Elvira Perejón, neuroeducadora: “Incorporar el humor al aula facilita la labor docente”
Educar con sentido del humor tiene múltiples ventajas tanto en el aula como en casa. Un estudio estadounidense ha demostrado la beneficiosa influencia que una crianza con humor ejerce en el desarrollo emocional y cognitivo de los niños. Según la investigación publicada en la revista Plos One, los padres que recurren al humor a la hora de educar no solo mejoran las relaciones paternofiliales sino que, además, contribuyen al desarrollo de habilidades y capacidades de sus hijos como la flexibilidad mental, la empatía, la resiliencia, el optimismo o la resolución de conflictos, entre otros.
La estrategia de educar con sentido del humor resulta también muy indicada para que los docentes la tengan en cuenta a la hora de impartir sus clases. Así lo asegura la neuroeducadora y especialista en neuropsicología Elvira Perejón: “El humor puede ser tan útil en el aula como lo es en casa, siempre y cuando se utilice de forma adecuada. Cada vez hay más evidencia científica que respalda que el bienestar emocional no solo crea un ambiente más relajado y agradable, sino que también tiene un impacto directo en el aprendizaje y en la salud mental de pequeños y mayores”.
Perejón, CEO y cofundadora del proyecto @educacionincondicional, mediante el cual imparte talleres de formación dirigidos a familias y educadores, ha ejercido como maestra de Educación Infantil y Primaria durante más de trece años. En esta Entrevista MAGISTERIO resalta algunas de las múltiples ventajas que aporta el humor al aprendizaje desde el punto de vista de la neuroeducación, y asegura que, cuando los alumnos se sienten relajados en el aula, el cerebro está más preparado para absorber información: “Desde un enfoque neurológico, podemos decir que el humor activa varias áreas del cerebro, desde las regiones emocionales hasta las relacionadas con el movimiento y la cognición. Además, genera la liberación de neurotransmisores que no solo mejoran el estado de ánimo, sino que también aumentan las capacidades de aprendizaje y de memorización”.
Según la experta, el sentido del humor aporta los siguientes beneficios:
- Facilita el aprendizaje y mejora la memoria: “Desde la neuroeducación sabemos que el humor no solo hace que las clases sean más agradables, sino que también genera cambios en el cerebro que facilitan el aprendizaje de una manera mucho más efectiva. Por ejemplo, cuando incluimos el humor en nuestras explicaciones, contribuimos a que los conceptos sean más fáciles de recordar porque las emociones positivas fortalecen las conexiones neuronales. Es como si les estuviéramos regalando una llave para guardar mejor la información en su memoria a largo plazo”.
- Fomenta la creatividad y el pensamiento divergente: “Cuando planteas situaciones graciosas o surrealistas, invitas a tus alumnos a pensar fuera de la caja, a buscar soluciones originales y a explorar nuevas perspectivas. Esto no solo enriquece su aprendizaje, sino que también los prepara para enfrentarse a los problemas de la vida con flexibilidad y creatividad”.
- Reduce el estrés y la ansiedad tanto en los alumnos como en los maestros y en los profesores: “Seguro que has notado cómo un comentario con chispa en medio de una clase tensa puede cambiar por completo el ambiente. Esto sucede porque el humor disminuye los niveles de cortisol, la conocida hormona del estrés, y activa el sistema de recompensa del cerebro. Es como si tomáramos una bocanada de aire fresco emocional que nos ayuda a relajarnos y a enfocarnos mejor”.
- Aumenta el interés y la motivación: “Comenzar la clase con un ejemplo divertido puede aumentar el interés de los alumnos y facilitar la conexión con el contenido que se va a enseñar porque estamos aprovechando los periodos de mayor atención que se producen al inicio y al final de la clase. Integrar el humor en estos momentos clave (conocidos como efectos de primacía y recencia) potencia la atención y la memoria de los estudiantes y crea un ambiente de aprendizaje dinámico y efectivo”.
- Genera un clima de confianza: “Todo esto, evidentemente, genera cercanía, se rompen barreras y se crea un clima de confianza que facilita mucho la comunicación y mejora el estado de ánimo de todos. El área motora anterior suplementaria del cerebro es la responsable de la risa contagiosa. Seguro que lo has visto: empiezas con un comentario gracioso y, sin darte cuenta, toda la clase se está riendo. Este efecto grupal no solo crea buen ambiente, sino que fortalece la conexión entre los estudiantes y con el docente”.
