El coronavirus y la reforma educativa

Los españoles no podemos ni queremos hablar de otra cosa, pues ahora lo que más nos preocupa es el coronavirus y el consiguiente estado de alarma que el Gobierno ha decretado. Miles de infectados y una cifra de fallecidos que no deja de crecer a cada hora. Nadie sabe cuándo se revertirá esta situación y qué coste humano va a ocasionar.

Y también está el aspecto económico, pues por culpa de esta pandemia se augura una crisis similar o superior a la del año 2008. Los autónomos que dirigen pequeñas y medianas empresas, y todos los trabajadores junto a sus familias, se enfrentan a una situación crítica. Hasta las grandes marcas van a sufrir más de la cuenta para poder subsistir tras el paso de esta terrible infección.

Además, tampoco podemos olvidar el coste educativo de esta situación de alarma nacional, pues millones de niños y jóvenes han de estar recluidos en sus casas sin poder asistir a los centros educativos. Las familias, en coordinación con los profesores, son las que están estableciendo un horario, similar al que tienen en la escuela, para que no pierdan el hábito de estudio. Seguro que la mayoría de ellas, vista la experiencia, valorarán mucho más la labor de los maestros de sus hijos. Pero también es posible que algunas de esas familias, las que tengan mayor predisposición y disponibilidad horaria, estarán encantadas con esta experiencia docente.

Por eso, ahora que aún estamos a tiempo, pues todavía no está aprobada por el Parlamento la nueva ley educativa del Gobierno, y tras el éxito de esta experiencia educativa hogareña, se debería dar luz verde a la opción de que las familias puedan elegir en libertad el llamado Homeschooling: el educar ellas mismas a sus hijos en casa. Este Gobierno presume de muchas cosas, pero de la que más es de su talante progresista. Y quizá no haya nada más progresista que ofertar a los españoles una opción educativa fuera de un centro escolar. ¿No lo creen ustedes?