado en entidades no lucrativas. De hecho la oferta de titulaciones de másteres y posgrados en dirección y gestión de asociaciones y fundaciones es cada vez mayor. Sin duda, el Tercer Sector ofrece salidas profesionales a tener en cuenta por parte de aquellos jóvenes con inquietudes sociales que valoran poder dedicarse profesionalmente a proyectos que persiguen el bien común.

Colaboración con ONG

Fuera del campus, los universitarios también pueden encontrar iniciativas solidarias en las que colaborar. Y de hecho, lo hacen. Según el X Estudio sobre Voluntariado Universitario de Fundación Mutua Madrileña, correspondiente al curso 2021-22, en el que han participado 65 ONG, prácticamente todas ellas afirman contar con voluntarios universitarios, y para 2 de cada 10 representan más de la mitad de su red de apoyo.

Estos voluntarios colaboran activamente en campañas para la recogida de alimentos, imparten clases a niños con dificultades académicas de familias en situación vulnerable, acompañan a mayores, hacen rutas de calle para ofrecer café y compañía a personas sin techo… La conciencia solidaria de la juventud se traslada también al deporte, participando en carreras o torneos solidarios; a sus opciones de compra, comercio justo, mercadillos solidarios; y también a su ocio, optando por pasar unas vacaciones diferentes a través de un programa de voluntariado de verano, dentro o fuera de España.

La oferta solidaria es muy variada, por lo que no les será difícil encontrar alguna iniciativa que se ajuste a sus intereses. Pero es fundamental, a la hora de elegir, que estén seguros de que la ONG cumple con unos principios de transparencia y buenas prácticas en su gestión y gobernanza. Buscando entre aquellas entidades que han conseguido el sello Dona con Confianza de Fundación Lealtad podrán seleccionar una organización confiable que, por cercanía y por el tipo de colectivos con los que trabaja o acciones que lleva a cabo, permita a cada universitario desarrollar su lado más solidario a través de la acción social.

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