Terapia artística en el aula
Aunque no seamos terapeutas, puede ser beneficioso para nuestro alumnado que al enseñar a dibujar apliquemos algunos procedimientos de la terapia artística. Más que hacerlo con el objetivo de que mejoren mucho en sus dibujos, lo haremos para que aprendan a expresar sus sentimientos a través de imágenes.
Por esta razón, dejar que los niños dibujen sin restricciones es tan importante durante la etapa Infantil como en las siguientes. Si hacemos dibujar a nuestros alumnos de Primaria y Secundaria de modo libre, aun habiendo sugerido un tema, estaremos dándoles la opción de expresar su mundo interior.
Respecto a saber ‘leer’ las imágenes, podremos comprender los dibujos hasta cierto punto. Puede haber alguna parte que, si no nos explican, sea difícil interpretar. Sin embargo, podremos observar y analizar qué elementos se repiten, cuál es la gama de color predominante o cuál el grado de iconicidad. Además es posible enseñar a nuestros alumnos, sin que apenas lo noten, a ‘hablar’ a través del dibujo.
Primero, elegiremos la técnica adecuada para las distintas partes de la actividad. Se trata de que la herramienta que utilicen, ya sean ceras, lápices, barras pastel o témperas, por poner ejemplos, no interrumpa el proceso de generación y asociación de imágenes. Por eso, elegiremos la técnica acorde a dos factores. Uno, el nivel de libertad expresiva que permita y otro, el grado de control sobre la misma. No es lo mismo dibujar con un rotulador de punta fina que con un rotulador grueso. El primero es más controlable que el segundo. Tampoco es igual utilizar un pincel en las técnicas al agua que trazar o manchar con ceras. Estas permiten mayor control. Como resultado, dichas variaciones pueden influir en qué expresa cada persona y cómo.
Segundo, observaremos el uso del color. En la terapia artística el color puede ser de gran ayuda. Nos guía sobre el estado de ánimo de la persona. Al respecto, la psicóloga Gema Sánchez nos ayuda a comprender la relación entre color y emoción. Adquirir unas nociones sobre dicha conexión nos ayudará a comprender mucho mejor el espectro emocional de nuestros alumnos y alumnas.
En un escenario terapéutico, el color simboliza sentimientos por asociación con elementos y sucesos de la vida cotidiana. Su observación constata la dirección que está tomando el paciente en su camino hacia la recuperación. No obstante, trabajando con la mente humana la subjetividad siempre se hace presente. En ocasiones es difícil descifrar qué se expresa tras el uso del color y por qué. Por esta razón, lo que no es evidente forma parte también del proceso terapéutico.
Sea como sea, la manera de poner en práctica nuestros conocimientos sobre asociaciones de color y estados de ánimo debe ser sencilla. De esta forma los niños y niñas podrán liberarse del estrés que supone no conocer una técnica. Porque es más efectivo que exploren con los materiales y se expresen sin restricciones.
En primer lugar plantearemos la pintura de un paisaje. Este ejercicio, relacionado directamente con la observación y el recuerdo, es sin duda una forma sutil de evocar los sentimientos. Para ello elegiremos la acuarela como medio.
En segundo lugar, les pediremos un dibujo en el que aparezcan miembros de la familia en actividades cotidianas. Puede ser una escena en el hogar, en el salón, en la cocina, la habitación o el jardín, si lo hubiera. Es muy probable que surjan símbolos de las relaciones familiares. En este dibujo utilizarán solo rotuladores de punta fina. Será, por contraste, mucho más gráfico.
Finalmente, haremos uso de una ficha que les ayude a comprender la psicología del color. Dependiendo del curso, algunos estudiantes estarán más preparados que otros para conversar sobre las distintas interpretaciones que existen en torno a la psicología del color. Por esto, después de que ellos mismos reflexionen, les proporcionaremos una guía para que adquieran alguna noción. Podéis ver un ejemplo en Plantilla Color y Psicología.
Un vez terminados estos trabajos, es fundamental la puesta en común. Conversar con nuestros alumnos y alumnas, adaptándonos al grado de madurez de cada etapa, puede ser un gran aprendizaje incluso para nosotros. Lo haremos disponiendo las sillas en círculo o sentándonos en el suelo. Y sin prisa, disfrutando del sentido básico del dibujo que es comunicar, conversaremos con cada uno de los alumnos y alumnas e invitaremos a que opinen sobre los dibujos de sus compañeros. Seguramente saldrán a la luz recuerdos de lugares que han visitado y momentos vividos con la familia. Les animaremos a charlar abiertamente pero también respetaremos el silencio o la reserva de algunos, porque no todas las experiencias en el entorno familiar son siempre positivas y pueden aflorar sentimientos contradictorios. En cualquier caso han de sentirse cómodos, tanto si participan como si se mantienen más reservados.
Después puede ser este un buen momento para mostrar obra de distintos artistas que les inspiren en futuros trabajos. No se trataría tanto de buscar modelos de formas y modos de trazo, sino de ayudarles a reflexionar sobre la necesidad de creación artística.
En esta actividad hemos planteado ejercicios con técnicas bidimensionales usuales. No obstante, en la terapia artística el uso del collage, la arcilla o la plastilina es común. Serían entonces la composición de un collage o la realización de figuras tridimensionales, empleando el modelado, otras actividades a realizar que abren muchas posibilidades.
La escultora Louise Bourgeois afirmó: «Durante toda la vida he querido decir la misma cosa. La consistencia interna es la prueba del artista. La desilusión repetida en su expresión es lo que le mantiene en movimiento»*. Bourgeois necesitaba repetir para llegar a dominar el temor y, en ese proceso, la construcción y la destrucción formaban parte de un ciclo incesante.
Con la inclusión de algunas nociones de terapia artística en el aula, enriquecemos la comprensión del arte que tienen los niños y niñas. Realmente, aún se necesita una valoración más profunda de la educación plástica en la sociedad y el uso de estrategias terapéuticas suma.
Si nos paramos a pensar, muchas veces se habla de lo importante que es el arte y sin embargo, en algunos ámbitos, se sigue considerando la Educación Plástica como una asignatura superflua. Es más, si no fuera porque existe mucha más y variada oferta educativa actualmente, muchas personas no permitirían que sus hijos iniciaran estudios artísticos. Pero afortunadamente, las ramas en las que se va dividiendo y desarrollando la educación artística son múltiples y variadas hoy en día. Y dentro de esta variedad, el dibujo sigue siendo el lenguaje común, la base inevitable y necesaria.
*Louise Bourgeois, “On Janus Fleuri”, 9/ 1969 en Art Now, vol I nº7, reeditado en Destruction of the Father, pág 91. Citado por Beatriz Colomina, «La Arquitectura de trauma» en Louise Bourgeois, Memoria y Arquitectura, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Ministerio de Educación y Cultura, Madrid, 2000, pág 45.