- Mejora la autoestima de los estudiantes: “Cuando les mostramos que equivocarse no es algo terrible, sino una oportunidad para reírnos y aprender, ayudamos a construir una autoimagen más positiva. Incluso, al permitirles reírse de ellos mismos en un entorno seguro, les estamos enseñando a manejar mejor sus emociones y a relativizar los problemas. Pero con cuidado de no sobrepasar nunca la delgada línea de reírnos juntos a reírnos de alguien, pues eso no sería humor ya que este siempre tiene que ser bidireccional”.
- Potencia la resiliencia: “El humor es una herramienta increíble para ayudar a los estudiantes a superar adversidades. Les enseña a ver los desafíos desde otro ángulo, a no tomarse todo tan en serio y a encontrar algo positivo incluso en las situaciones difíciles. Esto, junto con la flexibilidad mental que fomenta, les prepara para enfrentar los altibajos de la vida con más fortaleza”.
Perejón apunta que, aunque pueda parecer una responsabilidad adicional, integrar la educación emocional incluyendo un buen sentido del humor en nuestras prácticas pedagógicas puede convertirse en una inversión que facilite la labor docente: “No se trata de convertirse en artistas de circo, ni parecer un club de monólogos. De hecho, un uso excesivo puede hacer que pierda el sentido. Lo ideal es incorporarlo en momentos clave para complementar el aprendizaje”, apunta.
Desde su experiencia personal, la neuroeducadora confiesa que durante sus 13 años de experiencia como tutora de Educación Infantil siempre ha integrado el humor en sus clases, pues forma parte de su personalidad. De la misma manera, también está presente en su proyecto @educacionincondional y en su labor de conferenciante y formadora (imparte cursos y formación en Centros de Enseñanza del Profesorado para la Junta de Andalucía, así como en centros privados o concertados a nivel nacional).
Eso sí, si bien hay que tener en cuenta las múltiples ventajas que aporta el humor al aprendizaje, según la experta “es también muy importante prestar atención a cómo lo implementamos, para asegurarnos de que el humor en el aula sea inclusivo y positivo para todos”. En este sentido, Perejón aconseja varias pautas para usarlo de manera inclusiva y respetuosa, adaptándolo a las necesidades de cada grupo:
- Una forma muy sencilla es usar recursos que conecten con ellos (memes, vídeos, viñetas o chistes que tengan relación con lo que estás enseñando), y para ello debemos tener en cuenta edad, situación y contexto.
- Pregúntales qué les hace reír: “También puedes crear un espacio en clase donde los estudiantes compartan cosas que les hacen gracia, como historias o dibujos, fomentando su creatividad y participación. A veces, una actividad como inventar historias absurdas o jugar con palabras graciosas puede hacer que el aprendizaje sea mucho más entretenido”.
- El poder de la música: “Dale protagonismo a las composiciones musicales, pues además son una técnica mnemotécnica genial. Componer letras para pequeñas canciones, prosodias o rapeos puede ayudar a los estudiantes a pasar un buen rato además de asimilar mejor los conceptos.
- Reírse de uno mismo: “Cuando les cuentas a tus alumnos tus propios errores, ellos ven que equivocarse es normal. Esto crea un ambiente donde todos se sienten más seguros para cometer errores y aprender de ellos. Incluso recuerdo un profesor de física de Secundaria que en los exámenes incluía un toque de humor, como opciones graciosas entre las respuestas, y de esta forma el alumnado se sentía menos presionado”.
- El humor tiene que ser siempre, y por encima de todo, inclusivo y respetuoso. La clave es que todos se rían juntos, no de alguien. Si ves que algo no ha sido bien recibido, es importante explicarlo y ajustarlo para la próxima vez. También es buena idea preguntarles directamente qué tipo de cosas les hacen gracia y qué no les gusta, para poder adaptar tu enfoque.
- También hay que tener en cuenta que el humor no puede ser forzado. “Tiene que surgir de forma natural y adaptarse al momento. Si lo usamos de manera consciente y respetuosa, podemos convertir nuestras clases en espacios donde aprender sea algo positivo y enriquecedor, y donde las risas formen parte del proceso. Al igual que en la crianza, el humor en el aula es una manera maravillosa de conectar y enseñar”.