Lo que nadie te contó sobre ser profe de Infantil en España: cuatro datos que te van a sorprender

Cuando pensamos en la Educación Infantil, a menudo nos viene a la mente una imagen de cuidados, juegos y canciones. Es una percepción extendida que la define como una etapa de guarda y custodia más que como un pilar fundamental del sistema educativo. Sin embargo, por primera vez, tenemos una radiografía exhaustiva y a gran escala de esta profesión en nuestro país. El informe TALIS 2024 de la OCDE, en el que España ha participado por primera vez para la etapa de 3 a 6 años, nos da voz directa de los profesionales y revela una realidad mucho más compleja, exigente y sorprendente.
MagisterioMiércoles, 3 de diciembre de 2025
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El personal de  Infantil en España es uno de los más cualificados del mundo, según la OCDE. © ADOBE STOCK

Los datos de TALIS 2024 para la etapa de Infantil nos obligan a desmontar mitos y a mirar con nuevos ojos a quienes educan en la etapa más decisiva del desarrollo. A continuación, desgranamos los cuatro hallazgos más impactantes que este informe nos deja sobre ser profe de Infantil en España.

Una profesión de mujeres... con un techo de cristal inesperado

La Educación Infantil en España es, sin lugar a dudas, un sector abrumadoramente femenino: el 92% del personal son mujeres. Sin embargo, esta realidad esconde una paradoja inesperada en los puestos de liderazgo. Los hombres, que apenas representan el 8% del total, suponen el 30% del total de directores. Es decir, su presencia en puestos de liderazgo es casi cuatro veces mayor que su representación en la base.

El propio informe de la OCDE subraya esta contradicción: España muestra una fuerte feminización en los equipos educativos. Sin embargo, los hombres tienen una presencia ligeramente mayor en los cargos directivos con respecto a lo observado en el equipo educativo. Este desequilibrio sugiere que, incluso en un sector donde las mujeres son una inmensa mayoría, las vías de acceso al liderazgo podrían estar afectadas por sesgos de género que favorecen la promoción masculina. Pero los sesgos de género no son el único desafío sorprendente; el perfil de cualificación y bienestar de estos profesionales revela otra tensión fundamental.

Hiperpreparados y vocacionales, pero al límite del estrés

El personal de  Infantil en España es uno de los más cualificados del mundo. Prácticamente el 100% posee formación universitaria (niveles ISCED 6 o superiores), un nivel de preparación que posiciona a nuestro país en la cima de la comparativa internacional. A pesar de esta altísima cualificación, un contundente 45% del personal afirma experimentar estrés laboral «bastante» o «mucho».

Este dato, sin embargo, convive con otro igualmente rotundo: el 95% se declara satisfecho con su trabajo. Esta combinación de alta preparación, estrés significativo y enorme satisfacción no es solo una paradoja, sino el retrato de una fuerza laboral profundamente vocacional. Es un testimonio de resiliencia profesional que encuentra una inmensa recompensa personal en su labor, lo que le permite sobrellevar presiones estructurales muy severas.

¿Cuáles son las principales fuentes de este estrés? El informe las identifica claramente:

  • Tener demasiado trabajo administrativo (64%).
  • Realizar demasiadas tareas simultáneamente (60%).
  • Tener demasiados niños por aula (51%).

Estos datos demuestran que el desgaste no proviene de la falta de preparación o de vocación, sino de una sobrecarga de tareas burocráticas y una presión constante que limita el tiempo para la interacción pedagógica. Este desgaste profesional, soportado por una fuerte vocación, también arroja luz sobre quiénes son los que finalmente consideran abandonar la profesión, y las razones son muy distintas a las que podríamos imaginar.

Los jóvenes se quedan, los veteranos se agotan: la "fuga de talento" no es como la imaginas

Contrariamente a la narrativa popular sobre la falta de compromiso de las nuevas generaciones, el profesorado de Infantil en España muestra una altísima fidelidad a la profesión. Solo el 10% dejaría su puesto para trabajar fuera del sector educativo, una de las tasas de abandono potencial más bajas a nivel internacional. El hallazgo más contraintuitivo del informe tiene que ver con quiénes se plantean dejar la profesión y por qué. A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los países, en España no son los jóvenes los que más piensan en abandonar. Son los profesionales de más edad.

El equipo educativo de más edad muestra más intención de abandonar por salud y responsabilidades familiares que los jóvenes, en contraste con la tendencia internacional.

Los datos son claros: los profesionales mayores de 50 años tienen una intención significativamente mayor de dejar la docencia por problemas de salud (tanto física como mental) y por responsabilidades familiares que sus compañeros menores de 30 años. Este patrón invertido sugiere un problema profundo de desgaste acumulado a lo largo de la carrera. Lejos de ser una profesión de la que se huye al principio, parece ser una carrera que agota con el paso de los años, poniendo en jaque la sostenibilidad del talento a largo plazo. Y si la sostenibilidad de la carrera docente es un reto, el informe también revela una fortaleza inesperada que posiciona a estos profesionales a la vanguardia de la educación del futuro.

Líderes digitales por sorpresa: la gran fortaleza oculta de la Educación Infantil española

Si hay un área en la que el personal de Educación Infantil español destaca de forma sorprendente es en su competencia digital. El 58% ha recibido formación tanto inicial como continua en el uso de herramientas digitales para su trabajo, y solo un 9% declara no tener ninguna capacitación en este ámbito. Esta cifra no solo es alta en términos absolutos, sino que sitúa a España a años luz de otras potencias educativas. Para ponerlo en contexto, en Japón el 57% del personal no cuenta con ninguna formación digital. En Alemania, esa cifra es del 45%.

Esta sólida base formativa se traduce en una alta autoeficacia: la gran mayoría de los profesionales españoles se sienten competentes para usar la tecnología en su trabajo diario con los niños. Este hallazgo es inesperado en parte porque la Educación Infantil a menudo se estereotipa como una etapa de bajo componente tecnológico, centrada en el juego tradicional. Sin embargo, los datos demuestran que es una fortaleza estratégica fundamental y, en gran medida, oculta. Posiciona a nuestros educadores infantiles como uno de los colectivos mejor preparados de su entorno para afrontar los retos pedagógicos del siglo XXI.

El informe TALIS 2024 nos obliga a actualizar nuestra visión sobre la Educación Infantil en España. Lejos de ser una simple etapa de cuidados, es una profesión ejercida por un colectivo altamente cualificado, vocacional y resiliente, pero que trabaja bajo una enorme presión estructural. Son profesionales que se enfrentan a techos de cristal, a un estrés crónico y a un desgaste que se acentúa con los años, pero que, a su vez, demuestran un compromiso y una preparación digital líderes a nivel mundial.

Ahora que los datos nos muestran este retrato, la pregunta es inevitable: ¿estamos como sociedad cuidando y reconociendo a quienes educan a nuestros hijos en la etapa más decisiva de sus vidas?

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Comentarios

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  1. Irene
    3 de diciembre de 2025 23:39

    Me alegra ver un artículo que pone en valor la labor docente en infantil tantas veces infravalorada.
    Como profesión vocacional, somos much@s l@s docentes que nos hemos formado durante el horario laboral, pero también en nuestro tiempo libre y paga’ndolo de nuestro bolsillo y eso a veces a significado renunciar a otras cosas.