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El IES que creó su propio manual de convivencia

Delhuyando por los demás es un manual fruto del trabajo coordinado de un grupo de profesores y alumnos del IES “Hermanos D’Elhuyar” de Logroño que trata de potenciar un ambiente de convivencia escolar adecuado, en el que la clave es ayudarse unos a otros.

Martes, 14 de febrero de 2012
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Llevábamos dos años trabajando en el instituto con mecanismos alternativos a los usados tradicionalmente para la resolución de conflictos. Hemos incluido en cada una de las aulas de la ESO dos figuras: el alumno ayuda y el alumno tutor. El principal objetivo del alumno ayuda es, como su nombre indica, ayudar a compañeros que tienen algún problema o dificultad, tales como ser víctimas de la marginación, el aislamiento, los insultos… Por otro lado, el alumno tutor acompaña a estudiantes que, de forma puntual, necesitasan del apoyo de compañeros al ser nuevos en el centro, tener alguna necesidad educativa, no conocer adecuadamente su funcionamiento o el idioma.
Además, en el curso escolar 2008-09 apuntalamos nuestro objetivo de formar personas que sepan convivir formando a todos los alumnos de 1º, 2º y 3º de la ESO a través de un programa de Educación emocional. Dotar a los alumnos de competencias emocionales les ha permitido comenzar un proceso de formación integral que les facilite afrontar los retos que les plantea la vida cotidiana, a fin de aumentar su bienestar personal y social.
Para poder conseguir todo esto, vimos la necesidad de dar un paso más y dotar al centro de un Manual para alumnos ayuda, que diese entidad y unidad a los programas que habíamos puesto en marcha en el centro. Se pretendía con todo ello unificar criterios que permitiesen a alumnos y profesores tener un material común que facilitara la armonización de pautas de actuación, tanto en actividades a desarrollar como en formación, así como la documentación y responsabilidades de los alumnos ayuda y alumnos tutores. Es en este contexto donde ha nacido Delhuyando por los demás, como un recurso de participación y creación de una red de apoyo social.
Para desarrollar este manual necesitábamos tener muy claro cómo íbamos a trabajar y qué es lo que queríamos conseguir, porque queríamos evitar a toda costa realizar un manual teórico de texto que los alumnos rechazasen al verlo. Por todo ello, las principales estrategias pedagógicas que nos guiaron a lo largo del proyecto para alcanzar los objetivos propuestos fueron las siguientes:
-Trabajo en equipo: teníamos claro que si realmente queríamos llegar a todo el centro y que el proyecto tuviese la mayor aceptación posible, teníamos que contar con la participación del mayor número de profesores y alumnos.
-Integración e interiorización de la guía en la dinámica propia del centro. Queríamos que fuese algo nuestro, que se convirtiese en la guía de nuestro centro. Por este motivo, a la hora de buscar el nombre que la identificase, elegimos algo realmente propio y creímos que nada mejor que basarnos en el nombre del instituto para buscar un lema, un grito de acción: Delhuyando por los demás. Fue tal el éxito del nombre que ahora mismo todas las acciones que se realizan en el centro relacionadas con la ayuda a los demás, llevan siempre esta identidad.
-Aplicabilidad de los materiales: teníamos claro que, principalmente, la guía iba a ir dirigida a alumnos que quisieran ayudar a otros, por lo que teníamos que alejarnos de la idea de recrear un manual teórico, en el que los profesores nos sintiéramos cómodos, pero que los alumnos viesen como un libro más. Por ello, en todas las reuniones con el equipo de docentes, la principal indicación que se daba era que buscasen y realizasen un material que, si bien tenía que tener los elementos teóricos necesarios para que los alumnos entendiesen el porqué actuábamos de una determinada manera, fuese lo más sencillo posible. Así, siempre tratábamos de ir al grano, empleando un lenguaje que fuera sencillo de entender.
-Visualidad de la guía: el equipo docente tenía una gran experiencia en trabajar con adolescentes y sabían que siempre que se abre un material, el primer vistazo va hacia las imágenes. Por tanto, queríamos conseguir que, a través de ellas, pudiésemos recordar la teoría –ya se sabe que una imagen vale más que mil palabras– y que, a su vez, llenase de color y alegría el manual. Así, una vez que teníamos claro aquellos elementos que queríamos resaltar, se los trasmitimos a los alumnos de una clase de la ESO, que estuvieron trabajando en ellos para poder plasmar nuestras ideas en imágenes. A partir de aquí, nos pusimos a trabajar y dividimos la guía en los capítulos que iba a tener definitivamente. Nuestra idea era que no fuese muy grande –máximo 36 páginas en formato A5– para que se pudiese utilizar de forma adecuada.
Cuando supimos lo que queríamos hacer, nos dividimos las tareas, que íbamos poniendo en común en reuniones de trabajo.

Fermín Izquierdo
IES “Hermanos D’Elhuyar” de Logroño

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