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Dossier Espacio para el análisis y la reflexión

El éxito de la escuela y del profesorado y el fracaso de la política

En España se da la paradoja de que mientras los profesores y colegios e institutos tienen notable éxito en sus resultados educativos, con algunas excepciones, la política educativa –en cambio– ha sido un fracaso en términos de resultados.
Viernes, 2 de febrero de 2024
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© AAN

En España se da la paradoja de que mientras los profesores y colegios e institutos tienen notable éxito en sus resultados educativos, con algunas excepciones, la política educativa –en cambio– ha sido un fracaso en términos de resultados.

La explicación es clara, mientras que los profesionales de la educación están centrados en lograr que sus alumnos aprendan cada vez más y vayan superando sus objetivos académicos, la política educativa se dedica –estamos seguros que sin mala intención– a poner obstáculos en ese objetivo. Cierto es que las leyes educativas no persiguen ese objetivo, el de obstaculizar la acción educativa, pero en la práctica lo consiguen. ¿Cómo? Añadiendo burocracia e ideología a la noble y simple tarea de enseñar, algo que se da en el ámbito de las aulas, ajenas a las continuas modificaciones de las leyes, reglamentos, planes, comités, directrices, etc. que emanan de las distintas instancias político-administrativas que rodean a los educadores.

 

La explicación es clara, mientras que los profesionales de la educación están centrados en lograr que sus alumnos aprendan cada vez más y vayan superando sus objetivos académicos, la política educativa se dedica a poner obstáculos en ese objetivo

Es cierto que si vemos el sistema educativo en su conjunto percibimos notables deficiencias en su seno, pero, por lo general, los centros que han conseguido aislarse del ruido ambiental consiguen buenos resultados en sus alumnos, como constatan las pruebas externas a ellos, ya sea la EBAU u otras pruebas que los alumnos realizan al término de su recorrido escolar.

 

Por lo general los centros que han conseguido aislarse del ruido ambiental consiguen buenos resultados en sus alumnos, como constatan las pruebas externas

Todo lo demás es, como decimos, ruido mediático, disputa política, enredo sindical. Si preguntamos a cualquier docente comprometido con su tarea y con su labor, veremos que estará de acuerdo en que el día a día del aula nada tiene que ver con el jaleo que muestran, en demasiadas ocasiones, las páginas de los diarios e informativos de televisión, redes sociales, etc.

Hay otra educación distinta de la que, por desgracia, muestran muchas veces los medios de comunicación. Hay toda una corriente de profesores que día a día se dejan la piel en el aula, comprometidos con su trabajo, vocacionales o no, pero profesionales de lo suyo, que trabajan las clases, que transmiten conocimientos y certezas, que enseñan, en definitiva, sus materias, que dominan el arte de persuadir, que se preocupan por la convivencia en sus aulas, que innovando mucho o no tanto, saben hacer apasionantes sus conocimientos, que inspiran y que consiguen que muchos alumnos quieran ser como ellos. Que hacen amar el conocimiento, que disfrutan dando clase.

Por desgracia, todo ese ruido exterior lo único que hace es desmotivarles, impedirles o dificultarles en su tarea.

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