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“El lenguaje musical se aprende de forma diferente al verbal”

Carla Navarro es violonchelista y musicoterapeuta. Desarrolla su labor en la madrileña Escuela Afinarte y en cuidados paliativos pediátricos del Hospital del Niño Jesús. Su vida se desarrolla entre pianos, guitarras, chelos, tambores, cascabeles, armónicas, pitos, carracas, maracas... y el cuerpo, nuestro principal instrumento.

Estrella MartínezMartes, 4 de febrero de 2014
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¿Qué es la musicoterapia?
Es la utilización de los elementos que conforman la música: el ritmo, la armonía, la melodía y el silencio, que es muy importante, con una función terapéutica dentro de un proceso sistemático que se alarga en el tiempo con unos objetivos definidos, y siempre realizada con un musicoterapeuta cualificado. Es el uso de la música como terapia, no en terapia. Hay psicólogos o logopedas que utilizan música en terapia, y está muy bien, pero eso no es musicoterapia.
Hablas de musicoterapeutas cualificados.
En España te sacas el título a través de másteres, que duran entre dos y tres años, dependiendo de dónde lo hagas –yo estudié en Barcelona–. Cada uno tiene cargas lectivas diferentes con números de horas de prácticas distintas. Todavía ni se han puesto de acuerdo para hacer un máster en condiciones en el que todas las personas que salgan tengan la misma formación. Luego están los máster on line, que eso ya es lo mejor de lo mejor… En otros países, como Argentina, la musicoterapia está reconocida como una carrera universitaria. Para entrar tienes que tener unos conocimientos musicales fuertes –en España no exigen tanto–, mientras que aquí se entra desde cualquier licenciatura o diplomatura. Puedo ser químico, tocar la guitarra y hacer el máster.
¿En qué campos se emplea la musicoterapia?
Ahora mismo, sobre todo, en la etapa prenatal y acompañamiento del parto, en rehabilitación neurocognitiva, en Educación Especial –está habiendo muchos resultados con niños autistas–. En el ámbito hospitalario cuesta, pero, poco a poco, se está metiendo cada vez más. Ahora se trabaja más con la población infantil porque es más fácil acceder a ellos. Se trabaja la atención temprana, la estimulación.
¿Cualquier música vale?
No hay recetas musicales. Toda música vale. De hecho, la música que utilizamos en musicoterapia tiene un concepto más grande, el objetivo no es estético. Muchas veces sólo utilizamos los sonidos que emite un niño, que no tiene palabra, para comunicarse. A partir de ahí generamos un envoltorio musical. Le damos sentido a ese sonido. Eso sí, siempre con música en vivo –la grabada se puede utilizar, pero en casos concretos– porque la creación musical es aquí y ahora, con lo que está sucediendo. Lo que hacemos con la música es sincronizarnos con la persona, con el estado que tiene, tanto emocional como físico. Esto se ve fácilmente con los niños que tienen trastorno de hiperactividad. La gente se piensa que para relajarlos hay que utilizar una canción lenta. Si haces eso, ¡se suben por las paredes! Primero hay que sincronizar con su ritmo y a partir de ahí ir modificando. Vamos generando diferentes atmósferas. Por eso la música tiene que ser en vivo y creada, por eso es tan importante que los musicoterapeutas sean músicos, tienen que conocer el elemento con el que trabajan. Adaptamos la música a la persona que tenemos enfrente. Hacemos música con él. Si trabajamos con música grabada, tenemos que adaptarnos al disco.
He leído en tu blog que la musicoterapia interviene en lo cognitivo, lo físico, lo emocional y lo social.
