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Lejos de acercarnos a los ODM, las cifras nos alejan

El pasado mes, con motivo del Día Internacional de la Alimentación y de la Erradicación de la Pobreza, Manos Unidas y Save the Children han vuelto a hacerse eco de escalofriantes cifras en las que se contempla que millones de personas viven en condiciones infrahumanas.

Sara Ibañez LopezMartes, 23 de noviembre de 2010
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En el Valle Central de Tarija hay cercados australianos donde se recoge el ganado. (Foto: Manos Unidas)

Con esto datos pretenden hacer un llamamiento a gobiernos y ciudadanos de todo el mundo para que tomen conciencia de esta situación y hagan algo al respecto.

En el 2005, las cifras indicaban que 1.200 millones de personas estaban inmersos en la más absoluta pobreza y 850 millones pasaban hambre. A cinco años de que se cumpla el plazo establecido por los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), esos datos no han ido en detrimento, sino al contrario. Hoy hay 925 millones de hambrientos en el mundo y 1.400 millones de personas que viven con menos de 1,25 dólares al día. Saber que cada seis segundos muere un niño de hambre y que  éste mata a más gente que el SIDA, la malaria y la tuberculosis juntas, no es algo que se pueda obviar. Más aún cuando estas cifras se corresponden con rostros de personas reales inmersas en historias de sufrimiento diario y marginación.

Estos datos, elaborados por la Organización para la Alimentación y la Agricultura y el Programa Mundial de Alimentos ponen de relieve que hambre y pobreza son dos conceptos íntimamente relacionados que se retroalimentan. Por ello, Manos Unidas pide a los gobiernos de los países desarrollados que cumplan sus promesas y pongan en práctica los compromisos adquiridos, interviniendo en agricultura y reformando las reglas de juego del comercio internacional que se han evidenciado injustas.

Asimismo, esta ONG, ha sentenciado que los Objetivos del Milenio sólo se alcanzarán con la firme determinación de gobiernos y ciudadanos, compromisos reales y ayudas eficaces en el marco internacional.

Por otro lado, la organización Save the Children se centra en el análisis del cuarto objetivo de los ocho ODM. Se trata de reducir en dos tercios la tasa de mortalidad infantil a nivel mundial que fijaron para el 2015 las Naciones Unidas.

El problema, dicen, es que las cifras de reducción de la mortalidad son engañosas, en lo que a este asunto se refiere, ya existe una tendencia a abordar “lo más fácil” ya que se ha invertido todo el esfuerzo a ayudar a los niños de las familias con mejor situación económica.

Así, afirman que los ODM se están abordando sin tener en cuenta cuestiones de equidad, cuando la única manera de alcanzar este cuarto objetivo es  que los líderes mundiales, por el contrario, se centren en la igualdad y el acceso universal a la sanidad y otros servicios básicos, dando prioridad a los más pobres.

A pesar de que sí se está consiguiendo un descenso de la mortalidad infantil a nivel global –puesto que de los 68 países  entre los que pretende lograrse este objetivo, 60 ya lo están haciendo–, la reducción en un 28% queda muy lejos del 67% que se necesita para cumplir con el objetivo. Sólo 19 países tienen posibilidades reales de alcanzarlo de cara al año 2015, siendo el África Subsahariana quien más difícil lo tiene, con uno de cada siete niños que muere antes de cumplir los cinco años de edad.

Save the Children, plantea cuatro puntos clave para conseguir progresar de manera equitativa:
• Establecer servicios básicos y sanitarios a nivel global que garanticen la nutrición, el saneamiento, la igualdad de género y la protección social de los niños y niñas.
• Un enfoque universal en la prestación de servicios.
• Realizar un reparto equitativo de los recursos.
• Necesidad de gobiernos transparentes que rindan cuentas ante sus ciudadanos.

Con todo esto, se estará más cerca de cumplir con los ODM.

Un caso boliviano

• El Instituto de Investigación y Capacitación Campesina (IICCA), con el apoyo de Manos Unidas, ha proporcionado soluciones reales con el Proyecto de seguridad alimentaria y desarrollo en 60 comunidades campesinas en Bolivia.
• Cerca de 1.200 familias de la zona del Valle Central de Tarija se han visto involucradas en este programa.
• Se han construido 50 presas de tierra y 20 estanques, se han mejorado 60 lagunas antiguas, se han reforestado 26 hectáreas marginales que se están utilizando para cultivar, junto a otras 50 hectáreas más favoreciendo el consumo y la venta de excedentes.
• Con todo, se ha conseguido frenar la emigración en busca de trabajo porque se ha conseguido aumentar la renta y abaratar las ventas de excedentes, además de mejorar su dieta alimentaria gracias a los nuevos cultivos.

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