Jesús Flores: “El reto de los docentes es hacer que el pensamiento crítico conviva con la inteligencia artificial”

Para Flores, una de las claves está en comprender que la escuela ya no puede mantenerse anclada en un modelo puramente presencial. “La primera cuestión pasa por entender el concepto híbrido del modelo educativo”, sostiene. Es decir, conjugar lo mejor del mundo físico y lo digital, tanto en la enseñanza como en la comunicación institucional.

Desde su experiencia previa en marketing y medios, advierte que la revolución de la inteligencia artificial no solo afecta al contenido, sino también al canal y al público. “Ya hay colegios e institutos que están incorporando herramientas de inteligencia artificial”, señaló, y por tanto urge adaptar las estrategias. Las páginas web, los envíos masivos y las campañas de captación tradicionales ya no son suficientes si no se comprenden los nuevos hábitos y expectativas de las familias hiperconectadas.

La inteligencia artificial: aliada del periodista educativo

Durante la entrevista, Flores insistió en desactivar una idea extendida entre periodistas y comunicadores educativos: que la inteligencia artificial puede “dejarles sin trabajo”. Lejos de ello, subraya que los verdaderos riesgos no están en la herramienta, sino en el desconocimiento de su funcionamiento. “La inteligencia artificial es un proceso de comunicación”, explicó, y como tal, impactará con especial fuerza en el ámbito de los medios y la educación.

Flores recordó que todos los grandes avances tecnológicos, la radio, la televisión, Internet, generaron incertidumbre en su llegada, pero ninguno acabó con el oficio periodístico. Ahora, la IA llega con una disrupción sin precedentes, y el reto es entenderla como una oportunidad. “Lo que tenemos que ver como profesionales de los medios y como académicos es que existen otros roles y otras oportunidades que están ahí, aunque no terminamos de verlas”, afirmó.

Ese cambio de enfoque es fundamental también para quienes trabajan en la comunicación institucional de los centros educativos, donde ya se está viendo cómo la IA puede ayudar a crear contenido, automatizar procesos y segmentar audiencias, siempre que se utilice con responsabilidad.

Un perfil profesional en transformación

“Los roles de los profesionales cambian en 180 grados”, afirma con rotundidad. Y si eso ocurre, añade, también los docentes que forman a esos profesionales deben actualizar su enfoque. Esa transformación afecta de lleno a los perfiles que trabajan en comunicación educativa: ya no basta con saber escribir una nota de prensa o diseñar una campaña. Ahora se requieren competencias tecnológicas, criterio ético y capacidad de reflexión crítica.

Entre los perfiles más demandados, tanto en medios como en agencias o gabinetes, destaca aquel profesional “que tiene conocimientos de periodismo, pero también iniciativas en materia de inteligencia artificial”. Pero para eso, matiza, no basta con saber usar herramientas: hay que comprender su lógica, sus límites y sus implicaciones sociales, educativas y medioambientales.

Flores diferencia entre quienes abrazan la tecnología sin reservas, quienes la rechazan por miedo y una tercera vía que él denomina “la corriente de los reflexivos”. Son quienes valoran la IA por su utilidad, pero sin perder de vista sus zonas grises: los sesgos algorítmicos, el impacto en el empleo o su huella ecológica. “No todo lo que reluce es oro con este tema de la tecnología”, advierte.

Formación crítica para una era digital

Esta visión es la que inspira el nuevo Máster de Periodismo e Inteligencia Artificial impulsado por la Universidad Complutense. Su objetivo: formar profesionales capaces de desenvolverse en un entorno dominado por herramientas tecnológicas, sin renunciar a una visión crítica y humanista del periodismo y la educación.

“El reto de los docentes es hacer que el pensamiento crítico conviva con la inteligencia artificial”, resume Flores. Frente al discurso derrotista que sugiere que las nuevas generaciones ya no razonan ni estructuran ideas por el uso de la IA, él plantea lo contrario: “Eso es un reto de los docentes, el desarrollar el pensamiento crítico o hacer que conviva en la era digital que nos ha tocado vivir”.

El máster parte de una estructura en tres niveles: macro (la legislación y las políticas públicas), meso (el papel de las instituciones educativas) y micro (las competencias individuales). “Europa puede jactarse de tener un nivel macro”, afirma en referencia a la reciente Ley de Inteligencia Artificial aprobada por la UE.

A nivel institucional, los colegios están llamados a incorporar la IA en sus procesos formativos y comunicativos, pero también a establecer criterios éticos y pedagógicos. Y a nivel individual, docentes, periodistas y comunicadores deben prepararse para “un uso no banal de la tecnología”, advirtiendo del impacto que pueden tener incluso acciones simples como una consulta a una herramienta generativa. “Estoy generando emisiones de CO₂”, recuerda Flores, aludiendo al coste energético de cada interacción con estas plataformas.

Un nuevo paradigma educativo y profesional

Flores se muestra convencido de que el debate sobre la IA no va a desaparecer, y no debería hacerlo. “El debate tiene que haber, y esperemos que eso no se pierda”, afirma. En su opinión, el diálogo abierto y crítico sobre la tecnología es parte del proceso educativo, tanto en el aula como en los medios.

Con una combinación de reflexión teórica y aplicación práctica, el máster que dirige está diseñado para responder a una necesidad real del sistema educativo: preparar profesionales de la comunicación que entiendan el presente digital y sepan anticipar el futuro. “Ya no podemos pensar en el público actual, sino en el que viene dentro de dos o tres años”, concluye.

Una advertencia final queda resonando en quienes forman a las nuevas generaciones de comunicadores y educadores: quienes no integren la inteligencia artificial en su formación “no tienen opciones laborales”. Pero más que un diagnóstico pesimista, se trata de una invitación: asumir el cambio desde el conocimiento, la ética y el pensamiento pedagógico.

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