Neuroplasticidad
Durante este periodo se llevan a cabo diversos procesos de crecimiento neuronal que se desarrollan por ciclos. En estos “periodos críticos”, se produce un gran desarrollo de las neuronas y sus conexiones, facilitando a los menores la interacción con el entorno y el aprendizaje del mismo con menor esfuerzo. Por ello, ofrecer experiencias adecuadas durante esta etapa es clave para potenciar al máximo las capacidades del cerebro en desarrollo.
La capacidad que tiene el cerebro infantil para adaptarse y aprender se da gracias a su impresionante habilidad de maleabilidad. A diferencia del cerebro de las personas adultas, el de los niños no solo responde a estímulos, sino que a su vez los utiliza activamente para construir y reorganizar sus redes neuronales. Cada interacción, ya sea con objetos, personas o situaciones nuevas, representa para ellos una nueva oportunidad para fortalecer habilidades y adquirir nuevos conocimientos.
Varios estudios en neurociencia han demostrado que, durante la infancia, el aprendizaje es más eficiente cuando está ligado a la emoción, el movimiento y las experiencias sensoriales, favoreciendo así a la consolidación de las sinapsis neuronales. La calidad de las experiencias en los primeros años de vida tiene una influencia duradera en cómo se conectan las neuronas y en la arquitectura general del cerebro infantil. Teniendo en cuenta lo anterior, las experiencias ricas, variadas y adecuadamente guiadas no solo enseñan contenidos, sino que estructuran el pensamiento, la memoria y la capacidad de autorregulación.
¿Cuál sería la mejor manera de desarrollar y estimular el cerebro de los niños?
Dentro de la educación, el método Montessori es idóneo para ello, ya que está profundamente alineado con los principios de la neuroplasticidad.
Este método educativo ofrece un entorno diseñado para estimular el desarrollo cerebral a través de la experiencia activa, el juego libre y la exploración autónoma. Al permitir que los niños elijan libremente sus actividades según sus intereses y trabajen con materiales sensoriales concretos, este enfoque fomenta la formación de nuevas conexiones neuronales. Además, respeta y tiene en cuenta los periodos sensibles del desarrollo, etapas en las que el cerebro está especialmente receptivo a ciertos aprendizajes, de manera que optimiza el crecimiento cognitivo y emocional.
En este contexto, el aprendizaje no se impone, sino que surge de la interacción del niño con un ambiente cuidadosamente preparado, lo cual favorece una reorganización cerebral constante y significativa.
Para potenciar el desarrollo cerebral infantil desde una perspectiva práctica, es fundamental ofrecer experiencias cotidianas que estimulen distintas áreas del cerebro. Actividades como las siguientes ayudan al buen desarrollo del cerebro:
- Juegos sensoriales: Bandejas con arroz, arena, agua o legumbres para explorar texturas, estimulan el desarrollo del sistema nervioso a través de los sentidos, favoreciendo así la coordinación y la atención.
- Clasificación de objetos por forma, color o tamaño: Cubos de madera o fichas Montessori refuerzan las habilidades cognitivas como la lógica, el razonamiento y la discriminación visual.
- Actividades prácticas de la vida diaria: Atarse los zapatos, cortar frutas blandas con cuchillo seguro o verter líquidos entre recipientes estimulan la motricidad fina y la autonomía, fortaleciendo áreas del cerebro vinculadas con la planificación y la coordinación.
- Lectura en voz alta y narración de cuentos: Leer libros ilustrados e invitar al niño a contar lo que entendió favorece el desarrollo del lenguaje, la memoria, la imaginación y las conexiones entre hemisferios cerebrales.
- Ejercicios de equilibrio y coordinación: Caminar sobre una línea recta dibujada en el suelo, yoga infantil y juegos con pelotas activan la conexión entre cuerpo y mente, mejorando la autorregulación y la integración sensorial.
- Exploración al aire libre: Jugar en el parque, tocar plantas, observar insectos y caminar descalzos en el césped dispara la curiosidad, mejora la concentración y fortalece la memoria mediante experiencias naturales y multisensoriales.
- Música y ritmo: Repetir patrones rítmicos con palmas, tocar instrumentos sencillos y cantar canciones estimula las áreas del cerebro responsables del lenguaje, la memoria auditiva y la coordinación motora.
Estas actividades, aunque sencillas, cobran aún más valor cuando se integran en el día a día del hogar, con el acompañamiento activo de los padres. Los adultos desempeñan un papel esencial en la estimulación de la neuroplasticidad, ya que son quienes modelan hábitos, actitudes y entornos que favorecen el aprendizaje.
Establecer rutinas predecibles, compartir momentos de juego, mantener conversaciones con atención plena y permitir que los niños participen en las tareas del hogar son prácticas que, además de fortalecer el vínculo afectivo, estimulan distintas áreas del cerebro. Asimismo, fomentar la autonomía, validar sus emociones y cultivar la curiosidad mediante preguntas abiertas y desafíos acordes a su edad contribuye a la formación de nuevas conexiones neuronales. De este modo, los padres se convierten en facilitadores activos del desarrollo cerebral, creando un entorno emocionalmente seguro y cognitivamente enriquecedor.
En definitiva, la neuroplasticidad infantil representa una oportunidad única para sentar las bases de un desarrollo integral y duradero. Comprender cómo el cerebro de los niños se moldea a través de las experiencias nos permite valorar la importancia de ofrecer entornos ricos, afectivos y respetuosos con su ritmo natural. Métodos como el Montessori aprovechan este potencial al fomentar la autonomía, la exploración y el aprendizaje significativo.