¿Ha venido hoy...?

Esta curiosa pregunta se escucha todos los días en las salas de profesores de los centros educativos.
Igualmente curioso es quién la hace. Muchas veces son los alumnos de Secundaria o los docentes de Primaria.
La cuestión se plantea, dado el volumen y frecuencia de las bajas del personal docente en los colegios e institutos, que se han convertido en algo tan cotidiano, que lo primero que buscamos información de; ¿quién falta hoy?
Asumimos en los centros que se falta con tanta frecuencia, que es algo normal y diario.
El incremento del absentismo laboral es general en todos los campos, basta buscar información en internet, y está disparado desde hace años. Además, por ahora, no encuentra techo.
Son faltas todas ellas, debidamente justificadas en un convenio tan generoso que, por ejemplo, concede cinco días de falta en caso de operación de un cuñado o de fallecimiento de un abuelo.
Sin embargo, hablando de derechos, la Constitución señala en su artículo 27 el derecho a la Educación.
¿Cómo se garantiza con este absentismo y rotación laboral?
¿Qué ocurre en los centros en el mes de mayo con la acumulación de los días de libre disposición? ¿A alguien le importa que los apoyos y refuerzos se vean casi anulados a partir de este mes? ¿Cómo se pueden gestionar o sustituir faltas de uno o dos días?
Si queremos un sistema educativo de calidad, debemos buscar el compromiso, la profesionalidad y la seriedad de todos los que lo componemos y el control y evaluación, propio de cualquier realidad humana, por parte de las administraciones educativas.
Las condiciones de trabajo del personal del sistema educativo deben ir de la mano igualmente, siempre con el horizonte de la calidad de la educación ofrecida, y entender, que romper ese equilibrio perjudica a alumnos, familias y profesionales comprometidos.
Esta es la realidad silenciosa en los centros educativos en el mes de mayo y junio, aunque como en el cuento del “traje del emperador” nadie lo diga.