Son las cuatro áreas de interacción, aunque la musicoterapia es mucho más. Lo cognitivo tiene que ver con la atención conjunta en una sola actividad, con la concentración, con la memoria. Con estar aquí y ahora. Lo físico es todo lo que tiene que ver con la rehabilitación física. La música tiene ese aspecto lúdico que a todos nos hace movernos. Lo emocional es todo lo que tiene que ver con la canalización de emociones y con la expresión. La musicoterapia aumenta mucho la autoestima de niños y adultos. Sin palabras puedo ir buscando cómo expresar. Y, por último, en lo social hay una parte muy importante que es la in-
teracción con los demás. Crear un entorno en el que la persona pueda desrrollarse sanamente con los demás.
¿Sólo sirve para niños y adultos con algún problema?
No, puede servir para hacer un proceso de crecimiento personal, por ejemplo, un conocimiento personal a través de la música.
Supongo que estás a favor de introducirla en las aulas.
A mí me parece interesante para gestionar problemáticas que surgen, y más ahora, tal y como están las ratios, pero también es muy importante trabajar a nivel del profesorado. Lo que llaman el síndrome de Burnout, el quemado. El ambiente laboral que hay acaba repercutiendo en los alumnos.
Pero esto será difícil porque, más allá de la musicoterapia, la música siempre ha sido una “maría”.
No se potencia, cuando es una herramienta muy poderosa. Los profesores de Música tienen que ser músicos que sean capaces de transmitir a los niños el amor por esa disciplina. ¿Por qué en las clases de Música no hay música? El lenguaje musical se aprende de forma totalmente diferente al verbal. Los niños, primero aprenden a hablar y después a escribir y a leer. En la música lo hacemos al revés, queremos que el niño de 5 años sepa cuál es la nota do y que lea música. Y encima todo esto ha empeorado con los recortes. El otro día me decía una profesora de Alcañiz que tienen 45 minutos de Música a la semana…
Volviendo a la musicoterapia, si te dieran a elegir, ¿dónde la implantarías?
Habría que empezar por los centros de Educación Especial. La figura del musicoterapeuta es muy importante, como la del logopeda, el psicopedagogo o el fisio, con quienes hará un trabajo interdisciplinario. Después sería maravilloso llegar a todos los demás centros educativos y a todos los niveles. Aunque, quizás, antes de empezar en centros educativos, si tuviera que elegir, empezaría por los hospitales.
Tú trabajas en cuidados paliativos pediátricos.
Sí, lo hago con María Martínez-Gil, otra musicoterapeuta con la que he desarrollado Espacio Musicoterapia. Somos las únicas musicoterapeutas que estamos trabajando en España con paliativos pediátricos. Vamos a las casas de los niños enfermos y hacemos el acompañamiento musical para toda la familia, no sólo para el niño. Hacemos este trabajo de la mano del doctor Martino, del Hospital del Niño Jesús, que nos está metiendo mucha caña para investigar, que es lo que falta en este país. Yo ya sé que la musicoterapia funciona, pero necesito datos para las personas que tengo enfrente, cómo demuestro a los médicos que realmente aumentas la oxigenación en sangre, por ejemplo. Esto está documentado en otros países, pero necesitan que también se haga aquí.
¿Crees que hay rechazo hacia la musicoterapia? Cuando hablas de tener que demostrar cosas parece ser así.
A ver, en paliativos no hay rechazo. De hecho, tenemos lista de espera porque no hay financiación, nos vamos autofinanciando con distintas iniciativas. Duele decirlo, pero estos niños se mueren y nadie invierte en gente que se muere. No se invierte en un final que tiene que ser con calidad. Por otro lado, hay mucha gente que no sabe lo que es la musicoterapia. Han oído algo y piensan que es alguien tocando una guitarrita… También depende de la experiencia previa que hayan tenido, por el intrusismo de personas que no están cualificadas. Quizás también hay rechazo por la palabra terapia. Hay gente que te dice que le encantaría hacerlo, pero que no lo hacen porque no les pasa nada. Piensan que sólo es para adultos o niños con problemas. En cualquier caso, más que rechazo, lo que encontramos es desconocimiento.

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