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Adaptamos la biblioteca escolar a las necesidades de los niños que las usan

En el CPI “Cernadas de Castro” trabajan por la integración en la biblioteca escolar. La lectura en la escuela es un tema que abarca desde el poder legislativo que nos rodea hasta la realidad de las bibliotecas.
Martes, 21 de abril de 2009
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La lectura en la escuela es un tema que abarca desde el poder legislativo que nos rodea hasta la realidad de las bibliotecas. Entre todos se constituye el proceso de lectura, escritura y comprensión, pero los docentes somos quienes creamos un marco de referencia para los alumnos y los padres, por ello está en nuestras manos inculcar el hábito lector.
Las experiencias diarias dejan ver cómo se puede normalizar la situación lectora dentro de un espacio motivador y lleno de actividades.

Parece que se constata la falta de formación de comprensión lectora en los niños. De ello somos culpables todos en mayor o menor medida y creo que habría que fomentar la formación de lectores que enseñen a entender lo que se lee. Todos los centros escolares cuentan con bibliotecas, pero ¿están adaptadas en recursos organizativos, humanos y materiales para dar respuesta a sus alumnos? La variedad alcanza desde los libros en estantes a la total desorganización y al mal funcionamiento, debido muchas veces a la falta de personal específico y a la dejadez.

El primer día que entré en la biblioteca del CPI “Cernadas de Castro” en Lousame, A Coruña, me asusté de la cantidad de libros, incluso obras muy antiguas, que iluminaban las estanterías. Se trataba de un centro de Educación Especial y la pregunta que me hice fue: de todo este material, ¿qué puede usar a diario el alumnado que tenemos? La respuesta fue obvia: se necesitaba un lugar nuevo donde ubicar el espacio de ocio y la biblioteca, reordenar el material y adecuar los libros a las edades –no cronológicas, sino mentales–. Contaba con el apoyo de mis compañeros y de la directora, así que nos pusimos manos a la obra.

Buscamos formación que nos asesorase en cómo organizar la biblioteca y creímos que la persona más formada sería un bibliotecario por su experiencia y sus aptitudes para adaptarse luego a las necesidades y al gusto de los niños. Mientras tanto empezaron las actividades con el alumnado, como talleres de cuentacuentos o de cómic, y con las familias, tratando de que leyesen en casa con el propósito de formar lectores y educar el hábito de leer.
Enseguida se fueron viendo respuestas, pequeños logros que nos hacían trabajar con ahínco al profesorado y tener una biblioteca adaptada a nuestras necesidades.
Tengo muy presente que unos niños tiran de otros para jugar, reír, ir de viaje, comer… ¿Por qué no pasa lo mismo con la lectura? Quizás el lazo puede ser el mismo, con distinto envoltorio.

Pero conviene ser crítico y pensar si en ese espacio público de bibliotecas municipales, hay cabida para todos. ¿Los niños con necesidades específicas de apoyo educativo tienen material adaptado y espacio para acceder a tal sitio público? Pensemos en una silla de ruedas, en un Síndrome de Down o de Angelman.
Recuerdo cuando acudía a la biblioteca escolar a coger los libros para leerlos en mi casa y me pregunto si las cosas han cambiado tanto como nos dicen las leyes y los medios de comunicación. Si la ‘play’, internet o la tele roban esos huecos tan bonitos para leer.

La función de la biblioteca y el libro

• En un Centro de Primaria Integrado donde conviven niños de Educación Infantil, Primaria y Secundaria y la jornada escolar es partida, todo el alumnado come en el centro escolar y la biblioteca funciona a mediodía y en los recreos como punto de ocio. Pero yendo más allá de lo meramente descriptivo, ¿la biblioteca cumple con los parámetros mínimos de ocio o sirve de abrigo al lluvioso y frío invierno? Yo creo que se reduce a ese espacio cubierto con calefacción en el que no llueve.

• Ha surgido la necesidad, de un grupo de profesores de buscar un seminario de fomento de la lectura, en el que todavía estamos trabajando. Entre todos buscamos técnicas para llevar a la práctica diaria nuevas formas de fomentar el gusto por leer, escribir y adquirir ciertas competencias básicas, presentando la lectura y los libros como algo tremendamente atractivo. Seguro que encontraremos la forma de motivar y transmitir lo que de verdad se siente: el placer de leer un libro.

Claudia María Pernas
CPI “Cernadas de Castro” (Lousame, A Coruña)

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