Tania García: “Una adolescente que usa IA para alterar su imagen está gritando ¡No me gusto como soy!”

La autora de 'Educar hijos felices en un mundo de locos' sostiene que la IA "puede reforzar las inseguridades de los adolescentes si no les acompañamos de forma óptima".
Eva R. SolerViernes, 30 de mayo de 2025
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Tania García.

Tania García presenta su último libro Educar hijos felices en un mundo de locos (HarperCollins Ibérica) este domingo en la Feria del Libro de Madrid. Autora de diez libros de educación en los que García enseña y da pautas a familias y profesionales para mejorar la relación con la infancia y la adolescencia como Educar sin perder los nervios (Vergara) o el cuento ¿De qué está hecho el amor? (HarperKids), en esta última obra proporciona siete hábitos imprescindibles para educar en el día a día fomentando la salud mental de niños y adultos.

García, que además de educadora social es investigadora y neurocientífica, afirma que en este mundo de locos “la inteligencia artificial ha irrumpido en nuestras vidas con una fuerza abismal y como toda fuerza abismal puede sanar o destruir”. “El problema no es la IA, sino cómo la usamos y, sobre todo, desde donde la usamos. El problema es dejar a nuestros hijos solos frente a ella, sin que tengan las herramientas cerebrales todavía construidas, esas que os ayudan a discenir el bien y el mal y a sostenernos emocionalmente”.

La autora creadora del método “Educación Real”, una filosofía educativa libre de violencia, denuncia que los adultos, padres y educadores, muchas veces exigimos a los niños y adolescentes conductas o comportamientos para los que su cerebro todavía no está preparado. “La sociedad actual basada en el rendimiento, la inmediatez, la autonomía mal entendida, empuja a nuestros hijos e hijas a quemar etapas antes de tiempo. Queremos que sean responsables, que se controlen, que se comporten… Les exigimos como si fueran adultos en miniatura y lo hacemos, además aplaudiendo su supuesta madurez precoz, sin ver que, detrás de esa apariencia hay una fractura”.

Ese adelanto de procesos que, según García, “es una de las formas más sutiles pero profundas de violencia estructural” ha invadido también el mundo digital: “No es lo mismo que una niña de 9 años use la IA para crear un dibujo que una adolescente de 13 la use para falsear su imagen, porque no tienen la misma estructura cerebral ni emocional”, indica la educadora. La autora de Educar niños felices… explica a MAGISTERIO que durante la adolescencia el sistema límbico está en plena ebullición: necesitan el placer inmediato, el reconocimiento social, sentido de identidad: “todo lo que la IA puede amplificar si no está bien acompañada”. “Una adolescente que usa IA para alterar su cuerpo y parecerse a lo que impera en la sociedad no está explorando la tecnología está gritando “No me gusto como soy” “No soy suficiente” “No soy válida” y la IA se convierte en la vía más rápida para dejar de sentir ese dolor”, añade la experta.

En este sentido, la neurocientífica aconseja a padres y educadores decir no al adelanto de procesos: “No les entregues herramientas de adulto sin el acompañamiento emocional que necesitan para usarlas con ética, con sentido, con protección, porque una tecnología como eta en manos de un cerebro en construcción reforzará todas sus inseguridades si no es acompañado óptimamente”, explica.

 

Consejos para educar a los adolescentes en el uso responsable de la IA

Además, Tania García, recomienda las siguientes claves respecto al uso de la IA basándose en la ciencia, en su experiencia y en su método de educación:

  • Enséñales a no depender de la IA. “Puedes explicarles qué hace una app, como generar una imagen o un bot automático, pero si no trabajas con ellos su necesidad de aprobación externa, su inseguridad, su miedo al error, lo usarán para tapar el vacío emocional y desconectarse de sí mismos y eso sí que es un problema. Pero no podemos hacerlo si nuestra forma de educar se basa en nuestra aprobación, nuestra inseguridad y nuestros miedos, por eso nuestra propia transformación siempre es la clave”.
  • El problema es la intención de uso. “No todos los adolescentes usan la Ia por las mismas razones, algunos lo hacen para crear, otros para no pensar, otros para aparentar alguien que no son… La clave está en acompañarlos en su uso y en protegerles ante el mismo. Para ello tú debes preguntarte primero para qué la usas tú, que está evitando en tu vida cuando haces scroll sin parar, a qué partes de ti has dejado de mirar, qué penas está ahogando en la tecnología… y empezar a reparar desde ahí”.
  • Enséñales a pensar, no solo a buscar respuestas. “La IA responde pero no cuestiona, no duda, no se contradice, no se emociona. Y un adolescente que aun no ha terminado de desarrollar su corteza prefrontal (la zona del cerebro encargada del pensamiento crítico que no acaba de desarrollarse totalmente hasta los 25 años) necesita aprender a pensar antes de automatizar respuestas. La mejor manera de ayudarles con sus pensamientos es hacerles mucha preguntas y que  todas sus respuestas sean tenidas en cuenta, escuchadas, sin juicio, sin exigencia, sin contradicción”.
  • Que la IA no anule el cuerpo. “Muchos adolescentes ya no toleran el silencio, no pueden sostener una conversación sin mirar el móvil… y usan la tecnología para no sentir. El cuerpo pide pausa, contacto físico, ser visto, necesita refugio. La IA, por el contrario, ofrece inmediatez, dopamina rápida. Y ahí es donde nos encontramos con sistemas nerviosos colapsados, adolescentes desconectados. ¿Qué hay que hacer? Reconstruir vuestro vínculo. Pensar que son los responsables de esa situación es como pensar que el árbol se secó por su copa, no por sus raíces”.
  • No hay responsabilidad sin sostén. “La IA exige responsabilidad pero no puedes pedírsela si tú no estás disponible emocionalmente. El adolescente necesita un red emocional para poder decidir, ser, vivir. Si te enfadas porque no para con el móvil, pregúntate primero: ¿hay un espacio en casa donde puedan hablar sin miedo a ser juzgados? ¿les da un “no” sin conexión? ¿les ofreces alternativas? ¿Aportas presencia, vínculo, incondicionalidad? ¿O la primera persona en separarse emocionalmente eres tú? Cuando sienten sostén, aprenden a elegir lo que verdaderamente desean, sabiendo muy bien lo que impera en el mundo de la IA.
  • Dales palabra antes que pantallas. “La IA no sustituye la conversación. No enseña a sentir. No consuela, solo responde. Y si los adultos no estamos ahí emocionalmente para ellos, lo buscarán en otra parte. Si no hablas con tu hijo de lo que significa el deseo, la pornografía lo hará por ti. Si no acompañas los miedos de tus hijos, lo hará un videojuego violento. Si no sostienes el dolor de la adolescencia, el duelo que viven, la etapa convulsa… buscarán respuestas en una IA que no siente, que modifica su realidad, que les aleja de su identidad en construcción”.
  • Que el vínculo sea su mayor red neuronal. “Puedes poner normas, horarios… pero lo que realmente les protege es que que sientan comprendidos, amados, acompañados. Educar para usar bien la IA es educar para ser. Es darles raíces emocionales, presencia, acompañamiento ético, mirada sin juicio, contacto físico, tiempo compartido, identidad sin condiciones, para desarrollar una óptima salud mental que no caiga en las redes de la dopamina artificial, de lo falso, de lo irreal, lo no auténtico”, aconseja, por último, Tania García.
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