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Aprendemos a tener una salud de hierro

La Educación Alimentaria es una de las asignaturas pendientes de nuestra sociedad y, aunque es un tema que adquiere cada vez mayor relevancia, pocos son los recursos pedagógicos existentes en la escuela.
Miércoles, 18 de febrero de 2009
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Objetivos y contenidos
La experiencia desarrollada con los niños de 5 años de 3º A de Infantil, en el Colegio Marista “San José” de León, se ha intentado presentar los alimentos de forma lúdica y divertida, así como inculcarles la importancia que tiene para su salud una buena alimentación y el ejercicio físico.

Los objetivos marcados por áreas son:

Identidad y Autonomía Personal: manifestar los conocimientos elementales y practicar hábitos adecuados de alimentación sana; reconocer la relación entre el cuidado del cuerpo, la alimentación, actividad física y la salud.

Medio Físico y Social: explorar los alimentos a través de los sentidos; conocer los recursos naturales y elaborados que se requieren para satisfacer la necesidad de alimentarse.

Comunicación y Representación: desarrollar la capacidad para usar y ampliar vocabulario, así como la creatividad, la expresión oral, el trabajar en equipo, la conciencia de otras vivencias y la memoria; valorar el uso de la lectura y la escritura como medios para aprender, comunicarse y recordar, y tomar conciencia y responsabilidades del trabajo a preparar.

En cuanto a los contenidos se dividen en:

Conceptos: nutrición, alimentación, hábitos, cuidado del cuerpo y tipos de alimentos.

Procedimientos: investigación y exploración de los tipos de alimentos y su importancia en la dieta, y elaboración en de la pirámide alimenticia.

Actitudes: interés y motivación por una alimentación sana y por la búsqueda de información para elaborar una exposición, así como promover la participación de la familia en la tarea escolar y la aceptación y el respeto por las normas básicas del trabajo.

Metodología
La experiencia se llevó a cabo del 20 de enero al 5 de mayo, con una periodicidad semanal. Previamente, se envió a los padres una circular con las características del taller y se solicitó su consentimiento y colaboración. Se distribuyó la clase en grupos de dos para asignarles unos determinados alimentos, respetando la pirámide.

Con ayuda de la familia debían recoger información y preparar una sencilla exposición sobre lo aprendido con libertad para buscar material. Antes de ella, los padres facilitaban un resumen por escrito de la misma. Después, se colocaba el dibujo en la pirámide de los alimentos para que se fuera formando progresivamente.

El cocinero del colegio y un profesional sanitario ayudaron a dar nuevas perspectivas.

Coral Chamorro
Colegio Marista “San José” de León

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