Contacto
En esta vorágine de activo y contactable, quizás hemos olvidado un matiz fundamental de la palabra «contacto». Quizás hemos olvidado el «tacto» entre tanto «con». Distraídos «con» esto, «con» aquello, «con» lo importante, «con» lo imprescindible… quizás nos olvidamos del tiempo para el «tacto». Somos con-tacto. Sin tacto, no somos. Sin tacto los contactos quedan distantes, congelados, insensibles, bloqueados, robotizados entre emoticonos y frases hechas.
Superada la idea de que el desarrollo humano se centra en el cerebro, según apunta Lauren Orefice (genetista en el Hospital General de Massachusetts), «nuestros cerebros se desarrollan a medida que experimentamos el mundo interno y externo, y una gran parte de eso es el sentido del tacto», resulta obvio que viviendo en una sociedad inoculada por una cultura alejada del tacto, en la que el contacto mayoritario se produce con aparatos tecnológicos, rápido, exaltado, frío, centrado en el resultado, no es de extrañar que nuestros cerebros desarrollen tensión, estrés y ansiedad.
¿Solución? ¿Pastillas, una nueva app? Si el tacto es el sentido más importante, activo en el mayor órgano de nuestro cuerpo: la piel, y nos trae tanta información que no somos conscientes de ello, no estaría de más cuidarlo. Recordarnos contactar con delicadeza (en cualquier formato y ámbito) bien sea en nuestras interacciones con nosotros mismos o hacia otros, resulta bastante beneficioso y saludable. Una delicadeza, no ñoña o frágil, sino relativa a una atención y exquisito miramiento por la persona, cosa o labor que tenemos entre manos, lo que generará una sensación de disfrute y sentido alegre de vida. No se trata de un «buenismo» forzado, sino una cuestión de elección, de intención de ir en una determinada dirección. Aunque en ocasiones nos descubramos desviando el rumbo, seducidos «con» miles de razones que nos alejan del «tacto», siempre podemos volver a coger el volante. Todo un ejercicio este de contactar y dejarnos contactar con tacto.
Alicia Muñoz Maroto es asesora educativa y editora.