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Belén Blanco: “Debemos dotar de las competencias que ayuden a encontrar nuestro proyecto de vida”

Belén Blanco, responsable del Área Pedagógica de la Fundación Educativa Marianista Domingo Lázaro, enumera los tres grandes principios de la tradición pedagógica marianista: el respeto absoluto a la persona, el clima de familia y la adaptación a los cambios.
Adrián ArcosMartes, 1 de junio de 2021
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Belén Blanco dirige la línea pedagógica de los colegios marianistas en España. © MARIANISTAS

La Compañía de María erige en el año 2001 la Fundación Educativa Marianista Domingo Lázaro, a la que dona todos los colegios que en ese momento dirigía. La creación de esta Fundación significa que la propia Compañía se obliga a sí misma a devolver a la sociedad los posibles beneficios que genere cualquier actividad que se desarrolle en los colegios, desde la misma enseñanza reglada a la venta de libros, comedores escolares, instalaciones… Actualmente cuenta con la titularidad de 18 centros en España. Belén Blanco es la responsable del Área Pedagógica de la Fundación.

En una frase, ¿cómo resumiría el proyecto educativo de Fundación Educativa Marianista Domingo Lázaro?
—Nuestra misión es educar a niños y jóvenes desde la visión cristiana de la persona y del mundo, para que lleguen a realizarse de manera integral y se incorporen de manera creativa en el mundo. Ello lo realizamos a través de dos grandes elementos. Por un lado, generar en nuestras escuelas un clima de relaciones personalizadoras, un espíritu de familia que contribuye a que sean centros acogedores, abiertos, respetuosos e integradores; por otro lado, buscando una verdadera Educación integral del alumno.

¿Cómo se desarrolla el proceso educativo del alumno?
—En la tradición pedagógica marianista, hay tres grandes principios: el respeto absoluto a la persona del alumno, el clima de familia que se debe vivir en un centro y la adaptación a los cambios. Desde esos principios básicos, nuestro objetivo prioritario es la Educación integral del alumno, entendiendo por esta el mayor desarrollo posible de las dimensiones de la persona (racional, social, afectiva, comunicativa, artística, ética, espiritual). Desde esta visión, como he señalado anteriormente, educamos en el respeto absoluto a la persona del alumno, buscando desarrollar una serie de competencias y habilidades que parten de nuestro objetivo educativo y nuestros valores. Buscamos una Educación de calidad en la que queremos que los alumnos desarrollen la autonomía y la responsabilidad, la capacidad de aprender a aprender, el valor del esfuerzo, el trabajo en equipo, la adaptación a los cambios. Alumnos que tengan espíritu crítico, capacidad de reflexión, que dialoguen y valoren todas las realidades.

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Buscamos la formación integral de la persona para que desarrolle su proyecto de vida integrándose en el mundo con sentido y creatividad

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¿Qué valores se intentan transmitir a los alumnos?
—Los valores que intentamos transmitir parten de nuestro modelo de persona, que definimos con los siguientes rasgos: personas en armonía con su propio cuerpo y con su entorno, que cultiven su interioridad, que vivan desde la alegría, capaces de amar y ser amadas, que sepan llevar a cabo sus opciones, profesionalmente bien preparadas, abiertas a una sociedad plural, solidarias y comprometidas, abiertas a Dios. Desde ahí intentamos transmitir valores personales que consideramos fundamentales como el respeto, la alegría, la gratitud, la responsabilidad, la acogida, la entrega, el perdón, la gratuidad, la paz, la justicia, la esperanza, la austeridad y la generosidad. También transmitimos otros valores como la democracia, la equidad y la justicia social, la solidaridad con los más débiles, la tolerancia entre diferentes, la paz, la responsabilidad ciudadana y el cuidado de nuestro entorno natural.

¿Qué les diferencia de otros grupos educativos religiosos?
—Creo que en la Escuela Católica todos partimos de un tronco común que es educar para contribuir al desarrollo integral del alumno desde la concepción cristiana de la persona y el mundo. Desde ese planteamiento, que es unificador, cada colegio o institución religiosa tiene unos rasgos propios. A nosotros, nos diferencia que buscamos la formación integral de la persona para que desarrolle su proyecto de vida integrándose en el mundo con sentido y creatividad y buscando la mejora de este. Para ello, cuidamos de manera especial el clima relacional de los centros y el desarrollo de todas las dimensiones de la persona a través de las propuestas educativas curriculares, extracurriculares y pastorales.

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Un buen educador se plantea en cada momento cuál es la metodología más adecuada para alcanzar sus objetivos educativos

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¿Qué se le exige al profesorado?
—Buscamos docentes que, en primer lugar, tengan vocación. La tarea educativa requiere fundamentalmente de una vocación que alimenta el deseo de estar en una mejora constante y que se centra en el encuentro educativo con el educando. En segundo lugar, buscamos personas con una alta competencia personal y profesional, formadas en lo pedagógico y en lo didáctico y que tengan inquietud por seguir aprendiendo.

¿Qué metodologías ponen en marcha los profesores?
—En nuestra red de centros no optamos por una única metodología, sino por el conocimiento de todas ellas para poder aplicarlas en función de los objetivos de aprendizaje y de la diversidad del alumnado. Un buen educador se plantea en cada momento cuál es la metodología más adecuada para alcanzar sus objetivos educativos, y, sobre todo, para que todos y cada uno de sus alumnos avance en su proceso de aprendizaje. Buscamos desarrollar aquellas metodologías que, tal y como nos demuestra la psicología, las neurociencias y otras ciencias del aprendizaje, favorecen el desarrollo de determinadas competencias que queremos alcanzar en nuestros alumnos. Es el caso del trabajo por proyectos, del trabajo cooperativo o los rincones de aprendizaje, de la tecnología educativa…

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Más que nunca debemos dotar a nuestros alumnos de competencias y habilidades profundas que les ayuden a encontrar su sentido y proyecto de vida

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¿Qué habilidades de los alumnos pretenden que se desarrollen específicamente para su futuro?
—La realidad nos está demostrando que más que nunca debemos dotar a nuestros alumnos de competencias y habilidades profundas que les ayuden a encontrar su sentido y proyecto de vida y, desde ahí, a responder a las características del mundo de los próximos años que han sido definidas como VICA (un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo). Sabemos que tendrán que dar respuesta a problemas locales de origen global. Por ello, en los colegios marianistas queremos desarrollar competencias y habilidades que responden al concepto de ciudadanía global.

¿Cómo se gestionó el confinamiento en sus centros?
—Había varios centros en los que ya se habían dado importantes pasos en la digitalización educativa y que pudieron adaptarse de manera más rápida. El resto de los centros respondió de manera ágil, rápida, y admirable, de tal manera que, en poco tiempo, prácticamente la totalidad de los alumnos estaban conectados. En aquellos contextos más desfavorecidos enseguida se desarrollaron estrategias y ayudas para poder garantizar que todos los alumnos se podían conectar a las clases. El caso más extremo lo vivimos en el Colegio “Virgen de la Chanca” (Almería) en el que se repartieron tarjetas para los teléfonos móviles, y en el que, los profesores iban con sus carros de la compra a asistir a estas familias.

¿De qué forma las familias participan en los centros?
—Los centros favorecen un contacto fluido y permanente, promoviendo la participación de las familias en la vida colegial. Se establecen momentos formales, también relaciones informales, se crean estructuras para la participación de las familias. Se invita a la participación en los procesos de aprendizaje de los alumnos y se cuida la comunicación e información a través del Plan de comunicación, la página web, las redes sociales…

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