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El juego como recurso educativo para potenciar el desarrollo infantil

El juego, según distintas perspectivas epistemológicas –Piaget, Vygotski, Freud–, es fundamental en el desarrollo integral del niño y guarda relación con otros planos como son: control de la emoción y fenómenos cognitivos y sociales.
Martes, 10 de octubre de 2017
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Es obvio que la escuela tiene profundos efectos en el desarrollo social del niño, pero hasta ahora se dedicó principalmente al desarrollo cognitivo y rendimiento académico. El enfoque competencial del proceso de enseñanza-aprendizaje nos permite pensar que “ser competente es ser capaz de movilizar conocimientos para responder a problemas reales”. En base a este enfoque, el equipo de orientación del CEIP “San Juan de Dios”, durante el curso 2009-10, puso en marcha el proyecto de innovación sobre juegos cooperativos durante el recreo denominado Aprendemos jugando, centrándose en desarrollar procesos de socialización, considerando la escuela un ámbito ideal para esto, ya que se encuentran en ella al mismo tiempo con dos agentes de socialización: los adultos y los iguales.

Los objetivos que nos propusimos fueron:

  • Mejorar la convivencia escolar e integrar socialmente a los niños que presentan dificultades.
  • Desarrollar habilidades de comunicación para comprender, expresar e interpretar pensamientos, sentimientos y hechos oralmente e interactuar lingüísticamente de forma apropiada, entre compañeros y comprender las instrucciones dadas por el tutor.
  • Desarrollar las competencias social y ciudadana –habilidades para convivir, asertividad, la resolución de conflictos, la empatía–, y emocional –conocer y controlar las emociones y sentimientos, establecer relaciones positivas con los demás: relaciones de ayuda, solidaridad, respeto y capacidad de cooperación grupal y desarrollo moral: acatar normas sociales implícitas–.
  • Desarrollar la cohesión grupal en tres ámbitos de intervención: estructurar de forma cooperativa el aprendizaje en las aulas, utilizar el trabajo en equipo como recurso para enseñar y el trabajo en equipo como recurso que hay que enseñar.

En los juegos utilizamos una metodología participativa basada en los juego cooperativos llevados a cabo por los tutores durante las guardias de patio. La duración de los juegos por grupo fue de una semana –un juego distinto cada día– variando la composición de los grupos. Los juegos se caracterizaban por:

  • Participación-cooperación: todos los miembros del grupo participan, no habiendo nunca eliminados. El objetivo era lograr metas grupales.
  • Comunicación e interacción amistosa y diversión: los juegos estructuran procesos de comunicación intragrupo e implican dialogar, tomar decisiones, negociar, etc. Así como la escucha activa de las instrucciones dadas por los tutores.

La evaluación
Se llevó a cabo un registro por parte del tutor para cada juego y uno de los participantes: de los alumnos –autoevaluación– y de los tutores al final del proceso. En el registro de los juegos se evaluó –del 1 al 10– aspectos tales como:

  • Grado de place-clima de grupo: se observó y evaluó las emociones que los miembros del grupo manifestaban al recibir las instrucciones de los juegos y durante su ejecución y si el clima del grupo era organizado y pacífico.
  • Participación-acatamiento de las reglas: observar si todos los jugadores participaban. Este aspecto junto con el anterior fueron los mejores valorados, logrando el objetivo de la integración de todos niños y valorar si se respetaban mayoritariamente las normas o reglas de los juegos y la dinámica.
  • Comunicación y escucha-interacciones: valorar si era una escucha activa la del grupo y la calidad de la misma, tanto al adulto como entre el grupo, y si las interacciones eran: amistosas, de asociación flexible, con conductas de ayuda, etc.

Entre los elementos y dificultades encontradas, lo más destacable fue la gran acogida y participación por parte de los niños y tutores, y la subvención dada por la Consejería de Educación, que sirvió para poder pagar los incentivos a los niños; y en cuanto a las dificultades, al principio fue el acatamiento de las reglas, pero fueron mejorando en el transcurso de los juegos.

Para finalizar podemos concluir que estimular la actividad lúdica, constructiva, simbólica y cooperativa en la escuela es sinónimo no solo de potenciar el desarrollo infantil, sino también de mejorar la convivencia.

Viviana Alicia Gallardo
CEIP “San Juan de Dios” de Casarrubios del Monte (Toledo)

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