fbpx

España: Un calendario escolar diferente al de la mayoría

Pocas cosas suscitan tanto interés simultáneo de la población cada mes de septiembre como el calendario escolar. La longitud de las vacaciones navideñas (inabarcables para muchas familias), el baile de la Semana Santa (que condiciona la programación académica), y cómo caen esos ansiados respiros de la Hispanidad, la Constitución y el 1º de Mayo dan mucho que hablar; pero más aún si lo comparamos con el calendario escolar de otros países europeos.
Paloma Díaz SoteroMartes, 22 de septiembre de 2015
0

España se caracteriza por tener periodos lectivos largos, de tres meses, y por pocos y también largos descansos. La Navidad dura entre 16 y 18 días, y la Semana Santa, unos 10. Pocos Estados alargan las navidades hasta Reyes, por ejemplo.

En cambio, no tenemos “vacaciones de otoño” ni de Carnaval, tradición en gran parte de los países europeos, acostumbrados a descansar al menos una semana en octubre o noviembre, y alrededor de otra en febrero.

A los colegios españoles, febrero les suele dejar un festivo, aunque comunidades como Andalucía y Galicia descansan cuatro y cinco días respectivamente este curso.

En otoño, nos conformamos con el Pilar y con el puente de la Constitución.

Fecha de inicio de curso
También se encuentran diferencias en el inicio del curso. La mayoría de Estados lo hace el 1 de septiembre. España se retrasa al 8 o el 10 en Primaria (Extremadura y Cataluña hasta el 14) y hasta el 14 o 15 en Secundaria.

En el resto de Europa, sólo Portugal y Luxemburgo mantienen su inicio de curso en el ecuador de septiembre.

El comienzo a mediados de agosto es solo característico de países nórdicos como Islandia, Finlandia, Noruega y Dinamarca, y de algunos länder alemanes.

Respecto al número de descansos a lo largo del curso, destaca el modelo de nuestros vecinos franceses, cuyo calendario consta de cinco periodos lectivos de siete semanas cada uno, sucedidos de periodos vacacionales de dos semanas, salvo el de verano, que dura ocho semanas y que sería impensable en el Mediterráneo, con 40 grados en junio y julio.

Como apunta Nicolás Fernández Guisado, de ANPE, nuestras clases están “muy condicionadas por el clima y por las tradiciones religiosas”. Nada que no hagan otros países, en los que las vacaciones de invierno están vinculadas a la tradicional práctica del esquí. En muchos casos, las vacaciones de primavera también vienen marcadas por la Pascua, aunque pocas oscilan tanto como las españolas.
“Aquí las vacaciones de Semana Santa tienen más que ver con las cofradías y los hosteleros que con las necesidades pedagógicas”, apunta Francisco García Cruz, secretario de Enseñanza Pública no universitaria de CCOO. En su opinión, “hay que valorar más los aspectos pedagógicos de los tiempos escolares” y dejar más libertad a la comunidad educativa de cada región a la hora de fijarlos porque, por ejemplo, no es lo mismo el clima en Andalucía que en Asturias.

Tradiciones de los países
La realidad es que los tiempos escolares son herederos de las tradiciones, pero la cuestión es si la sociedad los puede cambiar.

El presidente del Consejo Escolar del Estado, Francisco López Rupérez apunta: “En España los tiempos escolares no han sido objeto de estudios ni de experiencias piloto por parte de las Administraciones educativas; es una cuestión a la que aquí no se la presta ninguna atención, así que no disponemos de evidencia empírica suficiente en la que basar las opiniones. No obstante, el equilibrio y la sensatez son buenos aliados siempre, también a la hora de opinar sobre estas cuestiones”.

En opinión del profesor e investigador Ildefonso Méndez, nuestro calendario escolar es herederade la tradición ya sobrepasada de que las mujeres no trabajaran, como en otros países mediterráneos. Tanto la jornada partida como las largas vacaciones en verano o Navidad fueron bien acomodadas en unas familias en las que un miembro de la unidad familiar siempre estaba disponible para quedarse con los niños, hacerles la comida, llevarlos al médico e ir a hacer la compra. Esa situación ha cambiado, pero la organización del tiempo escolar no.
“Pasar de un modelo en el que hay un proveedor de servicios de bienestar para la unidad familiar permanentemente disponible a uno en el que los dos miembros de la pareja trabajan es un cambio en la esencia del modelo”, señala Méndez. “La respuesta que hemos dado en España hasta el momento ha sido por parte de la familia. Se ha buscado un proveedor permanente alternativo, normalmente la abuela o los abuelos, que se han hecho cargo de las tareas que ahora la madre no puede atender. Sin embargo, esa solución es un parche, porque pronto las abuelas estarán trabajando también o jubiladas tras una vida laboral, y no estarán disponibles para solucionar los problemas que los viejos horarios causan a las nuevas familias”. “La única solución –afirma –es un nuevo horario que no presuma que hay alguien en casa”.

Buena organización
Desde la escuela, Carmen Guaita, maestra del CEIP “San Miguel” de Madrid y autora de varios ensayos de Educación como Cronos va a mi clase, valora satisfactoriamente la organización del curso escolar español: “Los periodos de tres meses de curso permiten profundizar en los programas y los periodos de descanso intermedios no son excesivamente largos, los niños no pierden el hilo del curso y, en líneas generales, coinciden con los periodos de vacaciones de su familia”.

Por último, cabe recordar que España tiene menos días lectivos (175) que la media europea (182) y la de la OCDE (185), aunque tenemos más horas lectivas en total. 

0
Comentarios