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Un 14,8% dejaría de ser profesor si pudiera por el clima del centro

El 82% de profesores está orgulloso de su trabajo, pero un 24% no se ve reconocido
Martes, 2 de septiembre de 2008
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Autor: Diego FRANCESCH

El primer estudio estatal del Observatorio de la Convivencia adelantó al final del curso pasado algunos de los datos de una encuesta entre más de 6.000 profesores y 23.000 alumnos de 300 centros de toda España salvo Cataluña. Aunque los datos mayoritarios apuntan a una buena percepción de la convivencia en las aulas, persisten porcentajes de entre el 20 y el 30% de alumnos o profesores que no encuentran un clima agradable en sus aulas.

Por ejemplo, un 28,4% de profesores no considera que pueda crear con facilidad un clima agradable de trabajo; y un 24,2 no encuentra reconocimiento suficiente por su labor. Otro 31,4% no se siente un miembro importante del centro. Aunque en porcentajes inferiores, no es despreciable considerar que casi un 15% de los docentes dejaría de trabajar si pudiera y que otro 14,6% querría cambiar de centro.

En el apartado dirigido a detectar al llamado “profesional quemado” los indicadores señalan que un 22% no se siente en disposición de realizar los esfuerzos necesarios para mejorar la convivencia. Casi un 35% no cree que esté influyendo positivamente en las vidas de otras personas. Así mismo, un 23,4% afirma que el trabajo le está desgastando. En menor medida, un 10% está preocupado porque considera que el trabajo le endurece emocionalmente.

La opinión del alumno
Es indudable que la mayoría del alumnado rechaza la violencia si se le pregunta directamente. Pero, ¿qué hace para intervenir en situaciones concretas? Pues aunque la mayoría trata de detenerla, todavía hay un 31% que no lo hace. El 12% cree que debería intervenir y un 14% se muestra indiferente por lo que pasa.

Con respecto a la opinión que los alumnos tienen de la participación del profesor en casos de violencia, sólo un 55% cree que los docentes previenen esos problemas; y sólo en el 54% de los casos se puede contar con ellos. Un 22% considera que los profesores no se enteran; que miran para otro lado (10%) o que no saben impedirlos (19%).

En términos cuantitativos los ejemplos de acoso escolar son reducidos (3,8% de alumnos acosados y 2,4% de acosadores en los dos últimos meses). El estudio considera que un alumno es acosado cuando alguno o algunos de sus compañeros le insultan o ridiculizan, le ignoran intencionadamente excluyéndole del grupo, le amenazan, empujan o pegan, dicen mentiras y difunden rumores para que caiga mal o se burlan haciéndole daño. En esta categoría y con “mucha frecuencia” en los dos últimos meses hay un 1,7% de alumnos.

La ministra Mercedes Cabrera insistió en la prevención de la conductas violentas. “La sociedad al completo debe tener tolerancia cero con los jóvenes acosadores –dijo– porque es el momento en el que aún se pueden corregir futuras conductas antisociales”.

En este sentido, un 84,3% de los alumnos afirma que han recibido formación para mejorar la convivencia y un 47,6% formación específica contra el acoso.

Para los alumnos, las medidas más eficaces contra el acoso son el apoyo de toda la clase al alumno agredido; la Educación en la igualdad y el respeto mutuo; el trabajo cooperativo para que haya más unidad en la clase y el acuerdo entre todos sobre unas normas para acabar con la violencia.

La ministra aseguró que los datos de la encuesta nacional muestran que “la escuela ya está en marcha, se está trabajando para mejorar la convivencia en las aulas y los datos son, por lo general, buenos”. También añadió que “no se puede bajar la guardia porque un solo caso de acoso ofende a la dignidad de todos, porque los colegios e institutos deben ser lugares positivos de convivencia”.

Entre las variables para la percepción del clima de convivencia, la encuesta tiene en cuenta las buenas relaciones dentro de cada colectivo, el sentido de pertenencia al centro entre alumnos y profesores, los índices del síndrome de “profesor quemado”, la buena integración escolar de los alumnos, la capacidad de influencia o autoridad del profesor sobre sus alumnos, la calidad de las relaciones entre docentes y la buena relación con las familias.

Aumento de ciberbullying
Los resultados detallados del estudio se presentarán este otoño, pero los autores ya han adelantado la existencia de fenómenos emergentes como el acoso a través de las nuevas tecnologías (ciberbullying) que afectaría a entre un uno y un 2% de los alumnos que afirman haber sido grabados o sometidos a otras formas de acoso a través de las nuevas tecnologías, como los mensajes amenazantes o insultantes o la difusión de fotos o grabaciones a través de internet.

No obstante, la llamada “disrupción” (molestar o interrumpir la clase) continúa siendo la forma más extendida de entorpecer la convivencia escolar. El 21,6% dice padecerla a menudo o muchas veces. Sólo el 4% de los alumnos reconoce que participa en estas situaciones.

Según los autores del estudio, esta baja incidencia puede deberse a la concentración de este problema en muy pocos alumnos o a que el alumnado tienda a minimizar las consecuencias que determinados comportamientos pueden tener sobre quienes los sufren. Cuando se pregunta al profesorado sobre los obstáculos a la convivencia, la mayoría señala la falta de disciplina en el seno de las familias y su poca implicación. También culpan a la Administración (en casi un 70%) y a que la legislación no permite actuar de manera adecuada.

Sin embargo, la mayor parte de los profesores se considera respetado por las familias (85%) y son muy escasos los que reconocen haber sufrido o haber dispensado un trato ofensivo a alguna familia. Un alto porcentaje también considera que las sanciones no son eficaces desde el punto de vista educativo.

Sentimiento de pertenencia al centro por parte del profesorado (% bastante o muy de acuerdo)

Indicadores del "profesional quemado" o su antítesis (% a menudo o muchas veces)

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