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Un hospital para los libros heridos y en mal estado de la biblioteca del cole

En el CEIP “San José de Calasanz” de Alquerías enseñan a cuidar los libros.

Martes, 24 de noviembre de 2009
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(Foto: CEIP S. J. de Calasanz)

Al comenzar el pasado curso escolar 2008-09, tuve ante mí la posibilidad de hacerme cargo de la biblioteca del centro escolar donde llevo a cabo mi labor docente. Sin dudarlo ni un momento dije que sí, pues soy una enamorada de los libros y de todo lo que esté relacionado con la magia de la lectura. Pero a decir verdad, no sospechaba la ardua tarea que me esperaba tras la puerta de aquella aula convertida en Biblioteca Escola.
Los libros se acumulaban en ella sin ningún orden, había polvo por todas partes, me encontré con numerosas colecciones de libros dirigidas a adultos y que no podrían, de ninguna manera, interesar a los niños de Primaria que cursaban estudios en el colegio. La biblioteca de mi centro había estado un poco abandonada durante muchos años y sobre mí recaía el desafío de darle una nueva vida.

Remodelación
Lo primero que hice fue empezar a organizar los libros y los espacios, creando un rincón de Inglés, otro de Infantil –con una alfombra y su propia mesa adaptada a la medida de sus visitantes–, un rincón para los libros dirigidos al profesorado y un espacio para cada ciclo de Primaria, con su código particular –gomets de diversos colores para facilitar su identificación–.
Después, el centro dotó a la biblioteca de un lector de códigos para facilitar el almacenamiento en la base del programa Abyss –proporcionado por la Consejería de Educación de la Región de Murcia– de todas las obras de que disponíamos.
Más tarde, llegó la impresora para poder imprimir las etiquetas que en un futuro llevarán todos nuestros libros, cuando hayamos terminado el largo proceso de informatizar nuestra biblioteca.
Así que, tras unas semanas que fueron algo así como una mudanza, por el trasiego de idas y venidas de cajas de libros, de elaborar y colgar carteles y de cambiar muebles de sitio, la biblioteca de nuestro colegio estuvo lista para ser
inaugurada.

Creando una mascota
Eso sí, la biblioteca necesitaba unas normas y una mascota, así que se organizó un concurso de dibujos de posibles mascotas de la biblioteca para cada ciclo, en el que participaron los alumnos y alumnas de todo el centro, desde infantil hasta 6º de Primaria, para elegir al personaje que decoraría la entrada a la biblioteca. Los ganadores de cada ciclo reprodujeron el dibujo de su mascota en tamaño DIN A3, y dichos dibujos estuvieron expuestos en la entrada de la biblioteca durante todo el curso escolar.
Elaboramos asimismo unos marcapáginas en los que los alumnos podían consultar tanto las normas como los horarios de visita y préstamo de la biblioteca, así como las condiciones de los mismos.

Hospital de libros
Pero a lo largo de este proceso de revitalización de la biblioteca de nuestro cole, me di cuenta de que había un gran número de libros en mal estado que no me atrevía a tirar, pero que tampoco tenía tiempo de restaurar como se merecían. Y, como buena amante de libros y de antigüedades que soy, decidí crear un equipo de enfermería que me ayudara a reparar aquellas páginas, tapas y lomos de libros destartalados que pululaban por las estanterías sin saber qué iba a ser de ellos. Expuse mi idea en las clases de segundo y tercer ciclo de Primaria –que me parecieron los más adecuados para esta tarea– y los alumnos voluntarios, mayoritariamente chicas, se organizaron dividiéndose en dos grupos de ayuda.
Creamos entonces, el Hospital de Libros, con la inestimable colaboración de mis alumnas de 4º, 5º y 6º de Primaria, que acudirían a la biblioteca dos recreos por semana.
Allí, ataviadas con sus cofias hechas a mano y que posteriormente fueron plastificadas, se dedicaban a diagnosticar los problemas de los libros –dibujos y/o letras imperceptibles o ilegibles, tapas deterioradas, lomos con títulos que no se podían leer, páginas rotas o despegadas del resto del libro, etc.–.
Armadas de toda su imaginación, de mucho amor a los libros y de todas las pinturas, papel de celofán, cartulinas y rotuladores que pudimos encontrar en la sala de materiales de nuestro colegio, el equipo de enfermeras de los libros ayudó a dar una segunda oportunidad no sólo a los libros estropeados de nuestra biblioteca, sino al resto de alumnos de nuestro centro, que tendrán la oportunidad de disfrutar de ellos, algo que no habrían podido hacer sin nuestro equipo del Hospital de Libros y que también forma parte del programa de Fomento de la Lectura.

Un centro con didáctica innovadora

• El Centro Público de Infantil y Primaria “San José de Calasanz” de Alquerías (Murcia) es un colegio que desarrolla nuevas dinámicas de aprendizaje-enseñanza. No sólo han concienciado a los alumnos de Primaria sobre la importancia de tratar bien a las obras de la biblioteca del centro –evitando así que se deterioren rápidamente los libros–, sino que también son innovadores a la hora de impartir clase. Una prueba de ello es que Sonia Crespo, profesora de Inglés en el centro, trata de mejorar la fonética en la asignatura gracias a los reproductores Mp3 que la gran mayoría de los alumnos tiene. Para ello, esta docente –tras observar la buena acogida que había tenido la propuesta entre los estudiantes– les pidió que confeccionaran de manera individual una lista con todas aquellas palabras y expresiones –tanto de las unidades estudiadas hasta el momento como de cursos pasados– en las que encontraran dificultades de pronunciación. Una vez hecho esto los alumnos y alumnas entregaron dichas listas a la profesora, quien se encargó de pasarlas a un archivo de Word –organizado por unidades didácticas– asignando a cada palabra una numeración. A continuación fotocopiaron dicho documento de texto para entregar una copia a cada alumno. Después, la docente grabo en Mp3 la pronunciación inglesa de cada palabra copiando los archivo de sonido en el portátil del centro para que los alumnos se los descargaran. Tras esta experiencia la profesora observó que la pronunciación de sus alumnos había mejorado.

 

Sonia Crespo Carrillo
CEIP “San José de Calasanz” de Alquerías (Murcia).

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