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Así es un alumno de gestión hostelera

Al pensar en estudios de hostelería en España muchos visualizan las distintas titulaciones de Formación Profesional relacionadas con cocineros, camareros, reposteros...

Estrella MartínezMartes, 30 de octubre de 2012
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Pocos piensan en una formación dirigida a la gestión hostelera, que es, precisamente, el campo en el que trabaja la Escuela Internacional de Turismo y Hostelería Vatel –ubicada en Madrid–. Con la diplomatura en Dirección Hostelera y el MBA en Management del Turismo Especialidad Hostelería –título propio que cuenta también con reconocimiento de la Universidad Complutense–, este centro privado forma “profesionales para la gestión de áreas operacionales en el sector hotelero. Por ejemplo, el director del área de alimentación y bebidas dentro de un hotel o el director del área de recepción”, explica Elena García Ramos, reponsable académica de Vatel España. En su opinón, hasta ahora no se ha valorado mucho “que se necesitan buenos profesionales para gestionar los establecimientos hosteleros”. La responsable académica apunta que no era raro pensar que un camarero que tuviera unos cuantos años de experiencia podía ser jefe de restauración, “pero eso no es así porque además de la experiencia necesitas otras habilidades”.
Para suplir esta carencia, los alumnos de Vatel trabajan asignaturas técnicas centradas en restauración, nutrición o seguridad e higiene, y otras más relacionadas con el tema de la gestión entre las que se encuentra el marketing, el derecho hotelero o la macroeconomía. Todo ello se completa con el cocepto internacional que acompaña al nombre del centro. Hace más de 25 años nació Vatel en Francia –en España se puso en marcha en 2009– y ahora está presente en 19 países, desde China a Estados Unidos. Pero la internacionalidad no sólo viene dada por esta presencia, sino también por la formación que se ofrece.
“Además de las materias técnicas y de gestión los alumnos estudian inglés y francés para que su trabajo lo puedan realizar en cualquier país del mundo”, explica Elena. Esta proyección, unida a la fama que precede a la firma Vatel a nivel mundial, ayuda a que la Escuela española sea una mezcla de alumnos procedentes de distintos países. A los nacionales se unen estudiantes de China, Marruecos, Francia, Israel, Venezuela… Hasta conformar el centenar de estudiantes que reciben sus clases en el centro.
A la multiculturalidad se une la formación práctica. “Durante los tres años que ocupan los estudios de la diplomatura casi el 50% de las horas se pasan en prácticas”, apunta Elena. El primer año se hacen en España, el segundo en el extranjero y en el tercero se puede elegir entre hacerlas aquí o fuera. Este programa de prácticas a nivel internacional tiene un gran éxito, así Vatel presume de tener un 90% de empleabilidad en todo el mundo. Dada la juventud de la Escuela en España aquí todavía no existen datos, pero la responsable académica pone de ejemplo que hay alumnos que han sido contratados en los hoteles donde han hecho prácticas.

Espíritu vateliano
Sin embargo, si hay algo que define especialmente a esta Escuela son palabras como disciplina, ética, liderazgo, saber estar. Vatel prepara a sus alumnos para que formen parte de la élite de la hostelería, un lugar en el que la imagen es fundamental.
Philippe Gandet, director general de Vatel España, pone como ejemplo el hecho de que los alumnos vistan uniforme. En su opinión, la presencia es fundamental. Y es que no hay que olvidar el hecho de que se preparan para trabajar en el sector servcios, “que no de servilismo”, recuerda Elena.
Este saber estar conforma lo que puede denominarse espíritu vateliano, “que a un alumno de Vatel se le reconozca por esto además de por su conocimiento, que tenga un sello”, añade la responsable. De esta manera los interesados en ingresar en la escuela –tienen también becas–, tienen que pasar una prueba –además de haber aprobado el Bachillerato– donde ven si hay germen de ese espíritu: “personas joviales, que saben lo que quieren, que les gusta esta profesión, que tengan inquietudes”, apunta Elena. De mantener vivo este espíritu se encargan también los propios alumnos. La Escuela ofrece un programa de tutorización por el que los estudiantes de 2º se encargan de manera voluntaria de los de 1º para ayudar a integrarlos tanto en el centro como en la ciudad –no hay que olvidar que muchos son de fuera–.
Y si ser vateliano es importante para los alumnos, también lo es para los padres, por lo que la Escuela trabaja constantemente para que sean partícipes de la formación de sus hijos, así como de este sello.

Experiencia práctica en la Bodegas Martúe para familiarizarse con el vino
Dentro de la formación que reciben los alumnos vatelianos está la realización de distintas actividades que sirven para complementar lo aprendido en clase. Los alumnos de 1º de la diplomatura visitan distintos hoteles para conocer su manera de trabajar. Los de 2º visitan bodegas o hacen catas de vino y aceite. En 3º, sin emargo, son los estudiantes quienes reciben la visita de los profesionales que trabjan en los hoteles. Presentan su rutina laboral y entrevistan a los alumnos. “Esto es de mucha utilidad porque los estudiantes se enfrentan a entrevistas laborales reales, mientras que a los hoteles les sirve para seleccionar a los que harán prácticas con ellos”, explica la responsable académica Elana García.
MAGISTERIO tuvo la ocasión de acompañar a los alumnos y profesores de la Escuela en la visita a las Bodegas Martúe. Allí los estudiantes se familiarizaron con el trabajo de campo con las cepas, con el proceso de fermentación de las uvas, con las barricas –lugar de crianza del vino–, con el embotellado del caldo resultante y con su posterior etiquetado, paso previo a la salida al mercado.

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