Apostando por la ‘Generación V’ contra el pesimismo
Hoy mismo he recibido un vídeo promocional de un colegio madrileño que presenta en sociedad a la “Generación V”, de Valor (http://generacionv.tajamar.es/home). Algo así como el antídoto contra la mítica generación X o Y o Z porque empieza a haber tantas generaciones como letras del abecedario. También se habla de la generación perdida, silenciosa… Muchos términos, pero todos con regusto a pesimismo, a fatalismo, a hipercriticismo.
Mucho hemos escrito desde estas páginas sobre fracaso escolar, abandono educativo, mediocres resultados PISA… y sería absurdo negar esa realidad. Más aún, conviene partir de la realidad si queremos construir algo en serio y no caer en planteamientos utópicos o simplemente ingenuos. Un ejemplo de optimismo fatuo es aquello que repiten los políticos en campaña de que contamos con la generación de jóvenes mejor formada de la historia. Nadie se lo cree y el efecto es el contrario al que se propone.
Dicho esto, conviene dar un paso adelante y no caer en una suerte de desespezanza que tampoco hace justicia a nuestros jóvenes y, sobre todo, no conduce a nada. No hace justicia porque –como argumenta el citado vídeo– si es innegable que nuestros alumnos no son de los mejores en Matemáticas o en Compresión Lectora, si nos comparamos con los orientales, también lo es que destacan en actitud, capacidad de superación, creatividad, trabajo en equipo, solidaridad, empatía… Valores en suma.
Pero es que además sirve para poco. En todo análisis DAFO, más importante que regodearnos en las debilidades de nuestro negocio, es poner en valor y enorgullecernos de nuestras fortalezas. Poco esfuerzo se necesita para descubrir las carencias, porque siempre hay quien se encarga de recordártelas a tiempo y a destiempo, empezando por uno mismo en un ejercicio de victimismo que se convierte en la mejor excusa del que no está dispuesto a reaccionar, a cambiar, a transformarse.
La conclusión a todo esto es fácil y el citado vídeo (http://www.youtube.com/watch?v=ZMNx2GdVdO4) nos da la clave: familias y profesores tenemos que formar equipo con esta generación de jóvenes, con sus debilidades pero también con sus fortalezas. Al fin y al cabo, son imagen nuestra.